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Desmontando a Harry

Comedia Harry Block, un escritor de mediana edad y con un cierto éxito, se ha servido con frecuencia de sus experiencias sentimentales y familiares para escribir sus obras, razón por la cual la mayor parte de sus amigos, parientes y ex-mujeres lo odian. En tales circunstancias, le resulta muy difícil encontrar a alguien que quiera acompañarlo en un viaje a su vieja universidad para recibir un homenaje. (FILMAFFINITY)
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Críticas 102
Críticas ordenadas por utilidad
7 de abril de 2011
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
El gran problema que tiene esta Desmontando a Harry es que apunta demasiado alto, con un comienzo absolutamente magistral, de un cinismo y una comicidad negra impresionantes; mala baba con salero, como sólo Allen es capaz de hacer en sus días inspirados. Se entiende, pues, que cueste horrores mantener ese nivel, por lo que a partir de la mitad de metraje la sensación, al menos en mi caso, es la de que la cinta se queda a medio gas, volando a ralentí, sobreviviendo de los buenos frutos conseguidos en los primeros 45 minutos. Esto no quiere decir que dicha segunda parte sea desechable, ni mucho menos, sino que, en comparación con lo visto hasta el momento, queda un sabor agrio y un regusto amargo por pensar que lo que apuntaba a ser una de las más geniales comedias de este pequeño maestro termina siendo una cinta de contrastes demasiado marcados; en todo caso muy recomendable y, como es fácil deducir, a años luz de lo que el género acostumbra a brindarnos en su fallido concepto de lo que es cómico y acaba resultando únicamente burdo.

Y es que aquí lo burdo, también presente, en manos de Allen adquiere un matiz insospechado y una carga socarrona que funciona de perlas, consiguiendo que a lo largo de la cinta, poblada de frases increíblemente afiladas -y son muchas-, la risa esté asegurada. Lástima que, como digo, en la segunda parte sólo nos queden las frases, mientras que anteriormente hemos disfrutado de la exquisita conjunción de todos los apartados ponderables.

En cualquier caso, estoy seguro de que ganará con un revisionado.
De alguna forma hay que pagarle a este excéntrico el abrirnos su mente como lo hace.
Y es que, en mayor o menor medida, todos somos Allen... digo, Harry.
José (FullPush)
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10 de enero de 2011
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Allen te gusta o no te gusta, no hay término medio, empezando por las letras con su música de jazz de fondo, siguiendo por sus lugares comunes y su tipo de humor, yo quizás no soy objetivo, soy un incondicional, esta es una de las buenas, las hay de menos buenas, mala yo aún no he visto ninguna.
En esta uno no sabe hasta donde el autor habla de si mismo o todo es una ficción, conociendo su obra, su vida y los temas que siempre le han obsesionado uno diría que esta es una de sus obras más intimistas y no por ello menos graciosas ya que los diálogos ácidos y las situaciones cómicas son los auténticos protagonistas. Allen sabe hacer adorable un personaje egoísta, adúltero, mentiroso, vampiro emocional y adicto al sexo. Al igual que Harry, Allen se aprovecha de su vida, de sus experiencias y las transforma en arte, en oro puro.
mohinder
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19 de noviembre de 2007
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace unos escasos dos días, mientras estábamos sentados alrededor de una hoguera y bebíamos Bourbon a las tantas de la madrugada, discutía con un amigo sobre cuál ha sido la mejor época de Allen. Mientras yo le aseguraba que el Allen más maestro fue el de los años 70, él alegaba que el más grande era el de los 80 y 90. Yo le decía, " -Pero tío, recuerda que en los años que yo te digo hizo Annie Hall, Manhattan, y sus comedias más locas... entonces rompía moldes y era más fresco..." y él me respondía con la flema que da el alcohol"- ¿Y Días de Radio?, ¿Y Balas Sobre Broadway?; ¿y qué pasa con Acordes y Desacuerdos o Match Point?...". Pues nada; el debate siguió, y como ninguno caía del burro, optamos por seguir bebiendo y el tema terminó por difuminarse derivando en otros más "mundanos".

Así que hoy; animado por ese recuerdo, y cansado de estar en cama esperando a que un resfriado termine por cansarse de mí, decidí ver Desmontando a Harry. Y ya ven, pedazo de ocho que va a ver mi colega si un día le da por leer esta crítica...

Y es que esta película, en efecto, tiene algo de diferente y especial dentro de los temas característicos que trata el neurótico director; es más de lo mismo pero no... Es verdad que otra vez se habla de la muerte, de las relaciones con las mujeres, del sexo; pero su diferencia reside más en el tono que en la temática; y es que esta vez Woody opta por desatar su agresividad, sus neuras, y sus rencores personales de una forma más agresiva y directa de la que nos tiene acostumbrados, utilizando en su acidez y sarcasmo con unas dosis extra de mala leche.

