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Duelo de titanes

Western Wyatt Earp, el sheriff de Dodge City, se encuentra de nuevo con John "Doc" Holliday, un jugador borracho y tuberculoso a quien salvó la vida en una ocasión. Juntos tendrán que enfrentarse a la banda de los Clanton, una poderosa familia que tiene atemorizado a todo el pueblo. (FILMAFFINITY)
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Críticas 42
Críticas ordenadas por utilidad
5 de agosto de 2014
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
91/15(24/06/14) Buen western del artesano John Sturges aunque algo sobrevalorado, tiene su mejor baza en su grandiosa pareja protagónica, Burt Lancaster y Kirk Douglas en un momento pletórico, en lo que es una fascinante radiografía sobre la amistad y la lealtad, con el telón de fondo de la fuerza del destino y como no se puede escapar de él. Es la segunda versión sobre los acontecimientos que dieron con el tiroteo más famoso en el Oeste Americano, el duelo en el Ok Corral entre el clan de los Earp y el de los Clanton, aunque tomándose muchas licencias dramáticas (spoiler). Es la clásica historia de la lucha entre el bien y el mal. Omito la sinopsis por falta de espacio.

El guión de Leon Uris (“Exodus”) ahonda en la naturaleza de dos tipos solitarios, uno por su sentido del deber no puede echar raíces y el otro por su sentido fatalista de la vida debido a su enfermedad, los dos encuentran que se parecen mucho y empatizan, los dos viven al día sin pensar en el mañana, no le temen a la muerte, esto se construye a base de diálogos potentes, mordaces, inteligentes, enmarcados en situaciones muchas de ellas extremas, donde se mide la verdadera camaradería. Es un relato enérgico que toca agudeza temas como la amistad, la familia, los amores imposibles o el sentido del deber. La cinta tiene su solidez en la relación “Doc” con Wyatt, tanto es así que queda descompensada con la artificiosa trama de peleas con los Clanton, villanos muy estereotipados, muy plana, sin grises, hecha a base de clichés, un enconamiento tópico sin matices, el romance entre Wyatt y Laura Denbow (correcta Rhonda Fleming) tampoco está bien expuesto, resulta forzado y frío, no transmiten química, así que cuando se separan no te roza, no así la relación de “Doc” con Kate Fisher un enfermizo amor-odio alienado muy bien descrito. Asimismo está tratado un tanto superficialmente la tuberculosis de “Doc”, demasiado aleatorios sus ataques, justo cuando tiene una recaída al filo de la muerte se levanta y va al tiroteo como si nada, este es un tema que de vería haber dado más de sí.

Si se rasca un poco encontramos un substrato referente al machismo imperante en el oeste, donde la mujer es un mero adorno, que se malea, se muestra sumisa, abnegada y sufriente, sin capacidad de influir en el hombre duro que sale de estos lares.

La puesta en escena resulta eficaz, con una estupenda dirección artística de Hal Pereira (“La Ventana Indiscreta”) y Walter H. Tyler (“Los 10 Mandamientos”), con unos excelentes interiores, unos pueblos realistas y unos paisajes del medio oeste veraces, embellecidos por la fenomenal fotografía de Charles Lang (“Los 7 Magníficos”), rebosante de cromatismo, con tomas opresivas, con excelentes planos generales de los paisajes, donde los cielos azules inundan la pantalla, a esto se añade la sugerente música de Dimitri Tiomkin (“Solo Ante El Peligro”), que escribe la bella balada “Gunfight At The Ok Corral” cantada por Frankie Laine, que resuena varias veces como preludio de este destino sangriento.

El tiroteo en OK Corral está muy bien planificado, aportando tensión, dinamismo, intriga y emociones, aunque en realidad dista mucho de reflejar la realidad (spoiler). También está muy bien el duelo de “Doc” al inicio, él con una navaja y su oponente con un cuchillo, en el saló “Doc” mirando el espejo del salón donde ve a su rival y provocándole hasta que se produce el duelo, muy atractivo, no así las otras escenas de tensión, la de un puñado de vaqueros llegando al pueblo arrasando, entrando en una fiesta, y haciéndoles frente Wyatt queda un poco absurdo, tampoco cuando “Doc” y Wyatt se hacen los dormidos para disparar a unos cuatreros me es ingenioso, nos los presentan demasiado de sobrados, no les hace bien a sus personajes.

