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La virgen de los sicarios

Drama. Romance Tras una ausencia de treinta años, el escritor Fernando Vallejo vuelve a Medellín (Colombia), ciudad donde creció. No queda gran cosa de lo que había dejado: sus padres están muertos, una parte de la ciudad ha sido destruida, la mafia de la cocaína siembra el terror mediante bandas de asesinos... En un burdel de chicos encuentra a Alexis, de dieciséis años. Alexis forma parte de estos asesinos que matan a sueldo y que a su vez son ... [+]
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Críticas 41
Críticas ordenadas por utilidad
19 de julio de 2005
53 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
“¿Qué quieres de la vida?” – pregunta el escritor. “Unos ‘jeans’, ropa ‘Calvin Klein’, una moto y una lavadora ‘Whirlpool’ para mi madre”, le contesta el asesino.

Fernando gusta de la música clásica. “Me atraviesa el corazón” le confiesa a su amante Alexis, mientras intenta reeducarlo en sus alborotadores gustos musicales. Fernando ha vuelto a Medellín para morir. Le pesan las canas. Asiste a su realidad con pesadez, con hastío: le molestan los ruidos, la agresividad, el egoísmo. El cinismo se ha apoderado de su ilusión y sólo le queda su ingenio para reafirmarse en su deseo por desaparecer.

Alexis apenas termina de salir de la infancia. Hace de guía y acompañante del escritor, a quien actualiza en la evolución de la ciudad, en los cambios desde que cayó Escobar, “el gran empleador del pueblo”. Dieciséis años, la mirada perdida y un “tote”. Es ligero de gatillo, “son ellos o nosotros” pero sus asesinatos no le quitan el sueño, sino a su amante.

“La Virgen de los Sicarios” no es una película familiar, ni de palomitas, como ya pueden imaginarse. Es difícil de digerir. Algunos la clasificarán como violencia gratuita “¿por qué filmar sólo lo malo de Colombia?”, otros detestarán el formato digital y determinadas secuencias de cámara al hombro y, sin duda, muchos aborrecerán de una estructura fuera de los cánones hollywoodianos. De hecho, todas estas críticas y muchas más se han realizado, y con especial virulencia, en el propio país donde se desarrolla la acción. No es para menos, es la antítesis de cualquier promoción turística.

No obstante, interesará a quienes deseen conocer la desintegración social en Colombia, cómo la viven los críos desde su nacimiento hasta su “profesionalización” como sicarios. Interesará a quienes inquiete la violencia, a quienes deseen conocer mejor la naturaleza humana.¿Por qué Alexis es incapaz de matar a un chucho y no duda un instante en descerrajar un tiro a un vecino ruidoso? Todo ello adornado con hirientes pincelazos apuntando a los problemas de fondo en la realidad colombiana: desde la desestabilización del empleo producida por el narcotráfico, la desproporcionada emigración a las ciudades y el desconcierto del pueblo para con su clase política.

La ciudad ha crecido y se ha enrojecido de sangre que mana con excesiva facilidad. Ese rojo se combina con el amarillo de los taxis y el azul de ropas y toldos, completando los colores de la bandera del país. La paradoja, la permanente devoción por los santos y vírgenes, a quienes los asesinos se encomiendan para ser más certeros con sus armas. Mientras, desde los ojos de los “gamines”, los niños de la calle y futuros sicarios, se abre la puerta al “fondo del infierno”, a la “infamia de Dios”.¿ Por qué permite semejante tierra de “desechables”?

Contra toda lógica, el escritor sin esperanza descubre el amor, donde fue a buscar su muerte encuentra la vida...
zoquete
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13 de septiembre de 2008
43 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Filme polémico como polémico es en casi todos sus libros Fernando Vallejo, el autor de "La virgen de los sicarios" y guionista de esta película basada en su novela; como polémicas son sus declaraciones públicas y su forma nihilista de vivir ("A mí me hacen falta los enemigos para poder comer.").

Esta película es una prolongación despotricadora de las páginas de sus propios libros (véase por ej. el publicado recientemente "LA PUTA DE BABILONIA", Seix Barral, Barcelona 2007), para combatir oralmente contra todos los dogmas endiosados como absolutos o como decentes o como el no va más, ya sociales, ya políticos, ya patrióticos, ya religiosos, incluido el mismísimo "Dios" de la tradición religiosa general.

Vallejo, lanza críticas sin pelos en la lengua contra la tradición granítica, contra su propio país de nacimiento Colombia, contra el género humano al que detesta cada vez más debido a la superpoblación: «¡Pero miren qué hacinamiento! millón y medio en las comunas de Medellín, encaramados en las laderas de las montañas como las cabras, y reproduciéndose como las ratas. Después se vuelcan sobre el centro de la ciudad y Sabaneta... y por donde pasan arrasan. "Acaban hasta con el nido de la perra" como decía mi abuela. (...) ya no cabemos. Y cuando las ratas no caben porque están muy apretadas, unas con otras se matan.»

Por supuesto Vallejo es un irreverente y esta película, que lleva su propio sello, también lo es. Pero la irreverencia suele conllevar verdades y potencialidad de la que dinamiza filosóficamente el pensamiento.

La película es sí no es de máxima excelencia, pero sí aproximada y como mínimo NOTABLE. El fondo triste y personal de la misma, donde queda retratado el intríngulis de la persona Fernando Vallejo y del personaje principal del film, que vienen a ser lo mismo, se resume en la canción final, letra y música de Ventura Romero", titulada "Senderito", cantada por Pedro Infante y que dice así:

"Un amor que se me fue
otro amor que me olvidó,
por el mundo yo voy penando.

