Dura película la que nos ofrece el interesante director francés, Pascal Laugier. A servidora una de las cosas que más repugnancia le da son las malditas sectas, conjunto de chiflados que se dejan gobernar como borregos por otro ser aún más chiflado, si es posible, que ellos, que se dedican a hacer el mal a los demás por el simple hecho de seguir una doctrina o lo que quiera que sea lo que gente como ésa siga. De éso trata esta película, una de las que dejan con mal cuerpo mucho después de haberla visto, una que te hace sufrir como sus personajes sufren en la pantalla, una película, en fin, no apta para todos los gustos ni estómagos pero que está francamente bien. Su mejor baza es la extraordinaria actuación de sus dos jóvenes protagonistas, una exótica Mylène Jampanoï, actriz de padre chino y madre francesa, y la marroquí nacida en Casablanca, Morjana Alaoui, dos enormes actrices con un brillante porvenir por delante en el mundo del cine. Ellas dan sentido a todo el film, ellas lo ensalzan y por ellas merece la pena. Cierto que la película es sangrienta y violenta pero hay que intentar mirar un poco más allá de todo éso, no es violencia gratuita, es la sed de venganza de una joven por los abusos sufridos en su infancia por un atajo de locos que llevan vidas totalmente normales y de los que la sociedad no podría dudar de su integridad ni un momento. Bravo por Laugier, ya estoy poniendo manos a la obra para hacerme con su debut en el cine, "El internado".