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Recuerdos

Drama. Comedia Sandy Bates, director de cine especializado en comedias, asiste a una revisión de su obra en un hotel de la costa. Mientras a su alrededor todo el mundo quiere conocerlo y colmarlo de halagos, Bates se refugia en su interior para repasar los instantes más significativos de su vida sentimental y encontrar un sentido a su vida dentro de un mundo que cada vez le resulta más extraño e inhóspito. (FILMAFFINITY)
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Críticas 32
Críticas ordenadas por utilidad
24 de noviembre de 2009
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como bien sabe todo aquel gran seguidor de la carrera de Allen, a lo largo de sus films ha llegado a homenajear no pocos de sus directores de cine predilectos, como Chaplin o Bergman. “Recuerdos de una Estrella” supone el mayor punto de inflexión de Allen en cuanto a homenajear a un director se refiere, pues aquí centra toda su atención en plasmar una de las obras más representativas de Fellini:” 8 y ½”.

La trama sigue a un director de cine cómico que harto de estar anclado en el género decide explorar nuevas vertientes con resultados muy mejorables, a la vez, el director intenta ir más allá, intenta demostrarse algo, así como encontrarle algún significado a toda su obra. Se obsesiona por saber sí su tributo seguirá de legado. Se deja ver una notable crisis y angustia existencial de su existencia. Donde hay sitio para las reflexiones de la vida, del aprendizaje, de la amistad o del amor.

Es notoria la plasmación del estilo de Fellini en Woody Allen, todo aquel que esté familiarizado con el director italiano verá infinitos homenajes a su estilo. Allen juega al mundo intimista de Fellini, cogiendo esos primeros planos de personajes pareciéndolos grotescos y esperpénticos, con la intención de ahogarnos con sus tediosas opiniones e incorporaciones. Donde cada uno de ellos busca algo. Otra semejanza con “8 y ½” es el bloqueo artístico y profesional que padece el director de cine, incapaz de seguir adelante con su futura obra, haciendo hincapié a su pasado, a su infancia, sus desamores, sus motivaciones…

Pese a que Allen beba completamente del universo de Fellini, el humorista imprime también su sello personal, que vuelve a ser expresado por sus gags manifestados en ingeniosos y ácidos diálogos quizá no tan abundantes como en otras de sus obras pero siguen presentes y lo más importante, funcionan. En un film peculiar, que no será del gusto de todos, pues podemos estar acostumbrados a lo que queramos con Allen, pero no todos estarán preparados para Fellini y aún menos aquellos que no le soportan. Se hace bastante imprescindible tener conocimientos previos de Fellini y el haber visionado la obra la cual Allen se basa para no solo poder entender hacia donde quiere ir Woody Allen, sino para también apreciarlo en su justa medida. No es de lo mejor o más destacado de Allen, pero resulta ser un producto de lo más interesante, pero más a por los seguidores del director italiano que de Allen.
directorscut
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17 de mayo de 2014
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdos es un homenaje de Woody Allen a la película "Fellini otto e mezzo" (Fellini ocho y medio) en la que el director, de forma sublime, resumía episodios de su vida y su visión del cine en una película aparentemente de ficción. Allen se ha mostrado siempre humilde y ha repetido hasta la saciedad que él no le llega ni a la suela de los zapatos a Fellini. También ha manifestado que 'Recuerdos' no es autobiográfica, sino una película de pura ficción.

Sin embargo es evidente que en esto último Allen miente. Para empezar, el personaje principal lo interpreta él mismo, es cieasta y comediante y se ha cansado de hacer películas que busquen la risa fácil, para pasar a películas más serias e intelectuales, cosa que le ha llevado numerosas críticas. Los comentarios y reflexiones que hace el personaje se los he oído decir a Allen en entrevistas miles de veces, y la misteriosa chica de la que está perdidamente enamorado pero que le hace llevar una relación poco sana recuerda demasiado a sus vivencias con su musa y amiga Diane Keaton.

Allen empezó haciendo películas de gags fáciles, graciosos y sencillos, tales como Toma el dinero y corre, Bananas o El dormilón, para luego pasar a hacer películas más serias como Annie Hall o Interiores. Su cambio de tendencia fue muy criticado, y esto le llevó seguramente a explicarse con esta maravillosa cinta, que es una retrospectiva de su cine y de lo que iba a ser en un futuro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Señor blanco
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15 de junio de 2020
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tentado a cascarle a este invento un "mala" (no se lo pongo por su buena fotografía y respetable dirección), coincido totalmente con Carlos, un "alma gemela" que no había reconocido hasta hoy. Tenemos una visión muy parecida de lo que merece o no merece la pena, aunque difiramos en cosas puntuales. Creía que era el único que había visto aquí un potente ejercicio de snobismo.

Esta película es una solemne memez, y se siente en todo su metraje como un mal homenaje al ego de su autor, una especie de tira-tira del muñeco de goma para darle cuerda. Es una película resabiada, aburrida y desprovista de chispa. La dirección es bastante buena, con una fotografía que se ve casi como un "paso adelante" en el cine de Allien (con "i"), pero lo demás es un claro sumergirse en una cosa bucólica convencional que te puede llevar hasta los brazos de morfeo o ponerte literalmente de los nervios. Advierto que este largometraje, sobre todo en su parte final, puede atacarte al sistema nervioso y sacarte de quicio necesitando alguna pastilla para conciliar el sueño. Aquí no se aporta nada más que un vano y superficial lamerse las "heridas psicológicas" usando al público como diván particular. Aquí toca "soportar" con hastío y hasta la misma naúsea al "genio" que nos mete su cucharón hasta el gaznate hasta que literalmente vomitamos.

