Yo, Frankenstein

Ante todo decir, que me ha llamado la atención el aluvión de críticas negativas que "Yo, Frankenstein" ha recibido en muchísimos medios, lo cual te choca cuando a tí verdaderamente te ha gustado.
Entonces empiezas a elucubrar, y a elocubrar "¿habré entendido bien la película?" "¿qué se me ha pasado?". No obstante, y con todos mis respetos, dejando objeciones e inseguridades a un lado, diré que si bien no es la mejor película del año, y que podría haber estado mucho mejor, personalmente creo que ha aportado al mito de ·"Frankenstein" una positiva visión.
Su concepción como un cadáver apestoso que anda y mata se ha terminado. La comprensión de la parte humana es lo que me ha conmovido en esta versión. Tiene un buen reparto, con Aaron Eckhart distinto, quizá me recordó brevemente aquí su papel en "Batman" y a la novia de Chuck, Yvonne Strahovski aquí muy mona, y muy importante. El resto de los personajes no son muy interesantes, pero sostienen una peli de dos horas llena de acción y de efectos bastante pesados y malos, pero poderosos. Cada vez me cuesta más trabajo hacer una crítica en el piso de arriba. Falta de práctica, qué sudada tengo.

Pues lo que tenemos es:
- A Aaron Eckhart fuera de lugar. ¿Qué hace este hombre aquí?
- Destrozan un mito de la literatura metiéndolo en un universo sobrenatural. ¿A cuento de qué viene tanto batiburrillo? ¿No podría haber sido un personaje inventado? No, tenían que meter al monstruo de Frankenstein (que aquí no es feo y habla perfectamente) para captar la atención del público. No me gusta mucho esta moda de rehacer personajes e historias conocidas con un toque moderno y que les falta al respeto.
- Un argumento sin sentido, que copia burdamente cosas vistas en "Underworld", "Blade" y otras más de serie B fantásticas como "Legión", "El sicario de Dios" o "Abraham Lincoln, cazador de vampiros", pero ¡haciéndolo mucho peor que estas 3 últimas, que ya era difícil!
- Gárgolas de piedra vivas que vuelan siendo macizas, y que cuando se transforman en su apariencia humana, milagrosamente salen ya con la ropa puesta, la cual a su vez se esfuma cuando se convierten en gárgolas.
- Una ambientación penosa, con esas calles siempre vacías. Sé que no conviene que haya gente de por medio, pero es que no hay quien se lo crea.
- Actores relativamente buenos pisándose a sí mismos su prestigio. ¡Por Dios, Bill Nighy haciendo de demonio! A propósito, el tal demonio está hecho con un traje de goma, pues la punta de sus cuernos (o lo que se le parece) oscila y se puede ver perfectamente, señal de que muy sólidos no son.
- Demonios enchaquetados y con corbata. ¿Por qué a ellos no se les evapora la ropa cuando se transforman?
- 90 minutos que se hacen largos.
- Peleas muy cortas y espaciadas, sin espectacularidad ninguna.
Y no sigo, que ya estoy gastando demasiadas pulsaciones de teclado para hablar de esta cosa.

Lo bueno que tienen este tipo de películas, es que no engañan a nadie, no prometen lo que no son, y no son más de lo que prometen.

YO FRANKENSTEIN, es la adaptación de una novela gráfica de Kevin Grevioux, con guión de él mismo. Y ahí es donde quizás está el principal handicap (si es que lo tiene) de la película: el cómic y el cine tienen lenguajes muy diferentes; las elipsis, transiciones, saltos temporales y situaciones esquemáticas que hacen que la historia fluya en las páginas impresas, no tienen ese efecto en el celuloide (ahora en las copias digitales).

Todo eso que es inherente al cómic, en pantalla hace que la historia avance a trompicones, que flaquee su esqueleto y que parezca que se hayan quedado en la mesa de montaje escenas necesarias para una narración coherente, que seguramente ni siquiera se hayan rodado.

