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Las dos caras de la justicia

Drama Desde 2014, en Francia, la justicia restauradora ofrece a las víctimas y perpetradores de delitos la oportunidad de diálogo a través de sistemas seguros, supervisados por profesionales y voluntarios como Judith, Fanny o Michel. Nassim, Issa y Thomas, sentenciados por robo con violencia, Gregoire, Nawelle y Sabine, víctimas de robo y bolso. También Chloe, víctima de una violación incestuosa, se involucra en medidas de justicia ... [+]
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Críticas 26
Críticas ordenadas por utilidad
25 de julio de 2023
39 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
La francesa “Las dos caras de la justicia” ofrece una mirada sincera y muy conmovedora a la justicia restaurativa, que, desde 2014, da a víctimas y autores de delitos la oportunidad de dialogar en un entorno seguro. La directora de “En buenas manos” nos regala otra película sanadora, de esas que te hacen recobrar la fe en el espíritu humano.

Todo un éxito de crítica y público en Francia (ni siquiera “Intocable” tenía tan buena calificación en AlloCiné, el Filmaffinity francés), “Las dos caras de la justicia” se ampara en un guion sensible pero nada sensiblero, una puesta en escena muy respetuosa y un reparto magnífico, donde sobresale Adèle Exarchopoulos, en uno de sus mejores papeles desde “La vida de Adèle”.

Didáctica, emotiva y entretenida. Muy recomendable para todos los públicos. Se queda contigo.
Arturo
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8 de septiembre de 2023
31 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Víctima o agresor

La justicia restaurativa es una práctica que funciona en varios países, especialmente en Francia desde 2014. Se basa en la escucha sin juicio, en no hablar en lugar de otro, en guardar silencio y, sobre todo, en dejar espacio para el pensamiento propio y ajeno.

Este programa permite realizar un intercambio entre las víctimas de un delito y los autores de un delito similar. El objetivo, por un lado, es superar el trauma y, por el otro, tomar conciencia de las consecuencias de nuestros actos, todo ello a través de un diálogo sin tabúes. En definitiva, cuestionar el por qué y el cómo. Por ello, Las dos caras de la justicia no se centra en la violencia sino en la conversación, en el renacimiento de una nueva vida.

Las víctimas, Grégoire, Sabine y Nawelle, se unen a este programa de discusión junto a los atracadores y ladrones violentos, Issa, Thomas y Nassim. Chloé, por otra parte, que fue abusada sexualmente por su hermano en la infancia, decide ponerse en contacto con su agresor al conocer que ha regresado a la ciudad. Entre los actores destacan grandes intérpretes como Adèle Exarchopoulos, Dali Benssalah o Gilles Lellouche.

*Caras a cara

Las dos caras de la justicia trata sobre la intrahistoria que subyace a la historia visible de la sociedad. Cada personaje tiene el espacio que necesita y no hay protagonistas; el rostro y la voz general es el centro sobre el que gravita toda la cinta. Este equilibro perfecto se logra sin forzar la emoción ni sacrificar a ninguno de los personajes. La puesta en escena es sobria y modesta para dar voz a cada individuo, sin necesidad de una música invasiva que los interrumpa.

Al igual que las víctimas y los agresores, la cineasta también aparece discreta y humilde tras la cámara. Sin pronunciarse, ella se limita a filmarlos mientras cada uno se toma su tiempo, con paciencia. Los diálogos, las caras y las voces son la materia prima de la obra y la comunicación es la acción principal, quien genera la intriga.

*Conclusiones

Las dos caras de la justicia convierte cuestiones sociales en ficción de una manera cercana al documental. El abanico tan variado de personajes combina dos universos muy diferentes: el de una obra coral y el del cara a cara. Conmovedora y sorprendente, la película refleja el mundo oculto tras el sistema legal penitenciario. Una representación poderosa del perdón que, sin ser predicadora, incluye situaciones cómicas presentando la emoción de forma inteligente y devolviendo así la fe en la humanidad.

Escrito por Soraya Unión Álvarez
Cinemagavia
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11 de septiembre de 2023
20 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
De qué forma se puede reparar lo irreparable, esta cuestión se plantea en esta magnífica película francesa, donde un proyecto de justicia restaurativa ofrece quince encuentros presenciales, de tres horas a lo largo de cinco semanas, a un grupo de personas que han sufrido ataques violentos o agresiones para robarles dejándoles secuelas posológicas y otras personas delincuentes que están en prisión por delitos similares. Todos hablan y escuchan con unos mediadores. Al mismo tiempo veremos a una joven que fue violada por su hermano mayor desde los 7 años, al que de mayor denuncio y ha cumplido condena, ahora pido encontrase con él para hablar... 

Instaurada desde el 2014 en Francia (en España solo se aplica a menores) es como una extensión de la justicia penal, repara no solo a las víctimas, sino también a los agresores. Lo primeros porque puede sentirse escuchados y recuperar la tranquilidad perdiendo el miedo y los segundos tiene la oportunidad de reparar los daños que han ocasionado pidiendo perdón.

Jeanne Herry, en su tercera película después de "Elle I´adore" y la fantástica "En buenas manos" en esta ocasión dirige esta nueva cinta de forma muy teatral o semi documental, ya que casi todo son diálogos ocurren en interiores, liberando así las emociones a través de las conversaciones que por cierto están muy bien llevadas.

