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Crisis en seis escenas (Miniserie de TV)

Serie de TV. Comedia Serie de TV (6 episodios). Comedia ambientada en los turbulentos años 60 en los Estados Unidos, y centrada en una familia de los suburbios de clase media cuya vida se ve revolucionada con la llegada de un invitado. (FILMAFFINITY)
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Críticas 23
Críticas ordenadas por utilidad
1 de noviembre de 2016
58 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí señores, ha vuelto Woody Allen.


Quizá no ha vuelto ese Woody brillante de Annie Hall, ni ese Woody extremadamente divertido de Granujas de medio pelo, el que ha vuelto es ese Woody Allen arquetípico que no ofrece nada novedoso pero que a aquellos que nos gusta, nos encanta, y a aquellos que no les gusta, lo odian.


Pero si como yo, eres de los que disfrutan con el gafotas de Brooklyn, estás de enhorabuena por varios motivos:

- Porque el señor Allen, vuelve a ponerse delante de la cámara con un papel principal, con todo lo que eso conlleva. Desde "A Roma con amor" no veíamos a ese Woody neurótico, hipocondríaco y fácilmente alterable.
- Porque el jazz nos acompaña durante toda la serie en momentos muy bien elegidos.
- Porque si has disfrutado de su filmografía, verás escenas que te hacen rememorar algunas de sus mejores películas como "Misterioso asesinato en Manhattan", "Hannah y sus hermanas" o "Granujas de medio pelo".
- Porque sigue encontrando la frase adecuada para darle ese toque cómico tan personal a cada conversación.
- Porque aunque él no lo hace del todo mal, hay actuaciones soberbias. Miley Cyrus demuestra que puede tener valor como actriz en un género apto para todos los públicos y Elaine May hace una pareja maravillosa con Woody.
- Porque en algunos momentos creerás estar en el camarote de los Hermanos Marx, y en otros creerás estar persiguiendo a James Stewart en "Vértigo" (os juro que es verdad esto último).

- Y sobre todo, porque después de ver los 6 capítulos de esta sitcom, he podido comprobar que aún tenemos Woody Allen para rato siempre y cuando la salud le respete. Quien pudiese llegar a octogenario como él...



P.D: Puede que la nota esté algo inflada, pero hace mucho que asumí que cuando se trata de Woody Allen, no soy imparcial. Tengo esa suerte.
Alvgv
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10 de octubre de 2016
33 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
A saber, lo senil que estaré yo a su edad. Si no caigo en los estereotipos de muchas personas que al hacerse mayores se vuelven absurdamente conservadoras.
Una historia divertida, bien contada, que no deja ningún palo sin tocar. Eso sí, con soltura y fluidez. Y quizás ese sea el mayor problema de esta serie. Si se ha perdido la capacidad de escuchar, de no esperar y querer consumir rápidamente, esta serie sonará lenta y hasta aburrida. Pero nada más lejos de la realidad. Sorprendido del discurso que usa Allen, directo al grano, transgresor, y con tanta gracia como cuando alguien se ríe de un necio sin que este se percate. Temas de actualidad que no son sino la consecuencia de las asignaturas pendientes de anteriores intentos de alcanzar la libertad, o al menos un grado soportable de justicia social.
Se disfruta por su humor y su inteligencia. Abstenerse reaccionarios y consumistas.
nekoland
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14 de octubre de 2016
23 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decía Woody Allen que no sabía lo que iba a resultar de su acuerdo con Amazon, que lo había tomado por el dinero y la presión de sus allegados, pero que no se veía capaz de rellenar seis capítulos de historia.

Y una vez vista... hay que darle la razón al bueno de Woody.
Por algo los maestros lo son, porque saben dónde se han equivocado.
'Crisis in Six Scenes' no es tanto una serie como una descarada película de tres horas, cortada en los mínimos veinte minutos exigibles seis veces para que sus partes sean algo parecido a capítulos. Pero carecen de ritmo, de foco y hasta picos de interés apropiados, con descarados "machetazos" allá donde acaba cada uno.

Que sea buena o mala la serie en sí es discutible, porque Allen no hace algo rancio ni queriendo: en este caso aprovecha para llevarnos a los convulsos 60, a la casa un matrimonio de clase media bien avenido que se verá perturbado por la aparición sorpresa de una supuesta líder revolucionaria, famosa en los telediarios de toda la nación.
El matrimonio formado por Sidney y Kay no tendrá más remedio que dar refugio a Lennie Dale, a pesar de todas las posibles reservas del primero, simplemente porque la chica tiene el carisma y desparpajo suficientes como para hechizar a todos los que la conocen, incluido un joven amigo del matrimonio, Alan, que pronto se replanteará su próxima boda.

Es casi entrañable ver como Allen juega con resortes narrativos del serial televisivo: una mano enguantada al final del primer capítulo, abriendo amenazadoramente la puerta de Sidney y Kay, nos deja en suspense para estar en el mismo canal la próxima semana, como si tuviera algún sentido en tiempos del streaming digital.
Apenas un triste intento para acomodarse a un formato que le es ajeno, y que se nota demasiado en la deriva argumental general, consistente en el clásico "hombre mayor" enfrentado a unos tiempos cambiantes, mientras los que le rodean hacen locos intentos por hacerse valer dentro de ellos.
Kay acabará recitando las palabras del Líder Mao por doquier, Alan intentará por todos los medios disimular que su creciente afición a las reivindicaciones no tiene nada que ver con su atracción por Lennie, y hasta el club de literatura de la primera será conquistado por la idea de desnudarse delante de unos grandes almacenes.

