Aline: La voz del amor

Aline no es un documental ni una obra biográfica sobre Céline Dion, sino más bien una carta de amor a esta icónica figura. Valérie Lemercier se toma muchas licencias para conformar una historia libremente inspirada en la canadiense que acaba siendo un curioso y tierno homenaje.

Muchas de las decisiones de la directora son inexplicables, como la reconstrucción digital de su propio rostro sobre el cuerpo de una niña de doce años. Son estas resoluciones las que provocan que el film sea un tanto extravagante e incluso grotesco. Por ello, los seguidores de la cantante que busquen un retrato fiel se sentirán decepcionados con el resultado.

Aún así, cuenta con una serie de aciertos valiosos. La increíble caracterización física de la actriz protagonista, la casi perfecta imitación de la gesticulación de Céline Dion, la maravillosa banda sonora –principalmente compuesta de grandes éxitos de la artista– o la reproducción de vestuarios y escenografías utilizados en conciertos reales son elementos dignos de admiración.

Asimismo, obviando la celebridad en la que se inspira, es una agradable comedia romántica, que destaca la importancia de la familia y consigue evocar sentimientos positivos. Gracias también a que está exenta de un pasado excéntrico como el que se plasma en biopics similares (Bohemian Rhapsody o Rocketman, entre otros), la cinta transcurre con placidez y alegría.

Posiblemente, no será la mejor adaptación de la vida de Céline Dion –ni pretende serlo– pero sí es una película refrescante, bondadosa y cargada de cariño hacia la estrella que honra. Gracias a su encanto, logra llegar al corazón de ese público que no busca una semblanza rigurosa.

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Después de éxitos como "Bohemian Rhapsody" o "Rocketeer" basándose en biografías de cantantes o grupos musicales, le toca ahora a Celine Dion la reina canadiense de las baladas románticas, pero ojo no sé si por desacuerdos con la cantante, su nombre se ha cambiado por Aline Dieu.

La historia comienza en los años 60 cuando el matrimonio Sylvette y Anglomard alumbran a su decimocuarto hijo, en este caso una hija a la que llamaran Aline. Después de descubrir que tiene una voz prodigiosa, comenzara el ascenso en el mundo de la música muy tempranamente. Conoceremos también su romance con su manager, casi treinta años mayor que ella y padre de sus hijos. 

La actriz francesa Valérie Lemercier interpreta, dirige y escribe el guion junto a Brigitte Buc que por cierto canta sus canciones, lleva su mismo vestuario y procura físicamente parecerse a ella. Un grave error es colocar digitalmente el rostro de Valerie en los cuerpos de Aline cuando es niña y adolescente, algo que da mucha grima, hubiera quedado mejor elegir dos actrices niñas para interpretar esas épocas de su vida.

Pero el gran error del film es que si se basa en la historia de Celine Dion se tendría que haber utilizado su nombre al igual que sus canciones. Algo que no tiene mucho sentido.

Todo un fiasco de película, ya que aparte de resultar un biopic super blandito y de sus incongruencias visuales, la interpretación de Valerie Lemercier( muy encasillada en papeles cómicos) está realmente bien, dio sus frutos en los pasados César consiguiendo el premio a la mejor actriz. 

Los números musicales con las canciones tampoco están mal realizados y creo que los fans de Celine Dion le podrán dar el visto bueno.... o no.
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*Comedia voluntaria

Aline desprende amor y vivacidad, es su magia y también su palo en la rueda. Pues nada zozobra en exceso en una película de 128 minutos. Apenas hay sensación de crecimiento o cambio, excepto en lo físico y lo económico. Nada agota ni quiebra el espíritu, salvo la muerte, lo que permite un visionado más que sencillo.

El de Céline no es el único nombre que se transforma en la película, por ejemplo, René Angélil es llamado Guy-Claude Kamar. Asimismo, no suena la voz de Céline ni la de Lemercier, quien hace playback sobre la voz de Victoria Sio. La película es consciente de sus limitaciones e incluso invita a que el público y los personajes firmen un pacto de credulidad bastante evidente.

Lemercier tiene 50 años e interpreta a Céline de niña, adolescente y adulta. Una licencia casi teatral que se ve perturbada por una suerte de filtro rejuvenecedor. Estos efectos nada tienen que envidiar a la bebé Renesme de Amanecer: parte 2 (2012). Esto es inquietante visualmente, pero Aline es una gran cadena de inquietudes que encandilarán al espectador. En esta película, lo innecesario nunca está de más y lo inverosímil hace crecer la fábula y la conjetura.

*La incredulidad es la trama

Desde el inicio, se marca el tono de la película al presentar una familia de catorce hijos, cuyos nombres serán motivo de chiste más de una vez. La protagonista lidiará con el amor por su familia y su manager -más mayor que ella-, la incapacidad de concebir, de cantar, y luego de conciliar la maternidad y su carrera artística.

Además, incluye lugares comunes al género, como la complicada relación con la prensa, o esa escena de glow up de patito feo a cisne mediante humor y esfuerzo. Aline es un biopic positivista, sin grandes obstáculos en la trama y con el objetivo de animar mediante canciones de Dion (Dieu). No está dedicado a los fans sino al público general, con momentos esperados como "My Heart Will Go On" y una trama romántica como motor principal.

*Conclusión

A veces roza la parodia, otras el tributo o incluso el fan service. En realidad, Aline es una fábula con reescritura. Pues no se cuestiona jamás a la protagonista ni se explica en exceso, por ejemplo, al mostrar su paso por Eurovision o su longeva residencia en Las Vegas. Por otro lado, se recomienda el documental Celine: Through The Eyes of the World (2010), que ya expuso la carrera, la discografía y la familia de la cantante; y aquel estaba autorizado.

Escrito por Alba Puerto Martín