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Aisha

Drama Una joven nigeriana busca asilo internacional en Irlanda. Atrapada en el limbo durante años en el sistema de inmigración irlandés, Aisha Osagie desarrolla una amistad con el exprisionero Conor Healy, a quien conoce en uno de los centros de alojamiento. La creciente amistad de Aisha y Conor pronto parece ser efímera, ya que el futuro de Aisha en Irlanda se ve amenazado. (FILMAFFINITY)
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
26 de mayo de 2023
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un drama muy sensible con una historia sencilla que consigue conmoverte hasta el final.

Seguimos el día a día de una inmigrante de Nigeria llamada Aisha, está buscando asilo en Irlanda, ya que a su padre y a su hermano los mataron por unas deudas.  Trabaja como peluquera y trata de no causar problemas. Sin embargo, se encuentra a merced de los funcionarios que no hacen más que ponerle trabas a su papeleo. Tras entablar amistad con Connor, un guardia de seguridad que trabaja en el piso de alojamiento donde reside, comienza a vislumbrar algo de luz con su apoyo...

El escritor y director Frank Berry nos hace reflexionar con este drama de los obstáculos de una joven emigrante a la hora de labrarse un futuro en otro país, con un estilo muy parecido al cine, denuncia de Ken Loach (recuerda un poco a Yo Daniel Blake) la cámara consigue captar la difícil situación por la que pasan estas personas sin tener un atisbo de esperanza. 

Con gran desesperación y melancolía, la actriz vista últimamente en Black Panther "Wakanda Forever" Letitia Wright sorprende con este papel tan íntimo y a la vez desgarrador, y con muy pocas palabras consigue que te hundas con ella en su trágica vida.

Posiblemente, es un film difícil de digerir, ya que dista de ser una historia inspiradora y esperanzadora. Si no que es mucho más realista de lo que podamos imaginar.  
Destino Arrakis.com
videorecord
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30 de junio de 2023
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al comienzo de la película se indica cómo la colaboración con solicitantes de asilo en la República de Irlanda y las experiencias reales de varias personas han sido cruciales para su realización. Esto acaba viéndose reflejado en una historia filmada con tacto y desde el absoluto respeto, además de en la inclusión de algún momento cercano al documental que permite afianzar en nuestra realidad cercana la veracidad de los hechos mostrados.

"Aisha" se configura con un marcado componente social y político que puede llegar a recordar al cine de Ken Loach –pese a sus marcadas diferencias–. Desde su primera escena, se marca el tono que mantendrá durante todo el metraje. En ella, una expulsión del aula donde se estaba practicando una clase de danza sirve casi como símil del trato hacia inmigrantes y refugiados: la ausencia de un espacio donde ser y permanecer. Eso se va desarrollando a través del entorno de Aisha y, lentamente, desde su propia experiencia individual, con una cámara que cada vez se le acerca más y unos planos más centrados en su semblante preocupado. Poco a poco, la película va desvelando la falsa caridad de la burocracia, la superioridad moral frente a la mínima insubordinación, el trato de desigualdad y, sobre todo, la imposibilidad de muchas personas en busca de una nueva vida de ser dotadas con opciones de futuro.

Frank Berry consigue no caer en un drama emocionalmente edulcorado y aproximarse desde una voluntad casi testimonial, a pesar de la dureza incuestionable de la temática planteada que, asimismo, se maneja desde un uso hábil del fuera de campo. Además, ese mismo respeto e interés, que se transmite con el relato, emana también de las actuaciones protagonistas de Letitia Wright y Josh O’Connor. Ese vínculo de amistad, que evoluciona hacia el romance, equilibra un constante diálogo entre ciertas problemáticas sociales que afectan sendas vidas con una bondad esperanzadora e inspiradora.

