En las rocas

Película superficial que se desliza hábilmente hasta el final de la película, lo cual es todo un acierto ya que tantos diálogos estereotipados y tópicos aburren hasta la saciedad.

Sólo destaco dos o tres frases que dice el personaje del padre porque son dagas directas al corazón. Todo lo demás es relleno puesto para captar hábilmente a su público objetivo.

Parece una copia aguada de cualquier película menor de Woody Allen pasada por el turmix de netflix donde le han quitado la gracia y el humor.

Me esperaba mucho más, craso error. (Nota al margen: ir sin expectativas). Sofia Coppola, Bill Murray... no, no es Lost in translation. Esta es: insulsa, tibia, insípida, anodina, sosa... (y dejo ya los sinónimos). No emociona en ningún momento (Hitchcock decía que en una película cada secuencia debía ser emocionante), el papel de Murray es puro cliché, ¿cuántas veces he visto personajes así en el cine? La película es correcta formal y argumentalmente pero ahí acaba todo, por eso le doy un 4. No tiene chispa, corazón, alma, ni se arriesga en lo más mínimo. Y los mismos escenarios de siempre por los que gusta de pasear esta directora, restaurantes de lujo, martinis, etc. Por muchos planos de Nueva York que salgan (a través de las ventanillas del coche o desde la distancia) no es ningún tributo a esta ciudad. Eso que se lo deje a Scorsese o a Allen. Lo peor de todo es que se supone que es una comedia (con tintes de drama, muy bien, pero comedia) y me ha provocado solamente media sonrisa en su hora y media de metraje. No cala, no llega, se olvidará pronto.

El buen whisky se bebe "on the rocks" es decir solo acompañado por un par de hielos y relajadamente.

Lo mismo se puede decir de este gran film de Sofia Coppola, no hacen falta nada más que dos elementos clave en esta película, el buen whisky que vendría a ser el inmenso Bill Murray y los hielos que lo complementan y lo elevan a la delicia. Que vendría a ser la actuación de Rashida Jones. Ambos en conjunto construyen la película y hacen que funcione de una manera magistral.

Con un guion que podría haber estado escondido en alguno de los bolsillos de la chaqueta de pana de Woody Allen, Sofia Coppola nos brinda una hora y media de enredos, diversión, momentos cómicos y conversaciones que acaban siendo trascendentales, con las calles de Nueva York como escenario y que se disfrutan como el buen whisky que anunciaba Bill Murray en Lost In Translation. A sorbos pequeños que nos deleitaran el paladar.

Con esto no quiero decir que la cinta sea lenta o aburrida, simplemente que se disfruta escena a escena, poquito a poco, y cuando mas progresa la película, mas gusta. Coppola consigue tenerte enganchad@ hasta el ultimo minuto final. Su mejor filme desde Lost In Translation.

Y aunque esta claramente inspirada por el genio de Brooklyn, esta On The Rocks tiene ese sello propio con el que Sofia Coppola nos llevo por las calles de Tokio y nos hizo querer quedarnos en las calles de Shinjuku atrapados en la mirada melancólica de Bill Murray para siempre.

Sofia Coppola no solo vuelve con su séptimo largometraje, también lo hace de la mano de Bill Murray diecisiete años después.

En esta ocasión acompañamos a Laura, una madre que se encuentra en medio de una crisis matrimonial. Además de lidiar con la recurrente ausencia de su marido y una tediosa rutina familiar, se ve envuelta en la parte aventurera de su padre, un galán que trata de recuperar su confianza.

'On the rocks' se cuece a fuego lento. Una vez más, Coppola se centra en un personaje que atraviesa una crisis existencial. En este caso es Laura (Rashida Jones), una joven madre y escritora que empieza a cuestionarse la integridad de su matrimonio. Estas inseguridades la mantienen sumida en un estado de bloqueo.

Laura es una mujer inteligente y sencilla, fácil de tratar, más dada a escuchar que hablar, tomando un rol pasivo en su propia vida. El contrapunto a este personaje es Felix (Bill Murray), el padre vividor, carismático y divertido. Un Don Juan de toda la vida, que se jacta de conocer el comportamiento femenino a la perfección.

Coppola vuelve a tratar otra vez temas como la soledad o el aislamiento, en estrecha relación con la clase media o alta que suele retratar. Ambos personajes viven en realidades aisladas. Felix en su burbuja dorada de chóferes y restaurantes de lujo, un estilo de vida elevado bajo el cual se esconden deseos mucho más mundanos: amar y ser amado. Laura, a su vez, se ha acomodado a una vida monótona y aburrida, tan superficial como la clase media progresista neoyorquina. Las inseguridades acerca de su matrimonio pueden ser a causa de comportamientos cuestionables de su marido, pero sin duda exhiben una proyección de sus propias inseguridades.

La ciudad de Nueva York es el escenario ideal para esta película. Elegante hasta rozar la arrogancia, tan grande y variada que a veces resulta complicado hallar su sitio en ella. La cámara de Coppola recorre sus calles captando todo su esplendor. Los travellings mágicos siguiendo el coche de Murray (emulando algunas escenas más icónicas de 'Lost in Translation') nos inducen a sentir la libertad que desprende la ciudad así como el aislamiento de sus personajes.

Pero si algo nos engancha a esta película es un carismático y brillante Bill Murray. Su personaje le viene como anillo en el dedo, pero en manos de otro actor podría resultar insoportable. Él lo borda, porque sin ser un actor superdotado tiene un "algo" muy especial e imposible de clasificar, que solamente los grandes directores son capaces de sacar a relucir. Y no es menos Rashida Jones, que no solo está genial, sino que su química con Murray traspasa la pantalla.

Aún así, debo decir que 'On the Rocks' me ha dejado a medio gas en algunos aspectos. Algunas lineas de guion me han parecido forzadas y fáciles (como por ejemplo, cuándo están Laura y Felix en una fiesta y una señora mayor le pregunta a ella si está casada, desembocando en un pequeño discurso sobre el matrimonio que parece algo artificial). El final no me ha acabado de convencer, quizás me ha parecido demasiado benévolo y predecible. Sofia Coppola es una de mis cineastas predilectas, es por eso que ante cualquiera de sus películas tengo unas grandes expectativas que no siempre pueden ser satisfechas. En este caso ha sido así. Aunque, como me pasa con muchos de sus filmes, me gustan más tras haberlos reflexionado un tiempo que al instante próximo al final.