El edificio Dakota en Nueva York, es famoso por sus ricos moradores, entre ellos John Lennon y Yoko Ono su viuda, pues fue asesinado a las puertas del mismo edificio la mañana del 8/12/1980 por un demente cuyo nombre no merece figurar en esta crítica. Dicho edificio, sito en la esquina de la calle 72 Oeste con Central Park, sirvió con el nombre de Brandford a Roman Polanki para filmar este perturbador y magistral film. A él se trasladan Guy y Rosmary Woodhouse (John Cassavetes y Mia Farrow), una joven pareja de recién casados, a pesar de la oposición de Huch, uno de los amigos de Rosemary, debido a que es un viejo edificio en el que vivieron conocidos brujos. Guy es un actor sin suerte, pero tras el traslado su vida ha empezado a cambiar, le han ofrecido un gran papel, gracias a la ceguera inoportuna del actor titular y Rosemary está embarazada, la alegría pues, parece completa en casa de los Woodhouse. Por otro lado, han conocido a unos extraños vecinos, los Castevet, que se desvelan por los cuidados de la joven embarazada, incluso le han regalado un extraño amuleto con olor a Raíz de Tannis.

Polanski escribió el guión adaptando por primera vez una novela al cine, el “best seller” de Ira Lewin “Rosemary´s Baby”. Quería adaptar lo más fielmente posible el espíritu y la atmósfera del libro, todos los personajes, elementos, objetos y localizaciones. El tema de la soledad en la gran urbe, la de Rosemary en su apartamento, los ruidos y voces de los pisos contiguos, una vez más la sociedad es hostil con el individuo y lo maneja intentándolo destruir. En el país considerado modelo del capitalismo y defensor de la individualidad, las trampas sociales se imponen, las sectas tienen un poder asombroso. Rosemary duda de sus vecinos, su ginecólogo y hasta de su marido.

Polanski mantiene la incertidumbre y la ambigüedad opresiva hasta bien avanzado el film, entre la neurosis de una joven tímida y algo infantil que vive una pesadilla o la verdadera existencia de un complot satánico. Imponente y terrorífico de verdad, el horror siempre sugerido en las miradas, todo converge hacia lo escabroso e inquietante en este clásico del terror psicológico. El polaco errante narra con fluidez dentro de su estilo absorbente y angustioso, es un virtuoso utilizando los “travelings” circulares, las panorámicas e insertos. A destacar la inolvidable melodía de acompañamiento de Krzystof Komeda, el músico preferido de Polanski, fallecido pocas semanas más tarde, con esa nana dulce y evocadora que abre y cierra el film. Siempre permanecerá en mi lista de terrores favoritos.

Como curiosidad anecdótica, comentar que el papel de Guy fue rechazado por Robert Redford y Warren Beatty. En cuanto a la espléndida y maravillosa Mía Farrow al aceptar este papel enfureció notablemente al entonces su marido Frank Sinatra. Si esta película la pudo hacer Polanski, fue gracias a Bob Evans vicepresidente de la Paramount que le ofreció la dirección después de ver “Repulsión”, otra obra maestra del terror psicológico. Tras acabarla Polanski perdió a su esposa Sharon Tate embarazada y apuñalada violentamente. Clasificada X en principio y repudiada por la Iglesia Católica, con el tiempo se ha convertido en leyenda maléfica por la maldición que arrastra.