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Desmontando a Harry

Comedia Harry Block, un escritor de mediana edad y con un cierto éxito, se ha servido con frecuencia de sus experiencias sentimentales y familiares para escribir sus obras, razón por la cual la mayor parte de sus amigos, parientes y ex-mujeres lo odian. En tales circunstancias, le resulta muy difícil encontrar a alguien que quiera acompañarlo en un viaje a su vieja universidad para recibir un homenaje. (FILMAFFINITY)
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Críticas 102
Críticas ordenadas por utilidad
23 de enero de 2011
25 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
En muchas de las incursiones que he hecho en la filmografía de Allen (y lo que me queda) he sentido que se queda a un paso del excelente, muy cerquita del diez. Para muchos la perfección no existe y la mayor nota es tan cara como imposible, opino que hay una idealización absurda de la máxima nota. Hoy me decido a ponerle un diez como una casa a Allen por "Desmontando a Harry" porque se lo merece, porque es brillante siempre, porque podría haberle puesto un diez a "Match point" y no lo hice, o a "Manhattan", y sin embargo siempre hay algo que está en su línea de canalla, de intelectual pedantesco que cae bien, porque me hace reír y siempre sorprende con diálogos y barbaridades varias. Ha patinado en más de una ocasión, pero con esta historia del cabrón de Harry me lo ha hecho pasar genial, tal cual es, un gran cabrón al que no le importa meterle caña a nadie, a las mujeres de su vida, a su familia, sus amigos. Él mismo añade muchos más calificativos, se señala como loco, putero, adicto a las pastillas, vanidoso, rompechochos... mientras que yo subrayaría lo que he dicho al principio, simplemente genial.

Harry es él, se apunta a sí mismo, se da por culo a sí mismo, se ríe de él, de su vida metida en el cine, sus mujeres y líos, ficción o no, cuando se desata es uno de los cineastas más originales y divertidos. De los pocos yankis que salvaría de la hoguera, un maestro, un tío que cuando se pone nadie le supera, así de claro. ¿Que le apetece introducir la idea de un personaje desenfocado?; pues lo hace, como meterse a sí mismo en el talego, irse de putas, humillarse ante cualquier mujer, ser como es y no esconderse. Creo que se merece un diez más que nadie.
Luisito
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12 de enero de 2012
20 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Largometraje nº 27 de los realizados por Woody Allen (Brooklyn, NY, 1-XII-1935). El guión, escrito por W. Allen, divide el relato en episodios que explican desde diferentes perspectivas la historia de un escritor en crisis personal y creativa. Se rueda a partir del 16-IX-1996 en escenarios exteriores de NY (Central Park, Greenwich Village, Calle 34…), en localizaciones de New Jersey y en interiores de varios apartamentos de NY, con un presupuesto de 20 millones de USD. Producido por Jean Doumanian para Sweetland Films y Fine Line Features, se proyecta por primera vez en público el 27-VIII-1997 (Festival de Venecia, Italia).

La acción dramática tiene lugar en NYC y en diversas localizaciones entre NY y la sede de la Adair College University, situada a unos 50 Km., durante un día y medio. Harry Block (Allen) es un novelista de éxito, de unos 50 años, que acaba de publicar una nueva novela. Los familiares se quejan porque se sienten identificados con los caracteres de la obra. La Universidad en la que impartió clases hasta que fue expulsado le concede un premio de reconocimiento al conjunto de la obra. Es neurótico, inseguro, ególatra, obsesivo, narcisista y momentáneamente está bloqueado y sin inspiración. Su vida privada es un desastre: se ha divorciado tres veces, vive solo, tiene dificultades para ver a su hijo Hilly (Lloyd), se relaciona con prostitutas y padece depresión y ansiedad.

El guión se basa en cuatro relatos cortos del propio autor, que enlaza al hilo de una narración que bascula entre hechos ficticios de sus novelas y hechos reales. El lenguaje empleado es más grueso y de trazos más intensos que el habitual en las obras anteriores y posteriores. Es más atrevido en las imágenes que presenta y en la definición de las situaciones. En este contexto hace uso de expresiones gruesas, referencias sexuales explícitas y palabras malsonantes, que sorprenden, habida cuenta de la elegancia habitual que han respetado todos sus trabajos. También alcanza extremos de exageración insólitos en su obra, como es el caso de la figura de un pacífico marido con antecedentes oscuros. En este orden de cosas, cabe señalar que muestra imágenes del más allá de fuerte impacto.

Reproduce un número elevado de escenas sacadas de películas anteriores en un intento de revisar su propia filmografía para analizarla desde un punto de vista basado en la comparación de los distintos elementos con el conjunto y con cada uno de ellos. A título de ejemplo se puede citar la escena en la que la psiquiatra Jean (Alley), echa una bronca monumental al marido infiel. Esta escena remite a una muy similar de “Maridos y mujeres”. Por lo demás, se advierten paralelismos entre personajes del film y caracteres de obras anteriores, como ocurre con el hijo adolescente, la prostituta afroamericana, etc.

