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Voto de Antonio Morales:
7
Drama Tony Montana es un emigrante cubano frío e implacable que se instala en Miami con el propósito de convertirse en un gángster importante, y poder así ganar dinero y posición. Con la colaboración de su amigo Manny Rivera inicia una fulgurante carrera delictiva, como traficante de cocaína, con el objetivo de acceder a la cúpula de una organización de narcos. (FILMAFFINITY)
5 de mayo de 2015
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un remake de "Scarface" trasladado a los años 80, un extrapolación estética lógica a la recreación del lugar, el Miami de esa época, una superproducción visualmente brillante, aunque conceptualmente muy discutible, pues me parece un tanto maniquea. Brian De Palma es un cineasta tan brillante como controvertido, un artista de la imagen para unos, entre los que me encuentro, un realizador efectista y manipulador para otros, no es mi caso. Se le ha acusado a veces con motivo, en otras injustificadamente de exhibicionismo técnico, de volátil liturgia estética, de exacerbar su gramática visual para recubrir cierta trivialidad temática. Lo esencial reside, en mi opinión, en que se adecúen al trazado narrativo de la historia, que no sean simples chispazos del genio. Anoche en un canal temático volví a ver el film, tras muchos años transcurridos, aunque la memoria suele jugar malas pasadas, creo que se mantiene bien, gracias también al guión de Oliver Stone, el libreto está a la altura del brío narrativo.

En este remake de la vieja película de Howard Hawks, al que el cineasta le dedica el film, rindiéndole tributo, así como al guionista Ben Hecht, se narra la vida de Tony Montana (un Al Pacino, un tanto histriónico), uno de los 125.000 cubanos expulsados de la isla por Fidel Castro en 1980 (conocidos popularmente como “marielitos”, a consecuencia de haber embarcado en el puerto cubano de Mariel). El film que comienza precisamente con unas imágenes documentales del obligado exilio, muestra al dictador comunista Castro pronunciando unas palabras significativas: “La Revolución no los necesita”. De esta forma, Castro le metió un gol al estúpido de Carter, mandándole, no sólo disidentes políticos sino que aprovechó para limpiar sus cloacas de delincuentes indeseables.

Si Cuba durante el régimen de Batista fue un prostíbulo yanqui, Miami se convierte aquí en una réplica cubana de esa situación anterior. La ciudad, que será definida en un momento del film como “un enorme coño esperando que lo jodan” es otro burdel de lujo controlado por los cubanos anticastristas, donde conviven los millonarios con los asesinos a sueldo, los traficantes de cocaína con los policías corruptos, las busconas con los anticomunistas viscerales. Tony Montana es, así, el espejo en el que se refleja la corrupción social, pues todos los tipos descritos entran en relación con él. Una vez elegidos el marco social y las circunstancias personales del nuevo "Scarface", sólo quedaba por trabajar la estructura del film.

Y por aquí, cineasta y guionista, eligen el camino más fácil y seguro – de probada eficacia en el cine negro – la llegada, ascensión y caída de un gánster, pues lo hemos visto muchas veces. No en vano, Tony presume ante la policía de admirar a Humphrey bogart y a James Cagney. Revelando la desmedida ambición de un emigrante pobre y desahuciado que ante el panorama que se le presenta no dudará – gracias a sus “cojones”, como el propio Tony sentencia – en trepar hasta lo más alto sin importarle el precio que ha de pagar. Por muy fuerte que parece como todo hombre tiene sus debilidades, alguna de ellas muy nobles, como es no asesinar a seres inocentes, o la obsesión protectora hacia su hermana. Otro punto destacable es el papel de Elvira (Michelle Pfeiffer), como amante y esposa de Tony, su gusto por el lujo y su debilidad por la droga, de lo más explícito.
Antonio Morales
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