www.contraste.info
Revista Contraste
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18 de febrero de 2024
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sortea (roza) casi todos las tentaciones más peligrosas, la demagogia burda, el buenismo estúpido, el dramatismo excesivo, la tragedia a espuertas, el romanticismo chungo, la pancarta y el panfleto, el morbo bobo, el maniqueísmo oportunista, la denuncia obvia, el horror sin parangón, la moraleja cutre, y más, Loving, menos una (esta la abraza, cae de bruces en ella), nadie es perfecto, la de intentar jugar un poco al gato y al ratón con el espectador, pobre hombre al que le dan a entender una cosa y la contraria casi constantemente, o, mejor, le quieren hacer creer que va a pasar una cosa y la contraria casi constantemente, y normalmente, no siempre, suelen ser los dos extremos o posibilidades más antagónicas, el palo y la zanahoria, lo malo o peor y lo bueno o mejor, vale, basta, de acuerdo.
Es tierna y triste, reposada, delicada y llevadera, te habla de La terminal de Spielberg, sin paradero conocido, en tierra de nadie, del limbo y el purgatorio, de vivir de prestado, usurpado, en paréntesis, o, peor, de no vivir, de pasar a ser un fantasma o ectoplasma, una entelequia de cuerpo presente, habeas corpus, de pasar a ser un nadie que no es de ningún sitio, de un espacio suspendido en el vacío, zona muerta, a la espera, Ante la ley de Kafka, y que, en verdad, no tiene ni nombre o no importa, nada.
Y es hábil al darte o darnos la contraparte relajante y agradable del segurata, efecto placebo, para poder respirar, no (del todo) asfixiarte (de pena o angustia), ese caramelo o regalo ante tanto soterrado, y a veces a bote pronto, espanto, no todo iba a ser malo, u horroroso.
Es Lost in translation versión pobre, la otra cara de la moneda y de la luna. Los ángeles derrotados de Johnson Denis golpeados/vapuleados inmisericordemente por la vida, o Los ángeles del (en el) infierno, o ángeles caídos (en desgracia). Amor fou bajo agua o tierra, en sordina. Ella es, pese (o con más motivo por ello) a las malhadadas terribles circunstancias, apunta maneras, orgullosa, lista y pistonuda, está perdida, dolorosa o dolorida, puñetera, pundonorosa, sola; él, un perro callejero humilde y faldero, sensible y bueno, maja pareja, aunque ella segura/probablemente, en otro contexto (mucho más favorable), no lo hubiera mirado, quién sabe. Pero la historia entre los dos, tal y como está contada, es preciosa o bonita, tan triste, sin duda, faltaría.
Y también es inteligente al no cargar las tintas con los malvados o villanos, que sean tan humanos (como robots, impersonalmente correctos o legales), que se refugien en la burocracia para hacer el mal abismal, que ellos sean la burocracia encarnada, tatuada en sus cuerpos (En la colonia penitenciaria, otro cuento relato del maestro), imprimida en su alma, y que la burocracia sea el mal en sí mismo (esas entrevistas son como las que hacía la enfermera Fletcher en Alguien voló sobre el nido del cuco, más mecánicas que aquellas, pero igualmente sádicas perversas en su contenido, de eso se trata, para eso sirven los servicios sociales o de extranjería, para derruir al otro, para convertirlo en un ser desvalido a expensas suyo, para que Nicholson no más incordie a nadie, para que esta pobre chica se largue o, si aguanta, esté preparada para lo que le espera o le echen; se trata de pasar pruebas, de resistir como un junco salvaje, para que los que queden o insistan sean los más aptos o evolucionados, el modelo mejor adaptado, los más dignos de ser explotados/expoliados por la máquina de picar carne que es el estado, de cañón carne, con todos los derechos humanos a cuestas, en sus carnes morenas, sin pega, de forma perfecta).
Sí, como los Dardenne pero sin su nervio y garra, de manera más dulce o suave tranquila cuenta lo mismo.
Como Zonca, pero sin su tremendismo, la vida soñada de los ángeles.
Es una buena o entretenida o interesante película, tres (suma y sigue) en una.
Y ella es muy guapa y lo hace muy bien y él también lo segundo. Y está muy bien contada, sin queja, lo suficientemente manipulada/tratada para que entre la medicina como dios manda, sin arcadas, con gusto (la sarna no pica) y donosura.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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18 de julio de 2023
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay una cosa que me molesta demasiado, que incluso yo cometo, y es que, no valoramos nada de lo que tenemos muchas veces, y una de esas es poder vivir en un país medianamente estable o mejor; sin guerras, ni excesiva pobreza. Me quejo de mi país constantemente, es un tema personal, me gustaría irme a vivir a otra ciudad fuera de España, aún no sé la razón, quizá me he cansado y necesito un cambio, y solo tengo 17 años, es gracioso que lo diga un chaval, pero es así, o quizá no congenio aquí y por eso quiero irme. Y para nada España es un mal país, es el país con mejor gastronomía del mundo junto a Italia y Japón en mi opinión, además de que tiene un paisaje muy acogedor y la historia de nuestro país es brutal.