Ese enfoque psicológico o terapéutico está llevado con mucha naturalidad y espontaneidad por un buen reparto encabezado por Adele Exarchopoulos, Gilles Lellouche, Miou-miou o Leila Bekhti.  Personajes muy humanos y creíbles que se abren para expresar lo que sienten por dentro, incidiendo en el poder de las palabras y dialogando con respeto.

Un film conmovedor y optimista que consigue llegarte al corazón.
videorecord
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17 de septiembre de 2023
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
La mediación es un método alternativo a la resolución de conflictos en el que una tercera persona imparcial facilita la comunicación entre las partes y propicia el escenario adecuado para que puedan iniciar un diálogo en un entorno seguro.

La justicia restaurativa está centrada principalmente en las víctimas y en la reparación de los daños que estas han sufrido. Además, supone una alternativa a la justicia meramente punitiva, al no tener como fin el castigo a los agresores. La justicia compasiva pretende que personas condenadas por actos violentos asuman su responsabilidad, reconociendo de esta manera a la víctima como tal. Apostando por métodos como la mediación, se trabaja para reparar el daño y evitar su reincidencia, favoreciendo la reintegración tanto del infractor como de la víctima en la comunidad.

La película comienza mostrándonos a varios profesionales formándose como mediadores. La escucha activa, las pausas, la empatía, el lenguaje no-verbal, la elección del espacio, imparcialidad, la ausencia de juicio, las preguntas adecuadas, el respeto por las normas acordadas... Cualquiera de estos detalles puede hacer que fluya la comunicación o que esta se rompa, y ya, desde esta primera secuencia reflexiono sobre la dificultad que encierra la labor que desempeñan, sobre la delicadeza que se requiere para trabajar con las emociones propias y ajenas, y sobre lo complicado que es ayudar sin juzgar, más aún si de situaciones de violencia se trata.
El tema principal de la película es la comunicación, un tema que me interesa especialmente. La historia ha captado mi atención y ya no me suelta.

A través de dos casos diferentes, la cinta nos muestra el funcionamiento de este proyecto en Francia. Por un lado, asistimos fase a fase a la preparación de la mediación solicitada por Chloé a su agresor, su hermano mayor. Por otro, nos adentramos, como si fuéramos un participante más, en unas sesiones de mediación grupal que reúnen a víctimas, agresores y mediadores.

Me ha gustado la película, en especial sus diálogos, que invitan a observar y analizar un mismo suceso desde diferentes prismas.
Creo profundamente en el poder de la comunicación asertiva y considero la mediación como una herramienta potente y necesaria para sanar heridas, cerrar capítulos, enfrentar miedos o asumir culpas y errores. Este tipo de acciones comunitarias tienen una gran capacidad transformadora y reparadora, no solo para los implicados si no para toda la sociedad.

A lo largo de esta historia y gracias a un gran reparto, con el que he conectado en todo momento, siento que he pasado un par horas reflexionando sobre cuestiones de las que de verdad importan.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sildarien
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17 de septiembre de 2023
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Le pregunté a un amigo si era un riesgo verla de noche, por si me quedaba dormido, a lo que me respondió que precisamente acción no tenía la película… Y aparentemente esto es correcto: prácticamente toda la acción se desarrolla tras las pupilas de una serie de actores que defienden muy dignamente sus papeles, o mejor dicho en la mayoría de los casos, papelones. Esa defensa se convierte a veces en ataque, salpicando la película con algunos diálogos sobrecogedores, además de otros que bien pudieran confundirse con monólogos de una escuela de arte de dramático.

Aparentemente, sólo aparentemente, el momento de mayor acción es una frase elevada de tono de una de las protagonistas en respuesta al planteamiento, por parte de su interlocutora, de una hipotética situación emocionalmente ultracompleja; pero la película también tiene silencios absolutamente atronadores y frases en tono tranquilo que no pueden ser más violentas. Por eso discrepo en parte con mi amigo, porque la historia de estos Indiana Jones del trabajo social va ganando credibilidad y terreno según avanzan las escenas, y aún reconociendo que el momento de éxtasis pudiera haberse llevado mejor, también es cierto que llega a emocionar la línea argumental relacionada con la terapia de grupo: confieso que navegué, desde parecerme muy cuestionable el planteamiento inicial, hasta sentirme incluso orgulloso vicariamente por los participantes del grupo. La otra línea argumental, terriblemente dura, podría haber sido un largometraje en sí misma.

Porque en teoría el tema principal es la “justicia reparadora” (como rama del trabajo social) y desde ahí se abordan (no con demasiada profundidad, dígase de paso) temas como el trauma complejo, la disociación, la relación culpa-responsabilidad… Quizá sea este aspecto lo que me hace sentir que el vaso podría haber llegado a estar más lleno, porque las escenas de inicio y fin me hacen pensar en títulos alternativos como “La verdadera liga de la justicia”, sin embargo, en algunos momentos cruciales de esa película imaginaria, Batman o Wonder Woman pretenderían vencer a sus adversarios simplemente parándose y diciendo “Ahá, sé luchar”.

Efectivamente, no me dormí, pero “Je verrai toujours vos visages” tampoco es que se caracterice por la acción, y no me refiero a peleas, sino a meter algo más que la punta del dedo en charcos como la cárcel y los traumas.
Espinosaurio
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