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Voto de Antonio Morales:
6
Comedia. Romance Octavio Saldaña, un hombre joven y soñador, está empleado en las oficinas de la empresa Manufacturas Sánchez-Rey. Como premio a su trabajo, el señor Rey le invita a pasar unos días en un balneario. Allí, conoce a Lelly, hija de un fabricante de paños, y decide hacerse pasar ante ella por un millonario. (FILMAFFINITY)
29 de septiembre de 2015
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una entrañable fábula moral disfrazada de comedia de enredo con el aroma del cine de Frank Capra, que habla de las diferencias de clase como barrera para el amor y la felicidad, la posibilidad del ascenso social como una parábola esperanzadora. La tentación de la impostura que lleva al protagonista a sumergirse en un sueño idílico donde prima la opulencia y el hedonismo. Hasta que aparece esa madre (una magistral Camino Garrigó), abnegada y protectora que le despierta del sueño dorado, la que le devuelve a su vida real, una madre que es la de todos nosotros, la que se desvela por llevarte el bocadillo al trabajo, la que se esmera en hacerte tus platos favoritos, la que nunca se avergonzará de su hijo. Efectivamente es una mujer de “Museo” por su humildad y nobleza, no en tono peyorativo, como proclama uno de los necios y mezquinos jovenzuelos ricos del balneario.

La obra de Wenceslao Fernández Flórez, con su escéptica ironía rozando la acidez, ha propiciado muchas adaptaciones cinematográficas, como “El malvado Carabel” de Edgar Neville, otra versión de Fernán Gómez, “El destino se disculpa” de Sáenz de Heredia o “El bosque animado” de José Luis Cuerda. Esta versión de su corta novela homónima me ha parecido una de las mejores películas del prolífico Rafael Gil, en la que podemos encontrar algunas gotas de crítica social y ambigüedad soterrada que se filtran a través de sus fotogramas en esta tierna comedia sentimental, por supuesto, dentro de una obra afín al ideario que el régimen franquista quería mostrar a través del cine, no olvidemos que estábamos en 1943.

El protagonista es un gris oficinista, Octavio Saldaña (Antonio Casal) al que el azar brinda la oportunidad de vivir una nueva experiencia, que le sacará de su triste existencia. Su jefe (Juan Espantaleon) le regala una estancia de vacaciones en in lujoso balneario, y para impresionar a la bella hija de un industrial (Isabel de Pomés), se hace pasar por millonario consciente de que ambos representan una clase social antagónica. De paso ayudará a resolver una trama con unos clientes de su empresa que provienen de Turolandia, una ficticia república democrática corrupta y depravada como mandaban las directrices del régimen dictatorial patrio. Eso de la democracia sólo traía conflictos y males mayores.
Antonio Morales
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