Pero hablando sobre esta magnífica historia que me ha tocado en muchos aspectos, tengo que destacar qué la interpretación de Letitia hasta el momento es de Oscar, espectacular, sus reacciones faciales me encantan y cómo cuida el acento inglés de una inmigrante Nigeriana. Al igual que algún otro personaje cómo su madre, una mujer aterrada y escondida para que los asesinos prestamistas de su marido no la encuentren mientras que su hija Aisha (Letitia) le manda dinero para salir de Lagos, Nigeria. Me llamó la atención la interpretación de Josh O’Connor, su personaje llamado Conor, empatice mucho con él y me transmite una paz y una dulzura descomunal. Me quedo con las ganas de saber más de los pasados y futuros de esta pareja, su pasada vida en Nigeria y la ex vida presidiaria de él. Historias reales que deberíamos conocer.

Personajes reales e importantes demasiado bien interpretados para crear una historia increíble que desgraciadamente sucede continuamente y es una pena que no se den a conocer casos similares a este y muchos otros de injusticia social porque estamos perdiendo a personas que de verdad valen la pena conocer y que no merecen esto, e ignoramos a países tercermundistas que son maravillosos culturalmente, países que no se merecen estas guerras que causan hambruna, muerte y más desgracias que nadie debería aceptar y que no llevan a nada por culpa de las religiones y los políticos. Esto es un sin vivir, y morir sin saber si esto acabará me resulta cargante y triste. Más películas cómo esta, paso a paso lograremos cambiar el mundo.

RICARDO VALERO, JULIO 2023, ESPAÑA.
Richie Valero
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3 de julio de 2023
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos sumerge en la travesía emocional de una joven nigeriana en busca de protección y un nuevo comienzo en Irlanda.

La actuación de Letitia Wright en el papel principal es simplemente impresionante. Con su habilidad para transmitir las complejidades emocionales del personaje, Wright nos sumerge en la angustia, la valentía y la determinación de Aisha. Su interpretación es conmovedora y auténtica, capturando la atención y el corazón del espectador desde el primer momento.

La dirección de Frank Berry merece reconocimiento por su enfoque sutil y efectivo. Berry permite que la historia se desarrolle de manera natural, sin caer en la exageración o el sentimentalismo excesivo. Su estilo cinematográfico respeta la historia y los personajes, brindándonos una experiencia íntima y realista.

La partitura de Daragh O'Toole complementa magistralmente la narrativa, añadiendo una capa adicional de emoción a cada escena. Con su habilidad para capturar los matices y las tensiones emocionales, la música se convierte en un elemento fundamental que profundiza nuestra conexión con la historia de Aisha.

Conmovedora y bien realizada, aborda temas importantes de manera auténtica y honesta. Esta película nos invita a reflexionar sobre la inmigración y la búsqueda de identidad, generando empatía y comprensión hacia aquellos que luchan por un nuevo comienzo. "Aisha" es un recordatorio poderoso de la fortaleza del espíritu humano y la importancia de la empatía en nuestra sociedad.
Pablo Veiga
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