Burt Lancaster realiza una actuación a la altura de su gran carisma, junto con Kirk Douglas forman una pareja espectacular, de la que rezuma química, compenetración, una tremenda simbiosis, con diálogos cargados de calado, dos hieráticos seres que saben de su soledad empírica, si te fijas llegaras a ver el aura de magnetismo que desprenden, sublime, con todo el que tiene el mejor rol es Kirk por lo de enfermizo, y lo aprovecha soltando las mejores frases del metraje, <Yo manejo las armas muy bien, el problema es que los que podrían atestiguarlo no están en condiciones de hacerlo>, <Por lo menos déjame morir con el único amigo que he tenido.” “La próxima vez que venga armado saldrá con los pies por delante>. Jo Van Fleet hace una mujer fatal notable, haciendo creíble su angustioso amor por “Doc”. Rhonda Fleming está bastante liviana, sin dejar huella.

John Sturges 10 años después abordaría con otros actores una secuela, “Las Horas de Las Pistolas”, con James Garner como Wyatt y Jason Robards como “Doc”, el resultado sería bastante inferior, aunque paradójicamente se acerca mucho más a los hechos reales.

Buen film del Oeste, recomendable a los que guste del género y de estos colosos de la actuación. Fuerza y honor!!!

La historia real: Los Earp actuaban en Tombstone como un Clan cuasi-mafioso, impusieron su ley a base de imponer respeto y miedo. Los Clanton eran un Clan de malhechores compuesto por Billy y Ike Clanton, Tom y Frank MacLaury y George Claiborne, robaban ganado, asaltaban diligencias y atracaban bancos, esto con el beneplácito de John Behan, sheriff del condado de Cochise. Behan tenía una gran rivalidad con los Earp, al parecer Wyatt le había levantado la novia a Behan, haciéndola su esposa (la tercera), además Wyatt aspiraba a arrebatarle su puesto de sheriff en las elecciones... (continua en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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24 de noviembre de 2013
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
A John Sturges (1911-1992), la posteridad no le ha tratado con el respeto que merece, pues su reconocimiento ha sido injusto y miope con su obra (recomiendo echar un vistazo a su filmografía). Su pretensión de ser a la vez autor con un estilo bien definido y un profesional del cine de evasión, se juzgó contradictoria por la crítica progre. Y como canonizar a un autor es mucho más comprometido y arriesgado para la citada posteridad que hacerlo con un buen artesano, la personalidad fílmica de Sturges ha sido etiquetada con la segunda opción. Por otra parte, como demuestran sus westerns: “Fort Bravo”, “El sexto fugitivo”, “Desafío en la ciudad muerta”, “El último tren a Gun Hill” o “Los siete magníficos”, entre otros, el cineasta no aceptó jamás las reglas de la crítica moderna, pues según esta progresía, no tenía la calidad de un autor.

No obstante, este western está muy elaborado formalmente, sobre un mito cruel, rico en claroscuros épicos y morales: el tiroteo de OK Corral. Las diferencias entre el Wyatt Earp de Sturges y el de John Ford “Pasión de los fuertes”, es obvia, pues si el segundo acaba demostrándole a Doc Holliday quien manda con el revólver, el primero no tiene necesidad de ello en ningún momento. Mientras que el personaje de Ford responde a una idealización de carácter romántico, reacio a usar las armas (Henry Fonda) pese a su destreza con ellas, el de Sturges, más escéptico y severo (Burt Lancaster) no responde al prototipo de gran tirador ni rápido, más bien de alguien con el coraje suficiente para dar la cara. Ambos, empero, se muestran imperturbables, aunque en el caso del Earp de Sturges, la muerte de su hermano pequeño le determine a enfrentarse con los Clanton.

La ley y la familia, en “Duelo de titanes”, son los dos vínculos que atan a Wyatt Earp (Burt Lancaster) a esa muerte que le persigue, de la cual pretende huir. Cuando ha cumplido con las dos, no demora su marcha, y la liberación del personaje es doble. El desencanto con el ejercicio de la ley, defenderla y representarla, marca el tono del film ya al principio, cuando el sheriff de Fort Griffith le dice a Wyatt amargamente: “He sido sheriff durante 25 años, arriesgando mi vida y qué he ganado con ello…, vivir en una mísera casa de huéspedes, algún día pensarás como yo, es algo que nos pasa a todos”. No es difícil intuir su cansancio e inseguridad, puestos de manifiesto al pedirle ayuda a Doc Holliday (Kirk Douglas) poco antes del duelo final, sin importarle su mala fama de pendenciero y jugador de póker. Acude a él porque no tiene, salvo sus hermanos, a nadie; está solo y su soledad le obliga a aceptar con bastante cinismo la ayuda de un retador a la ley, alcohólico y tuberculoso, si bien Wyatt ya le salvó de morir en un par de ocasiones.

