Extraña muerte de una menor

Thriller policíaco italiano con toques de giallo bastante logrados y momentos de humor un poco descolocantes dado el tono general de la película, bastante bronco y con altas dosis de crítica sociopolítica, como era norma en los policíacos italianos setenteros en general y en los de Sergio Martino en particular. Irregular pero entretenida, pierde algunos puntos por las chapuceras escenas de peleas callejeras (se nota que a Martino se le dan mejor las escenas de suspense que las de acción) y algunos fallos de ritmo y puesta en escena, pero mantiene la atención gracias a un guión con bastantes giros interesantes, a unos diálogos ácidos y a algunos personajes con bastante carisma (el comisario Gelmi, por ejemplo). Por lo demás, persecuciones en coche/moto, interpretaciones de batalla (excepción hecha de un Claudio Cassinelli que se esfuerza por darle chicha al personaje) incluyendo a un Mel Ferrer que hace un papel pequeño, supongo que más que nada para que su nombre sirviera de reclamo comercial, buenas escenas giallescas a cargo del matón de turno y una trama de asuntos sucios que acaba salpicando a ciudadanos respetables.

Modesta pero bastante interesante.

Se podría decir que el subgénero que sustituyó al giallo.

Lo peor: es una copia de Harry, el sucio a la italiana, copia su estilo, formulas, ritmo, todo, también se podría decir que eso es lo mejor, depende de cada uno, pero si quienes la fueron a ver esperaban eso, fueron gratificados.
Lo mejor: lleva ciertos elementos que se habían convertido en un cliché de la época como las persecuciones, a la hipérbole y terminan parodiándolas, encima para finalizar la escena demostrando lo gratuitas que eran en la trama, y que las metían solo por el espectáculo.

Todo el tiempo está pasando algo.

Martino vuelve a demostrar la destreza que tenía para los planos y los encuadres, siempre dándole en la tecla para que el espectador observe la situación desde la mejor perspectiva.

Entretenido giallo thriller, menor en la filmografía del bueno de Sergio Martino, pero representativa de su filmografía.
Está muy bien fotografiada y las interpretaciones son adecuadas, pero existen escenas arbitrarias y superficiales que empañan el resultado final, que no deja de ser simpático y clarificador del cine de "denuncia" que se hacía en la Italia de los setenta.
Protagoniza el malogrado Claudio Cassinelli, que murió joven en una escena peligrosa de su último film.

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