En fin, una decepción como un pino de grande en mi periplo por la filmografía del neoyorquino. Si llego a ver esta peli la primera de todas, no veo ninguna más.
En Resumidas Cuentas
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13 de julio de 2012
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Allen más auténtico, al más puro estilo italiano, Fellini está presente en esta película al estilo americano del newyorkino de Manhattan.
No entiendo la crítica tan desagradable de Boyero, escribe como si fuera Dios y su decisión fuera la más sabia e inteligente de todas, su arrogancia me produce dolor y su pedantería puede más que yo.
No es una crítica sobre Boyero sino Recuerdos de Woody Allen, así que dejémoslo a un lado.

Recuerdos, no es una de mis películas preferidas de Allen pero reconozco su gran labor al querer hacer una película al estilo italiano de Fellini, una labor muy difícil pues seguro que la sensibilidad de Allen está muy lejos de la italiana.

La película funciona en muchos momentos, quizás la mayoría, pero en otras se consiguen grandes logros, no desilusiona con su humor, tiene momentos de grandeza en sus chistes y bromas, parodia al cine, a las estrellas del cine y no deja de hablar de la vida, la muerte, Dios, el hombre y su tremenda crueldad, sus obsesiones por las mujeres y el sexo, sus perversiones, su hipocondría, su ciudad…todo sigue latente hasta hoy en día…es el Allen más clásico.

Es genial su fotografía, esos enfoques de los personajes a la cámara, el blanco y negro tan estudiado de muchos momentos, esa manera directa de hablar, pero tiene algo poco característico de él pero típico de Fellini, ese desorden, ese caos en la narrativa…todo muy original.
En otras películas homenajeaba a Bergman, ahora se lo hace a Fellini, sin duda, Allen era todo un artista.

Hay varias frases dignas de recordar, una de las mejores es cuando dice: hay personas que de sus paranoias hacen arte.
manuel
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26 de junio de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdos (1980) es una película de Woody Allen. Como si del tren de los condenados se tratase al más puro estilo felliniano, observa a su alrededor los extraños pasajeros y sus rostros cargados de lamento, desidia, llanto, tristeza, apatía, incertidumbre, indiferencia...Al mirar por la ventanilla observa en otro tren gentes alegres, amables, simpáticas, sonrientes, incluso afectuosas como la joven debutante Sharon Stone lanzando un amoroso beso al sorprendido Sandy Bates (Woody Allen) que intenta cambiar de tren en un desesperado gesto por cambiar el destino de su billete.

La película se ocupa del cansancio del director por la comedia y de su trabajo, queriendo, deseando cambiar su producción a otros terrenos creativos, a otros géneros, sometiéndose a los caprichos de sus productores y a los deseos de sus fans; pretendiendo asumir el dominio de su propio destino creativo, queriendo evitar la invitación para la revisión de sus viejas películas. Al acceder, se sumerge en la insatisfecha multitud que solo quiere verle, felicitarle, agradecerle, proponerle, pedirle, desearle, tenerle, solicitarle todo tipo de favores en un mar de incondicionales fervorosos de sus películas, "sobre todo de las primeras, las cómicas".

La fama le enturbia, la inestabilidad le persigue, la falta de privacidad le agobia, el constante acoso de los fans le obliga a esconderse en sus propios recuerdos, incluso detrás de las ahumadas gafas que todo famoso usa como escape de las abrumadoras miradas, momento en el que debe tomar la decisión de interiorizarse y asistir a cumplimentar los deseos de sus fieles seguidores que abarcan verdaderas excentricidades enfatizando sin pudor alguno con los personajes y los temas que Sandy Bates presenta en sus películas, comentándolos entre rodajes, conferencias, coloquios, surrealistas marcianos y fervorosas fans dispuestas a dar placer a cambio de nada; el acoso es absoluto, su refugio el pasado: la familia, el psicólogo, los maestros, la magia, los superpoderes, el silencio del anónimo...La confusión entre realidad y fantasía se entremezclan.

Si en Interiores (1978) Allen Muestra su admiración por Bergman, en recuerdos lo hace por Fellini, sin ocultaciones, ni simulaciones en los personajes y encuadres fellinianos, dándose la feliz coincidencia que de forma activa participaron en el logro de los resultados el habitual director de fotografía Gordon Willis y la directora de casting Juliet Taylor poseedora de un gran fondo cinematográfico de peculiares rostros útiles para las tipologías en las que Woody se mueve con sus personajes: rostros absolutamente singulares, así, la referencia a Fellini no la hace simplemente desde el encuadre y la luz, sino desde los asimétricos rostros de lo que parce el tren de los penados, a los bellos rostros del tren de los bon vivant, pero todos con el mismo y surrealista destino común.

Las mujeres siempre tienen un papel importante en las películas de Allen, Así Dorrie (Charlotte Rampling), aporta al inestable Bates vida de pareja, Daisy (Jessica Harper) sensibilidad artística y despreocupada visión de las cosas, y Isobel (Marie-Christine Barrault), afectos prematrimoniales. Woody Allen recupera para Recuerdos las figuras de la madre, la hermana, incluida la de la secretaria representada por su ex Louise Lasser en un fulgurante cameo, tanto, que no aparece en los títulos de crédito.

Fin de la proyección, actores, figurantes y público en general marcha, la soledad del creador se manifiesta en la sala vacía y la progresiva oscuridad que cubre el patio de butacas. En nuestras retinas los personajes, todos los personajes, incluidos los de ficción.
avanti
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