Cuando la vida no tiene valor, la muerte tiene entonces su precio, por unos pocos dólares más, bajo una música copiada a día de hoy y unas miradas incomparables, se desata el miedo en la sociedad, la deficiencia de ley hace que los bandidos pongan ceros en sus propios "wanted" y con ello llegan los cazarrecompensas, todos son personajes a los que se va a llevar el diablo, pero no quita que este cineasta que "bebe" del mejor cine oriental los convierta en héroes, son personas que se juegan el pellejo por el oro, por la leyenda.

Sólo con las presentaciones ya se podría dar una magistral lección, luego mantiene el ambiente con una narración que propone el desafío, escenas salvajes con dulces melodías, atracos de adrenalina y estrategías calculadas, competencia a tres bandas por el poder... el mejor western de la historia, una gran herencia que me ha dejado mi padre, una película para ver una y otra vez cuando se quiere regresar a aquella época en la que las cartucheras las tenía un niño con muchas ilusiones, al tiempo que cada vez que se quiera ver gran cine, un estilo que trae de cabeza a numerosos creadores contemporáneos que lo homenajean una y otra vez, una forma de aplaudir el aporte de esta trilogía al cine.