Por lo demás, YO FRANKENSTEIN es una película de acción, de guerra entre el bien y el mal, de ángeles y demonios, sin un atisbo de originalidad, ni pretensiones de ella. Es un entretenimiento puro y duro, hecho con retales de otros muchos. Incluso si en vez de diciendo " Yo Frankenstein", terminase la película diciendo "Yo frankenstein, tú Jane", tampoco nos hubiera extrañado.

Es sencilla, es simple, es plana y es hasta burda.

Es UNDERWOLD (Bill Nighy incluído) con gárgolas y demonios en vez de hombres lobo y vampiros, pero sin su frescura. Es más cómic que vídeo-juego. Es cine de consumo de serie B, y no pretende ser otra cosa, ni puede serlo.

Las interpretaciones son planas, igual que la dirección. La música es estandard...de hecho, todo es estandard, salvo un par de escenas que resultan incluso brillantes.

El gótico de manual que invade el aspecto de toda la cinta, a pesar de visto y sabido, ayuda a su asimilación, como los bífidus en un yogur. Es lo que la historia requiere.

No hay riesgo, ni novedad, ni originalidad, ni vocación artística...Y en el fondo es de agradecer, porque deja bien claro que la intención es y ha sido desde el principio, hacer pasar hora y media de entretenimiento y evasión fugaz. Una excusa para no pensar e hincharte de palomitas, que es justo lo que yo buscaba. Todo este cúmulo de medianías construyen un todo sin alma, pero efectivo.

Nadie se acordará de esta película a los cinco minutos de abandonar la sala, pero es que nadie pretende que lo hagas

I, Frankenstein es una película que aunque le falto una chispa, contiene una historia coheficiente que funciona bien, por lo tanto mientras avanza se mantiene en unos buenos estándares.

Esta película se desarrolla de una manera un poco lenta pero un tanto inteligente y eficaz, y que, aunque por desgracia la película quizá no logra llegar a los estándares de acción que cualquier persona pudo haber esperado, la película trata de arreglárselas para ser más ingeniosa en cuanto a su trama y así poder tratar de ofrecer un mejor film.

Así que, por lo tanto, I, Frankenstein, aunque puede resultar con poca acción y un tanto lenta para lo que uno podría haber esperado, si logra darle al público una historia interesante que resulta atractiva.

Hacía tiempo, mucho tiempo (me viene a la cabeza ‘Transformers 3′ pero en otro sentido porque ahí Bay perdió la cabeza) que no veía un Blockbuster tan sumamente malo. Y cuando digo malo, lo digo malo a todos y cada uno de los niveles de creación de la película (interpretación, efectos especiales, guión…). No os imagináis el estropicio que se presenta en ‘Yo, Frankenstein’.

Imaginad por un momento que cogemos todos los defectos que podíamos encontrar en un entretenimiento pasable como podía ser ‘Van Helsing’ (esos mismos defectos que a muchos os hizo calificarla de inaguantable) y que ahora, unidos a los dichosos productores de ‘Underworld’ (cuya jugada solo salió bien con la primera entrega) los multiplican por cien o mil. Eso es esta película.

No hay por donde cogerla argumentalmente hablando. Se quiere revitalizar o actualizar, que eso se lleva mucho, el espíritu de Frankenstein pero de manera completamente errónea y fallida.

Es un desaguisado en el que no entiendo como se ha metido Aaron Eckhart (entiendo lo de Bill Nighy porque se suele meter en estos fregados) y que debe empezar a mirar bien los productos en los que se mete si no quiere convertirse en un Nicolas Cage de serie B. Vale mucho, pero que mucho más que para protagonizar este bodrio. Y menos mal que la jugada de ‘Objetivo: La Casa Blanca’ le salió bien en la taquilla.

He intentado, en sus primeros treinta minutos, encontrar algún tipo de sentido a lo que estaba viendo. Cuando desconecté las neuronas, el espectáculo visual me echó para atrás. Ni siquiera hay chistes con gracia ni un ápice de originalidad. Por momento me recordó a aquella de Lincoln cuando cazaba vampiros.

Evitadla.

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