Don Don Siegel, allá por los 50, firmaría la que es hoy día una de las obras más explotadas en esto de la ciencia ficción. Sus aspiraciones, me figuro, distaban mucho de añorar la trascendencia, como se deriva de la ficha de esta "La invasión de los ladrones de cuerpos", título que luce orgulloso junto a la etiqueta de "serie B". Y yo me pregunto: ¿serie B? ¿Dónde? Quizá no sean más que prejuicios de uno pero tenía entendido que la serie B se caracterizaba por su cutrez y cachondeo, por su dejadez pretendida; y aquí, la verdad, no veo nada de eso.

De hecho, el guión, la fotografía y la dirección se comen con patatas a prácticamente cualquier competidor que se ponga por delante. Y es que esta obra para nada desfasada rebosa estilazo y clase por todos sus poros y forúnculos, por referenciar de alguna manera a su temática. Lo único que se me antoja algo tonto son las habichuelas gigantes de peso pluma en que nos visitan nuestros "yos" descerebrados. Pero viene justificado por el género, vaya. No todo iba a ser tan corriente, en términos de credibilidad.

Al margen de eso, me gusta mucho la transición que hace Siegel del terror, vamos a llamarlo ambiental, pues se presiente en la fantástica atmósfera en blanco y negro, y la ciencia ficción más alocada de los "correquetepillo", eso sí, bien filmados y acompañados siempre de una banda sonora muy notable y unas actuaciones a la par.

Por último, la cinta no se ha llevado el 8 por lo cogido con pinzas de la invasión y las pocas respuestas y detallitos que quedan sin explicar*. En cualquier caso, una vez haya visto los remakes quizá me replantee la nota para bien, pues, sin lugar a dudas, esta obra hay que verla y se me antoja muy muy disfrutable, épocas aparte.