Amorcito quien te arrullará,
pobrecito que perdió su nido,
sin hallar abrigo
muy solito va.

Caminar y caminar
ya comienza a obscurecer
y la tarde se va ocultando.

Amorcito que al camino va,
amorcito que perdió su nido
sin hallar abrigo
en el vendaval."


En definitiva, una película digna de verse, de contundencia oral, un recorrido a pie y en taxis por la superpoblada ciudad de Medellín (Colombia) mientras un escritor escéptico y curtido en dar tumbos por el mundo, de regreso a la ciudad donde nació y creció, va lanzando sus últimos clamores ante de apagarse o correr las cortinas de su vida para siempre, cual especie de despertador de mentes o martillo golpeador contra todo tipo de creencias y convencionalismos asentados como monolitos.

Fej Delvahe
Fej Delvahe
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20 de mayo de 2012
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacer una crítica que conecte con la gente no resulta dificil, simplemente se consigue de manera sencilla, siguiendo la opinión de la manada. Si hacemos siempre lo mismo al final obtendremos idénticos resultados, y eso es lo que el aborregamiento generalizado parece buscar.
La virgen de los sicarios no es una película violenta, aunque la violencia se halle presente en cada tramo. La virgen de los sicarios es una película de amor, encuentros, venganza, odio y sobre todo... Vidas truncadas sin sentido que dan un sentido último a este buen trabajo de Barbet Schoeder.
Después de verla, si alcanzas la finalidad última, el mensaje encriptado; comprenderás las razones por las que muchos se alejan de polvoriento desfiladero por el que se mueve la manada.
LEUGIM
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1 de abril de 2009
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en la novela de Fernando Vallejo (de hecho, es el guionista de la película) podemos contemplar este film considerado el mejor del cine colombiano (reconozco que de Colombia no he visto muchas películas).

El personaje es claramente misántropo, que ama a los animales, inteligente, de gustos refinados y tiene pasión por los muchachos (que no niños, como van diciendo otros). Así es la Colombia de Vallejo, que se puede resumir en la frase de Catulo "Odio y amo, ¿alguien me dice por qué?".

A los que admiramos la obra y vida de Fernando Vallejo, uno de los mejores escritores existentes (a mi juicio), la película nos encantará. A los tartufos, mojigatos, homófobos, políticamente correctos, que odian a los animales ni aprecian Colombia no les gustará para nada (el caso de varios "críticos" que ya han mostrado su opinión).

Eso sí, la película no es exactamente como la novela, en la novela es muchísimo más cruda, por lo que aquí suavizan la situación. Según palabras de Vallejo, está basada en varios viajes a Colombia que realizó en los últimos años cuando escribía dicha obra. Y para nada es un santurrón, si no, lean su libro "La puta de Babilonia", donde es crítico con el cristianismo, el Islam y el Judaísmo.
Kyle
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8 de febrero de 2006
23 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia es la de un escritor que vuelve 30 años después a un Medellín que no conoce, pues nada queda de la ciudad de su infancia. No viene solo: Llega a cuestas con su pasado, con la sensación de haber vivido más de la cuenta y con el único deseo de morir en una ciudad que se descompone en una violencia tan cotidiana como el respirar. A su lado, tras el encuentro en un burdel de chaperos, se halla Alexis. Él es un ángel a la misma altura que el Tadzio de “Muerte en Venecia”. Igual que áquel, anuncia la muerte; más que anunciarla, vive la vida matando pues puede que haya otro modo de vivir, pero este es el único para poder sobrevivir en un Medellín post-Escobar. Entre ese hombre con pasado y ese muchacho que sólo tiene presente B. Schroeder nos mostrará una historia de amor escoltada por el horror.
La virtud de Schroeder en esta maravillosa película es la de realizar una observación enormemente detallista, sin que de esta visión salga juicio alguno. Es curioso ver las sensaciones a las que te lleva esta película. En cualquier otra historia, tan cruda como esta, con tantos muertos gratuitos, el cuerpo reaccionaría y nos situaríamos ante ese horror; aquí, sin embargo, nos situamos al lado de los protagonistas, entendiendo todos los porques de sus actuaciones, incluso disculpándolos, porque pese al horror gozan un amor puro, sin más interés que el estar el uno al lado del otro. A su lado, ese telón de fondo sobre el que se desarrolla la historia, que Fernando define como la “infamia de Dios”, es aún más pérfido, sea la policía, los contrabandistas, o la Iglesia Católica.
La película está llena de un cinismo encantador. Parte del mérito, corresponde a la fabulosa adaptación realizada por el autor de la novela, Fernando Vallejo, que sabe graduar y sugerir todo lo que ha quedado en el libro, mucho más brutal que este film tan crudo. Ese cinismo está magníficamente representado por la moralidad descreída y nihilista de Fernando, un maravilloso Germán Jaramillo, que no para de explicarse y pontificar; pero por otra, todo ese fondo alocado de Medellín ahogado en sangre (maravillosa toda esa cohorte de sicarios pidiéndole a la virgen suerte en el arte de matar). Sin embargo, el gran hallazgo de la película es Anderson Ballesteros. Sacado por Schroeder de las mismas calles de Medellín, y vuelto a ellas tras su participación en esta película, Anderson B. tiene una autenticidad conmovedora, una mirada expresiva capaz de verter la arrolladora pasión de su breve vida y un encanto de esos que traspasa la pantalla nada más aparecer en el fotograma.
Aunque difícil de digerir, “La Virgen de los Sicarios” es una película para paladear con gusto.
Strhoeimniano
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