Extraordinario trabajo de Lancaster y Douglas, son dos monstruos que hipnotizan con su magnetismo, sus diálogos son lacónicos, de leyenda, sin olvidar la gran actuación de las féminas en sus papeles, Jo Van Fleet, con un amor autodestructivo con Doc Holliday, y la pelirroja Rhonda Fleming con su carácter indómito ante Wyatt. La fotografía de Charles Lang es asombrosa, Sturges maneja muy bien la puesta en escena y los encuadres. Con una suntuosa ambientación en tecnicolor y Vistavisión y la música del legendario Dimitri Tiomkin con su famosa balada de Ok, corral, un extraordinario western clásico.
Antonio Morales
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14 de noviembre de 2010
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un western muy famoso a partir de la revisitación que hace Sturges del clásico de Ford "Pasión de los fuertes" y que participa de toda la iconografía y mítica del género: el legendario enfrentamiento en O.K. Corral entre Wyatt Earp (Lancaster) y Doc Hollyday (Douglas) frente al clan de forajidos de los Clanton. De lado también aparecen Dodge City, se mencionan lugares como Wichita...
Sturges demuestra ser un magnífico especialista del género (hay están "El último tren de Gun Hill", "Los siete magníficos"...) y lleva la narración con pulso y precisión. Pese a la hierática y poco convincente caracterización de Burt Lancaster, el reparto es de gran nivel y está magnífico (aparte de los apuntados: John Ireland, Dennis Hopper, Ted de Carsia, Lee van Cleef o Jack Elam). El guión es del escritor León Uris y la música de Dimitri Tiomkin, otro especialista en este tipo de composiciones, con lo que el resultado no podía dejar de ser destacable.
kafka
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5 de marzo de 2011
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente película que nos regala en ocasiones, planos de crudos exteriores y luces magnéticas. Duelo interpretativo contundente, que en ocasiones no se sabe muy bien quién está por encima de quién. Como digo, excelente película, fiel adaptación hasta el momento álgido, el tiroteo en el O.K. Corral donde la cosa de desmadra un poco, decantándose el guión por un desenlace más efectista e impetuosamente trepidante. Saltos acrobáticos, escaramuzas, tanto Douglas como Lancaster arrastrándose por el suelo.

En realidad, Billy Clanton suplicó por su vida, y estaba desarmado antes de ser "asesinado". Se cree que el tiroteo duró unos 30 segundos. Sucedió en un callejón en pleno Tombstone, no en las afueras. Pero el cine, siempre será cine.

Interesantes enfoques de la eterna rivalidad del bien y el mal, de las relaciones entre el hombre y la mujer y el núcleo familiar.
La dirección es notable, y no se aprecian sobreactuaciones nocivas.

Muy recomendable para cualquier amante del western.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Dave Tapia
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3 de marzo de 2015
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine del Oeste sirvió para enganchar al cine, en España al menos, a una serie de generaciones rurales que sabían muy bien del olor de las cuadras, las tascas con suelos de madera y las peleas a primera sangre por un mínimo pisotón en las salas de baile. Tras la cortina de polvo de las cabalgaduras que huían, o atacaban; con la emoción contenida, nos hallábamos los mismos que devorábamos las novelas de Marcial Lafuente Estefanía o las policíacas del gallego Keith Luger.
El western era el género favorito de los más jóvenes, el que nos permitía, durante un par de horas, dejar atrás el pueblo, vengar todas las ignominias y descansar, con una pajita de yerba en la boca, sobre el regazo de una dulce criatura de labios increíbles y rizos celestiales.

Estando así las cosas, años después de su estreno y, por tanto, con la pérdida del metraje que queramos atribuir a la edad de la bobina y a la habilidad de los "peluqueros con sotana", nos llegó Duelo de titanes, con dos artistas de postín (Burt Lancaster y Kirk Douglas) y una pelirroja (Rhonda Fleming), de la que mi amigo Martín salió convencido de que se había tirado más tiempo mirándole a él que al sheriff Wyatt Earp; aunque a mí lo que me llegó al alma fue el destructivo amor que se profesaban los dos vitriólicos perdedores: el tuberculoso y la buena samaritana (Jo Van Fleet).

El tema podía ser recurrente, pero a quién le importaba, si nuestras vidas también eran repetitivas. Siempre, delante y detrás de la pantalla, iba a ver gente con más suerte o con menos: hombres y mujeres marcados por un astro o un episodio en sus vidas; sufridos héroes que conseguirían justicia y reconocimiento y otros, tal vez, una lápida decente; amores cálidos y duraderos, amores ardientes y efímeros; matones que mueren en la cama y abusadores que encuentran la horma de su zapato.
Todos enfrentamos duelos en nuestras vidas y algunos estarían dispuestos a cambiarlos por los de O.K. Corral.
Sinhué
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