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Voto de Antonio Morales:
8
Drama Andrew Manson, un joven médico que consigue su primer empleo en una población minera de Gales, se entrega al cuidado de trabajadores enfermos y gentes oprimidas. Las circunstancias, sin embargo, acabarán poniendo a prueba sus principios morales. (FILMAFFINITY)
11 de abril de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
A lo largo de su obra, King Vidor ha mostrado siempre la cara y la cruz de una misma moneda, el anverso y el reverso de la sociedad reflejada. Partidario absoluto del cambio social y del progreso, no escondió jamás en sus películas los aspectos más sucios de éste, como tampoco su simpatía hacia el primitivismo, hacia el tratamiento épico del luchador solitario, de ahí que, en su cine, abunden los personajes de férrea voluntad que, con un sentido indómito e incansable, tratan de imponer su visión de las cosas, encontrándose en todos los casos con la oposición de una sociedad cargada de prejuicios como: el arquitecto (Gary Cooper) de “El manantial”, el vaquero (Kirk Douglas) que luchaba contra las alambradas en “La pradera sin ley”o como el Dr. Manson que nos ocupa con su “Esperanza en la mirada y arrojo en el corazón” según le recuerda su amigo Danny.

“La ciudadela” narra la vida del doctor Andrew Manson, un personaje no carente de atractivos, en su tránsito de médico rural a médico de la aristocracia londinense, a partir de una novela de A. J. Cronin. Pero entre una y otra ocupación media un itinerario, en el que confluyen tal cantidad de situaciones y personajes” vidorianos” que hacen del film uno de los más típicos de su autor. Es quizá por ello que sus personajes son frecuentemente idealistas enfrentados a una sociedad hedonista y acomodada. Y “La ciudadela” se centra absolutamente en ello: el Dr. Manson (Robert Donat) es un médico joven e idealista que, ejerciendo primero en un pueblo y después en una cuenca minera, investiga las enfermedades que afectan a las capas sociales más oprimidas – aldeanos y mineros – es por ello que quiere montar su propio laboratorio, aún a costa de ganarse la enemistad de sus colegas acomodados en las costumbres.

Su honestidad le lleva a dimitir de su labor, cuando investiga una enfermedad tan terrible como la silicosis, ante el boicot de unos pacientes brutos e irracionales, y otros colegas adocenados, abandonando Escocia para instalarse en Londres con su abnegada esposa (Rosalind Russell) una humilde maestra que conoció en el pueblo. Encontrando a un compañero de estudios (Rex Harrison) que le introduce como médico de la alta sociedad, donde la nobleza de Manson se irá deteriorando progresivamente olvidando sus ideales, atendiendo a los caprichos y manías de señoras acaudaladas, sólo preocupado en acumular lujo y dinero. Pero el encuentro con un viejo amigo, Danny médico de fatigas (Ralph Richardson), producirá en nuestro héroe una catarsis moral con su emocionante discurso ante un tribunal médico. Es en el fondo, una de esas películas que cuando terminas de verla te sientes enormemente influido por lo que has visto, nadie como Vidor supo retratar las debilidades humanas.
Antonio Morales
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