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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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16 de enero de 2009
24 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
No soy un fan de Woody Allen, pero reconozco que algunas de sus películas me han gustado o al menos me han entretenido. Sin embargo, ésta no es el caso. Aunque tiene determinadas situaciones entre hilarantes y absurdas, en general no he disfrutado (y cuando digo disfrutado, léase reído, que es lo que se espera de una comedia). Desde luego que el sentido del humor de Allen es muy ácido, y en este film eso lo lleva al máximo extremo.
Una historia poco desarrollada, sin ninguna trama, y que se basa en las peripecias de personajes creados por la pluma de Allen, a base de lucir las estrellas que siempre han sido seducidas, como si fuese una experiencia necesaria antes de morir, ante la llamda del director.(Hay casos merecedores de estudio: vease el papel en el film de Robin Williams ¿?).
LUISMA
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3 de noviembre de 2012
26 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras ver dos estupendas películas del señor Woody Allen (Match Point y Si la Cosa Funciona) nos dispusimos a ver otra de sus comedias, en concreto una de las mejor valoradas en Filmaffinity, por aquello de asegurar un poco el tiro.

La película en cuestión es Desmontando a Harry.


En ésta película (la primera que vemos que también protagoniza) el protagonista es un escritor de cierto éxito que utiliza las novelas (y cuentos cortos) para desahogarse de una vida cuanto menos peculiar, dirigida por una obsesión por el sexo.

Para que os hagáis una idea, el detonante de todo es su última novela, en la que cuenta cómo se lo montaba con su cuñada a pocos metros de su exmujer y otros familiares. Dicha novela hará que la cuñada vaya a su casa en busca de explicaciones, y que el protagonista empiece a moverse un poco.

La gracia de la película está en que veremos a modo de cortos algunos de los momentos de su vida, cambiando a los protagonistas “reales” y exagerando algunos puntos.

Y son éstos sketches lo mejor de la película, con algunos momentos realmente geniales.

Desgraciadamente, éstos momentos no consiguen hacernos olvidar una película que se me antoja sosa a más no poder, cuya continuidad y situaciones están más que pilladas por los pelos y que me provocó tal somnolencia que me dormí en los últimos treinta minutos (que he visto luego para hacer la reseña).

Es cierto que tiene muchas cosas que vistas por separado están la mar de bien y funcionan, pero la suma de todos los factores no da un buen producto, siendo de lo más aburrido que he visto últimamente.

No la veáis.
Darlantan
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19 de febrero de 2010
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Algún día, cuando pasen unos veinte o treinta años, y quizás Allen se nos haya ido o aunque siga aquí no esté en forma para ponerse a escribir y dirigir nos daremos cuenta de lo que hemos perdido. Woody Allen es un regalo de los dioses para la Humanidad. Cada año, ya llega tío Allen, este Santa Claus perpetuo, un milagroso triple rey mago con una película bajo el brazo con la que siempre dice lo mismo, sí, pero siempre lo hace de manera distinta, también. Y tío Allen, quien habla impertérrito y locuaz de sí mismo, habla en parte algo de nosotros. Y siempre. Y tío Allen exorciza sus filias, fobias, gracias y desgracias ante la cámara, y el espectador exorciza las filias, fobias, gracias y desgracias que comparte con él (siempre habrá alguna) también. Menudo regalo. Allen es el valor más seguro del cine en los últimos 20 años. Es el único artista (solo hubo otro que yo sepa: don Luis Buñuel) de contar siempre lo mismo y reinventarse a la vez para que cada nueva propuesta sea tan fresca, fluida y ligera como la primera de sus películas.Y "Desmontando a Harry" es un prodigio: en una hora y media Allen se desmonta a sí mismo a través de la realidad (sus tres mujeres, sus psiquiatras, sus amigos) y la ficción (él es un escritor y los personajes que ha creado van desfilando por la película), con un cruce y descruce de situaciones y personajes formidables dónde hasta el más ínfimo secundario (pensemos en el divertidísimo y breve papel del "star" Robin Williams, por ejemplo; un actor que está borroso y desenfocado, y que obliga a toda la familia a ponerse gafas) tiene algo que decir, es un personaje de entidad y perfectamente creado en apenas cinco frases admirables. En "Desmontando a Harry" la extrema coralidad de Allen alcanza cotas maravillosas pues hay una sensación en la película de "no argumento" que uno no echa en falta pues está rellenada de forma y manera formidable por la escritura creativa del genio neoyorquino.
Memorable, pues, su galería de personajes, memorable es también por varios momentos geniales: el susodicho personaje de Williams, la parte de la visita al infierno o el momento en que Allen pregunta a una prostituta negra si sabe lo que es un agujero negro y ésta le responde: "Con lo que me gano la vida", esta obra maestra es cerrada por una parte final antológica en la que los personajes de las novelas del depresivo Harry homenajean a éste, o sea, a Allen, puestos en pie en cerrada ovación en un genial recurso, un guiño cómplice y agradecido de Woody a todos los espectadores que disfrutan con sus películas, una invitación a que los que están presentes en la sala de cine se pongan también en pie y lo ovacionen pues creo que la indiscutible legión de seguidores de Allen ya somos también perfectos personajes de sus películas. Al menos, así me siento yo, tío Allen. Gracias por tu regalo anual.
kafka
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