Allen nos presenta la vida y obra de Harry Block; un histriónico escritor en pleno bloqueo mental, amado y odiado por su obra literaria. Mientras muchas se enamoran y le tienen en consideración por lo que escribe, sus parejas y relaciones íntimas se deshacen ya que Harry siempre se inspira en su vida para escribir. Así que imaginen; un hombre que airea secretos íntimos a todo el que los quiera comprar, que además es habitual cliente de prostitutas y que está dominado por un evidente machismo e instinto sexual es un hombre que no ha nacido para tener pareja. Pues bien, ahí tenemos al pobre Harry intentando ver en qué falla la cosa, pensando en él, en el mundo, en las mujeres... en todo lo que le ha llevado a ser lo que es. Harry está preparado para separar en una hora y media las partes de ese todo que parece mezclarse en un enorme caos lleno de impotencia para encontrarse a sí mismo; a ver si puede ser... acompañenle que merece la pena, de verdad.

Y a mi colega; pues tendré que darle un poco más de razón... Aunque en el fondo qué más da, cuando alguien es un genio, hace genialidades; y eso no atiende a que sean los 70, 80, 90 ni a nada; así que el caso es disfrutarlo ¿no?. Pues ya saben; hagan también lo mismo, y si luego pueden debatir sobre ella con alguien pues mejor. No me extiendo más que ya me he pasado con la excusa del resfriado. Dichosas candelitas...
HEIFER
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13 de enero de 2010
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
A falta de ver más de la mitad de su filmografía, esta es la película de Allen que más me gusta porque se nota que es sincera y hecha con ganas, y no por cumplir la apuesta con no se sabe quién de sacar una cinta al año. La gloria se la llevan Annie Hall, Delitos y Faltas, La Rosa Púrpura del Cairo, etc. pero este film es canela en rama, diversión y complejidad.

Cínica, ácida, obsesiva, original, egoísta, alocada y con mucha mala leche. Woody Allen se disfraza de Harry poniéndose sólo la gomilla de la careta y se desahoga pero bien. Con un estilo narrativo muy vistoso, situaciones disparatadas y crueles y una total libertad, el director neoyorquino me hizo pasar un rato de lujo, adornándolo con perlas para su propio lucimiento ("He tenido un pequeño problema de concentración pero encontré el pensamiento adecuado") y para el de los colegas ("Uso aire acondicionado porque jode la capa de ozono", "Unos entierran, otros incineran y yo comí")

Interpretando su eterno papel del que nunca me cansaré y rodeado de las glorias del momento (Robin Williams, Demi Moore, Elisabeth Shue, Billy Cristal...) Allen compone una historia para saciar su ego. Y bien que se lo merece el esmirriao. Para ver tropecientas veces.
Sodapop
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17 de enero de 2009
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo de Allen ya es un misterio. El, en numerosas entrevistas, ha afirmado que en pantalla sólo representa un personaje; que a Allen persona no hay que asociarlo a Allen personaje. Pero no creo que nadie pueda conseguirlo: para nosotros Allen es persona debe tener las mismas características que las de ese hombre que aparece en pantalla casi año tras año. Es más, si en alguna de sus películas no actúa y transfiere algunas de las características a un personaje, el actor que lo lleve a cabo no termina de convencernos (véase Celebrity).

En Desmontando a Harry, Allen confiere a su personaje las características más negativas que nunca ha aportado: es un cabronazo que engaña a las mujeres con las que ha estado (esposas y compañeras), adapta a sus relatos los chismes de todos a los que conoce, engañaba a una de sus mujeres con la hermana de ésta, adicto al alcohol y a las prostitutas, se lleva mal casi todo el mundo... Parece que como da la impresión, en la realidad, de ser un tío afable esta vez no se corresponde con el personaje. Pero olvidamos que engañó a su mujer con su hija adoptiva.

Quizá haya más de Allen en Harry en esta película que en otras. Y al rodarla él mismo haya querido acabar con fantasmas internos. O quizá sean alucinaciones mías: después de todo, Allen afirma que sus personajes no tienen mucho que ver con él.

Desmontando a Harry es una revisitación paranóico-tremendista de Fresas Salvajes, en la que el protagonista acude a recibir el premio de una Universidad que le expulsó con su hijo "secuestrado" para la ocasión, una puta y un cadáver.

Dotada del habitual ritmo frenético de casi todas las obras del autor, está repleta de ardides narrativos: flash backs que explican su vida pasada, representaciones de sus relatos con otros actores que sustituyen a los verdaderos protagonistas, conversaciones con sus propios personajes creados, escenas que contempla Harry "in situ" sin que le puedan ver, planos entrecortados como si fuera un documental y fin de fiesta final con descenso a los infiernos parodiando a la Divina Comedia y homenaje y premio concedido por los personajes de su obra literaria.

Ácida como pocas de sus cintas (sector duro del judaísmo, consigo mismo, con todo lo que se ponga por medio), resulta una de las más desternillantes (genial lo del actor desenfocado, especialmente si es Robin Williams) y cuenta con la habitual galería de excelentes actores. Aquí, especialmente, Elisabeth Shue, Judy Davis, Kirstie Alley y Billy Crystal como el particular diablo oliendo a azufre.

A las frases que se mencionan en otras críticas, añado:

El Diablo (en su despacho del infierno y tras haber hablado con Harry sobre mujeres y sexo):
Si quieres pongo aire acondicionado
Harry: Tienes aire acondicionado
El Diablo: Sí, jode la capa de ozono.

Muy recomendable.
Ok Rick
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