Y Dios dijo a Caín

Gary (Klaus Kinski) está pagando por un crimen que no cometió. Pero aprovechando una ley que permite un indulto a los veteranos de la guerra civil obtiene la libertad y no tardará en ir a buscar venganza de quienes lo traicionaron e hicieron meterle entre rejas. Con un guion de lo más típico, su originalidad radica en que no adopta las formas del "western" clásico, sino las de una película de terror. El protagonista es como un espectro que vuelve del más allá durante una noche acompañada por una tormenta de arena y polvo. 

El director llena el filme de efectos de suspense, tiempos de espera y desplazamientos en la oscuridad, además de apoyarse con abundantes primeros planos que denotan inquietud y angustia, a la vez que realzan la sensación de pánico. Los elementos clásicos de los decorados del género están sabiamente subvertidos. Por ejemplo, la iglesia del pueblo se convierte en escenario maléfico. Si a ello sumamos referencias bíblicas (la tentación de la serpiente en la primera escena, o el propio título de la película), el resultado es uno de los “spaghetti western” más extraños de la historia.

De vez en cuando, muy de vez en cuando, Antonio Margheriti se dejaba de cochambres y rodaba alguna película que recordara a sus añoradas Danza macabra y Los largos cabellos de la muerte. Y Dios dijo a Caín es un spaghetti western inusual, cuyo guión copia el de Los pistoleros de Paso Bravo, pero es el trabajo de Margueriti lo que convierte la cinta en algo muy diferente. La historia huele, de tan manoseada: un hombre cumple prisión durante diez años, injustamente, faltaría más, y regresa para vengarse del hombre que le robó sus propiedades y su mujer. Ya está. A partir de ahí, el realizador opta por convertir la narración en una historia gótica, con elementos casi sobrenaturales. Lo que sucede la noche de autos, mientras el vengador va eliminando a todos los esbirros del villano, hay que verlo y no contarlo. Pese a los factores en contra (fotografía nefasta de tan oscura, música barata de Carlo Savina, que habría servido para cualquier thriller o terror gótico, intérpretes de segunda), el horror se va apoderando de la función, sobre todo cuando las fuerzas de la naturaleza se desatan y el rancho se convierte en el castillo de la bruja. Hay ritmo, tensión, escalofríos varios, y la mirada glacial de Klaus Kinski, aquí sí, muy metido en su papel, que se merienda a todo el reparto en general. Es una rara avis, muy recomendable no sólo para los fans del western, sino también del terror. Lástima de guión.
Y ya puestos, otro zasca a 8tv. Ahora que echan dos westerns todas las tardes, de lunes a viernes, y les estamos agradecidos, ¿a quién se le ocurrió proyectar la copia doblada al mexicano de esta película? ¿Ustedes saben el esfuerzo que debí hacer para concentrarme? Porque ese horrendo doblaje lo jodía todo, con perdón. Que no vuelva a suceder.

Pintoresca película protagonizada por Klaus Kinski, quieni terpreta a un hombre que estuvo en prisión por un crimen que no cometió y una vez libre, va en busca de aquellos que lo incriminaron.
El nombre de los protagonistas, así como algunas situaciones, fueron inspiradas (o plagiadas) de "Los pistoleros de paso bravo". Sin embargo, a medida que avanza, el filme sigue su propio rumbo.
En principio vemos características propias del eurowestern, tales como un protagonista parco, de pocas palabras, así como la venganza como móvil principal y una muy difusa frontera entre el bien y el mal. Sin embargo, también hay elementos típicos de un filme de terror; en un principio, es terror sicológico para luego ser terror sobrenatural. Cuando el antagonista escucha por primera vez el nombre de Hamilton, suenan los cuervos presagiando el desastre. La llegada del protagonista coincide con un tornado. Vemos una atmósfera nocturna y un muy inquietante sonido de campanas. El protagonista parece ser alguien de ultratumba, quizás el mismo angel de la muerte. Se camufla con las ráfagas de viento y polvo, aparece y desaparece a voluntad; todo ello hace que de nada le sirva a sus enemigos estar en superioridad numérica.
Sin ser obra maestra, es una pelicula infravalorada que injustamente, suele ser omitida al hacer una lista de los mejores eurowestern. Su punto débil son algunas escenas demasiado oscuras, la noche es muy noche y cuesta ver qué sucede

Hace un par de años vi esta película y no me gustó. Hoy la volví a ver con mejor calidad de imagen y me llevé una grata sorpresa.

Es una buena película, protagonizada por el siniestro Klaus Kinsi. Podríamos decir que tiene tintes de terror, Gary Hamilton se convierte en un fantasma para sus enemigos. El ambiente está muy bien creado.

Si hay alguien que destaque para mal es Antonio Cantafora (el hijo del villano), la actuación no es lo suyo.
Las canciones que acompañan a la cinta también pegan con ella.

Recomiendo verla.

"Y Dios dijo a Caín, quedarás maldito y expulsado de la tierra que se ha bebido la sangre de tu hermano, a quien tú mataste" (Génesis, 4, 11).
De maldición y de venganza trata este extraño western italiano que comienza en la cantera de un presidio donde Gary Hamilton (Kinski) purga diez años de trabajos forzados por un delito que no cometió.
Un infierno de polvo blanco y de serpientes del que sale por una inesperada amnistía. Un infierno que lleva consigo en busca de una venganza inexorable en la persona de Acombar (Karsten) quien, "No solo se quedó con tu casa, también con tu novia [María (Michelangeli)]. -Yo, me vengaría", le recomienda el viejillo de turno.
Como vemos aquí no hay ningún Abel. Hay más bien un Ángel de la Muerte, el Ángel Exterminador, Abaddon (Apocalipsis, 9, 11). Nótese la similitud con "Hamilton".
El mismo día del regreso se desencadena un fortísima tormenta de viento que mueve la campana con sones tétricos, el viento ulula mientras gotea el agua en el interior de una cueva, "¡Toc-toc!", o suena lúgubre el órgano de la iglesia (otra vez el elemento religioso). Sonidos, primeros planos, juegos de espejos, claroscuros que dan un ambiente de terror muy poco visto en el western.
Y Kinski en medio de todo, aunque en un papel menos demencial de lo que en él es costumbre. Más de demonio que de tarado mental.
El guion no es demasiado original, con diálogos ramplones. Más interesante es el tratamiento que le da el director con una marcada tendencia a destacar lo tétrico y a enfrentar entre sí a los malvados como en una lucha entre ángeles del mal y demonios.
El resto es todo bastante flojo. Personajes estereotipados, planos, sin matices. Casting deficiente con demasiadas melenas rubias, rizos y tirabuzones. Mala caracterización y regulares interpretaciones (bien Kinski). Aunque lo peor es el doblaje mexicano de la copia que hemos visto.
Cinta que no pasa de regular que puede gustar a los aficionados al cine moderadamente terrorífico. Los westerianos que no esperen gran cosa.