Yo soy la venganza

Una perdida de tiempo irrecuperable.
El guion (tiene guion?) es malo y plagado de saltos inexplicables.
Las actuaciones, mediocres para abajo.
Situaciones irreales y hasta estúpidas, como ser:
Travolta no pensó que irían por su hija a la casa?, lo dejó librado al azar?, propio de un tonto o quien pretende ver muerta a su hija. Si me dicen que planeó todo esto para matarla, sería mas creíble, y hasta cobraría lógica el guion.
Cuando entran en los jardines de la casa del gobernador, explota un auto, aparecen todos muertos.. y como??, no vinieron 20 helicópteros con el FBI, Swat y cuanto grupo comando de elite exista en eeuu?. Si uno cruza un semáforo en rojo en EE.UU. aparecen 10 patrulleros..y aquí no apareció nadie.. sería zona liberada por injerencia de la bonaerense?..quien sabe..
La película es ridícula, irreal, de bajo presupuesto, un desastre.
Travolta ha hecho cosas realmente buenas, pero en esta demostró su estado actual: LA DECADENCIA.
Para coronar este bodrio, me pregunto... no podrían haber contratado a una mejor maquilladora y efectos especiales?, como Travolta permitió usar ese espantoso bisoñé símil Chucky salido del cajón de juguetes.. me pasé la hora y tanto observando la línea dibujada del peluquín, un raro híbrido entre el cyborg T-800 y el muñeco maldito. Que desastre!!

Una película de acción, intriga, pero eso sí, todo comienza con un ajuste de cuentas.
Un buen día, John Travolta y su mujer, salen de un centro comercial a coger el coche al garaje, y se encuentran sin ton y son, un tiroteo, debido a un ladrón de poca monta.
Y entonces, tiene que ir a vengarse buscando gentuza, diversa.

Para público más de 16 años.

Minuto 80. A John le apunta con una escopeta un tipo que no está muy contento con la vida que lleva. Es el final de John, parece imposible que el tío falle cuando el arma le está tocando. Pues no, se la quita sin aparente dificultad, le da la vuelta a ese cañón cuya longitud se aproxima al metro y lo descarga contra el otro infeliz en lo que también acaba con otro que bajaba la una escalera contigua al ritmo de un rinoceronte. Joder, que fácil parece, me digo. ¿Por qué la gente es tan estúpida y cede a coacciones si le apuntan con un arma?

Minuto 81. Un tío de blanco se abalanza sobre nuestro héroe, le desarma y le encañona. Le hace un par de afirmaciones existenciales. John le quita el arma y da la respuesta al razonamiento planteado. Poco le debió de gustar la respuesta porque no tardó ni tres segundos en arrebatarle limpiamente el fusil de nuevo, aunque a mi me pareció más un pase. Estaría Chuck tras la cámara diciendo: 'pásale el juguete al otro, que le toca tenerlo al otro'. Parecía cabreado de verdad pero es como si le diera pena matarte. Te odio, te quiero matar, pero dispararte ahora me da cosa, ¿seguimos hablando? Para que no sospechen te voy a seguir apuntando. John no está por la labor porque la película se llama 'Yo soy la justicia', aunque luego dice es la ira, cuando el apuñalado contrincante se desangra, tras haber sido por enésima vez incapaz de liquidar a John con la escopeta gigante. En el momento en el que decía eso comprendí exactamente porque este actor llevaba una próspera carrera de cuatro décadas en el mundo del cine. El dolor y la desolación que irradiaban su rostro en aquellos momentos, en los que, impasible, caminaba hacia la ventana le confeccionaban un aura de ser divino, diferente de los demás, directamente inmortal. Afuera le esperaba medio ejército de Normandía. Todos apuntandole con serena seriedad en los ojos. Le instaron a entregarse. A partir de ahora viene la cámara lenta, un alarido simiesco acompaña el alzamiento del arma por parte de John ("estoy soy yo y que os follen a todos) y los disparos que recibió su cuerpo se prolongaron excesivamente. Disparaban por turnos para determinar quién le daba. El de los 'Reyes del crimen' de veras suponía algún tipo de amenaza. Conté como once tiros y como muy cutre todo, apenas salía sangre.

Típica película de acción la que firma Chuck Russell con todos los clichés habituales tanto en el ámbito criminal como en el de la corrupción política, y en este batiburrillo pone a John Travolta asistido por Christopher Meloni buscando la venganza por la muerte de su esposa, y en el curso de la investigación sobre la personalidad de los criminales, descubre que lo que parecía un simple acto de mala suerte se convierte en un asesinato encargado por las altas instituciones políticas, y ambos, escudados en un pasado criminal seguramente a las órdenes del propio Estado y con su agencia de espionaje de cabecera, la CIA, se ocupan de dar buena cuenta de todos y cada uno de los que participaron en el asesinato de su esposa.

Un renovado John Travolta, que se ha sometido a su enésima operación facial y trasplante capilar, y que aún parece en buena forma, nos ofrece algo de su último repertorio, la acción pura y dura, con Christopher Meloni de aventajado socio, aunque el resultado no es muy convincente.

Aprobado, 5.

Poco sólida y típica cinta de acción que resulta difícilmente creíble con un Travolta nada convincente en el papel de justiciero vengador. El tufo a telefilm recorre toda la cinta, el guión es previsible y típico, aparte de que Travolta no parece estar en condiciones de ser un héroe de acción creíble. En definitiva, un telefilm de acción totalmente fallido.