Loca

Loca está basada en una obra teatral (basada a su vez en un caso real) del desconocido por estos lares Tom Topor. Y eso se nota. Pero no lo digo como algo peyorativo. Como amante del teatro pienso que es fascinante como con un escenario reducido, un pequeño grupo de actores y una capacidad de producción no más grande que el escenario; se puede condensar la vida en apenas dos horas, gracias a lo que normalmente son unos textos maravillosos, como es el caso de Loca.

El guión de esta película, que oscila entre la intriga, el drama, la crítica social y el melodrama judicial, es un portento de estructura y planteamientos, pues la galería de personajes que presenta es excepcional, los secretos que resuelven disparan a todo corazón sensible, y es capaz, a lo largo de las vistas del juzgado, de imprimir un ritmo sin pausa pese a esos escenarios reducidos.

Y como en el teatro, si el texto se lleva la mitad de la ovación, la otra mitad se la llevan los actores. El trabajo de todos los secundarios en Loca es sencillamente perfecto, pues cada uno construye su discurso y el personaje clave en la historia (otra cualidad de Loca: no le sobra ni falta nada), y el de la pareja protagonista, impresionante. Dreyfuss, que como siempre hizo en su ya mítica carrera, llena de matices su apelativo personaje y lo humaniza; y Barbra Streisand se esconde tras la máscara física, vocal y emocional de una mujer impulsiva y exultante, que pese al drama que vive, posee un sentido del humor brillante. Su interpretación se sale del esquema habitual en el que se le tiende a encasillar, ofreciendo un difícil retrato de Claudia Draper.

Una mujer acusada de loca, llena de dolor y resentimientos, cuyos claroscuros interiores no le impiden mirar la vida a la cara y salir adelante con honestidad sobre quien es y que es lo que quiere conseguir. Un personaje fascinante y dual que sólo pidió que fuese tratado como una persona, que se le juzgara en base a lo que había hecho, no a las suposiciones acerca de quién era. Pues sólo era una mujer, con un pasado en suspenso, pero que quería vivir un futuro: aunque sólo fuese un paseo por la quinta avenida.

Un gran director de actores como Martin Ritt hizo posible esta prueba de fuerza mayor: lograr que te interese hasta el último momento un personaje "loco", que se esfuerza por escupirte su mal genio, su desgracia oculta, su rabia infinita sin ningún interés por conmoverte. A toda costa quiere navegar por un mar de odio... Incluso machaca a su pobre abogado, y entre ambos, estupendos Streisand (nunca más volvería a un papel dramático) y Dreyfus, logras mantenerte en pie y llegar al final en el que comprenderás la causa del terrible mal que corroe a la protagonista. Es una película incómoda en gran parte de su metraje.
También destacan unos secundarios de lujo: Malden, Stapleton. Wallach...
Martin Ritt es uno de los pocos realizadores norteamericanos vivamente interesado por temas sociales. Aquí lo combina con crimen y sexo, pero el mensaje sigue siendo el mismo: el abuso de poder de la burguesía no conoce límites. Se los tienes que imponer.

Claudia Draper (Barbra Streisand) es una dama de clase social alta que se dedica a la prostitución de lujo, pero un día cuando está con un exclusivo cliente, lo mata y es acusada de asesinato.

Sus padres, buscando lo mejor para ella desean que el abogado utilice la defensa del desajuste mental, algo por lo que ella no está dispuesta a pasar.

La corte entonces le asigna a Aaron Levinsky (Richard Dreyfuss), su abogado defensor. Claudia entablará una feroz lucha para que los tribunales no contemplen su delito como el de una enferma mental sino como el acto de una persona cuerda en defensa propia.

La película tuvo un presupuesto $8,1 millones y generó por venta de taquillas la cantidad de $28,8 millones en EEUU solamente, además recibió tres nominaciones a los “Golden Globes” por mejor película de drama, mejor actriz principal en un drama: Barbra Streisand y mejor actor de reparto en un drama: Richard Dreyfuss.

Bastante buen drama con un curioso reparto que mediante su elocuente y sólido guión asesta una lección moral a todas aquellas personas de mentalidad rígida y cargada de tabúes que sólo ven lo que quieren ver, proclaman valores vacíos y están seguros de que todo lo que brilla es oro, como reza Led Zeppelin. Es cierto que Streisand busca el lucimiento personal y la película tiende a la exageración, caracterizando a los antagonistas de manera poco sutil para posicionar al público a favor del mensaje, pero ¿qué es el cine sino un reflejo exagerado de la vida? (aunque la exageración no sea ningún disparate teniendo en cuenta la cantidad de gente obtusa con poder que hay en realidad).

De todas formas "Funny Girl" ofrece una buena interpretación, apoyada en la gran labor co-protagonista de Dreyfuss, que se desenvuelve con mucho oficio en su papel de abogado marcado por las circunstancias, y en la buena dirección de Ritt, que utiliza una narración sencilla para ceder todo el protagonismo a la historia y sus protagonistas, lo que algunos consideran erróneamente "telefilm" (hay quienes llaman asi a cualquier película en la que la cámara no destaca).

Como curiosidad, irónicamente el mítico "Rey de la comedia absurda" sale en calzoncillos en el único papel serio que hizo desde que formara sociedad con David Zucker a principio de los 80 e iniciara su popular trayectoria como cómico.

Hay tres películas de Barbra Streisand que siempre tengo juntas y a mano en mis estanterías porque las miro con relativa frecuencia. Las tres tienen en común que la protagonista es Barbra: “Loca” de 1987 con Richard Dryfuss dirigida por Martin Ritt, “El príncipe de las mareas” con Nick Nolte dirigida por ella misma en 1991 y “El amor llama dos veces” con Jeff Bridges también dirigida por ella en 1996. Las tres fueron filmadas seguidas dentro de su filmografía y las tres tienen para mí el denominador común de presentar las mejores actuaciones de Barbra Streisand.

Aquí sólo voy a hablar de la primera donde todos los actores, incluidos los secundarios, hacen magníficas interpretaciones destacándose sobre todas las de la pareja protagonista, una Barbra Streisand y un Richard Dreyfuss que brillan en la pantalla poderosamente y que junto con el resto hacen que una película de crítica social en la que, con las excepciones del segundo juez y del abogado que interpreta Dreifuss, todas las demás instituciones que representan, incluido el estamento médico, concretamente el psiquiátrico, queden por los suelos reflejando una realidad existente, unas profesiones que muchas veces destruyen a las personas más que las salvan o defienden.

El guión de la película y la manera de contarlo, apoyado por las interpretaciones de los protagonistas hacen que experimentes las emociones de los personajes en todo momento y no hay ni un solo tramo que se haga lento o aburrido o que no te interese y emocione. Evidentemente a todas las personas, que las hay, a las que Barbra Streisand no les gusta, ninguna de estas tres películas les va a agradar aunque las tres son películas excepcionales que las puedes mirar una y otra vez y nunca te cansan como siempre ocurre con el cine bien hecho.