No se pierde así, ni que sea un segundo, la oportunidad de señalarnos como unos febriles buscadores de atención, que hacemos lo imposible por "reinventarnos" y recitar filosofías que apenas entendemos, solo por darnos aires de transgresores ante el estilo de vida general. Cuando lo más probable es que todo eso solo sea fruto de desilusiones imposibles en forma de romance, o simple aburrimiento.
Tiene su gracia también el poner a la petarda oficial Miley Cyrus como revolucionaria de palo que se sirve de la palabrería sobre el gobierno y las injusticias sociales para obtener sus fines, como gonorrear en una casa durante las semanas necesarias. Un personaje que de vivir en el 2016 no resulta difícil imaginarla con sesiones interminables en instagram, denunciando lo poco concienciados que somos los demás. ¿Qué poco ha cambiado el mundo en varias décadas para según qué elementos, no?
Y, sin embargo, son los hombres como Sidney los que se comen toda esa juventud (o senectud), proclamando a los cuatro vientos causas inútiles que sirven poco más que para vivir del cuento o juntarse para pasar el rato. Él, que no necesita más que tener una máquina de helados para ir tirando. Un pequeño detalle, que algún tonto intentará convencerle de que es una triste meta cuando se puede ansiar la paz mundial.

Lo mismo con esto: algún iluso intentará engañarse de que Allen quería hacer algo trascendente con esta serie, y no lo suyo de siempre.
Culpa suya, desde luego.
Charles
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21 de marzo de 2017
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta difícil resistirse al canto de sirena de las nuevas plataformas diseñadas para el entretenimiento doméstico, espectro que ha conseguido alcanzar, por mucho que puede sorprender a algunos puristas, a una de las figuras artísticas más incuestionables en La Historia del Séptimo Arte.

Pese a lo dicho, esta curiosa relación del maestro Woody Allen con la televisión no es algo nuevo, puntualmente, y a mediados de la década de los 90, "Los Usa en Zona Rusa" (1994), se estrenaba directamente para la caja tonta, escenificando un film divertido, aunque menor, dentro de una filmografía plagada de títulos memorables.

Bajo el mecenazgo de Amazon, distribuidora y soporte de sus últimos trabajos, Allen acepta el reto de estrenarse con una serie, pero solo arriesga a medias, ya que nos encontramos ante seis capítulos de no más de veinte minutos, que sumados, apenas sobrepasa las 2 horas, con lo que resulta bastante sencillo consumir el producto de una sola sentada.

Ambientada en los convulsos Estados Unidos de los años 60, muestra a un matrimonio acomodado de Nueva York, que pronto vera su pequeño universo sacudido, cuando reciban la visita inesperada de una activista radical perseguida por la justicia.

Con un pronunciado tono de comedia ligera, la serie avanza con sencillez, sin excesivos sobresaltos, pero apoyada siempre en los diálogos marca de la casa, de mano de uno de los pocos realizadores, que puede presumir de haber convertido el celuloide en un asunto pleno de inteligencia, cimentado por su magistral dirección de actores, y por ese talento natural para el humor sofisticado, que se permite incluso un sentido homenaje a sus queridos Hermanos Marx en su capitulo final, mientras no se toma nada en serio al propio formato televisivo, haciendo mofa de su falta de consistencia como medio.

El retorno a la época de La Guerra del Vietnam, de la lucha por los derechos raciales, o el terror comunista, pasan por el ácido filtro del director, en una serie de conversaciones que acaban por reducir tales asuntos al mínimo exponente, sin recurrir a la nostalgia en ningún momento, y demostrando, con enorme sabiduría, que los conflictos sociales y políticos no cambian, y son fácilmente extrapolables a cualquier realidad pasada o futura.

Ayuda bastante contar con el protagonismo del propio Allen, nadie mejor que él para interpretar a ese sujeto nervioso e hipocondríaco que suelen conducir sus historias, bien secundado por una estupenda Elaine May, que no aparecía en pantalla desde "Granujas de Medio Pelo" (2000), precisamente, a las órdenes del propio realizador, y por una esforzada Miley Cyrus, que nos recuerda aquella verdad incuestionable sobre lo fácil que resulta, para cualquier actor, independientemente de cuales sean sus limitaciones, ponerse en manos del genio neoyorkino.

Finalmente, puede que esta Crisis no vaya a despertar el interés de aquellos que no idolatren tan particular estilo, quizá bastará con decir que con ochenta primaveras, edad con la que muchos andan ya retirados, o bajo tierra, que podamos seguir disfrutando de tan envidiable longevidad creativa, es por si solo el motivo por el que merece la pena devorar las que, seguramente, sean las últimas pinceladas de tan incomparable autor.




<Lee esta crítica, y muchas más, en Fusion-Freak.com>
alcaide
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18 de octubre de 2016
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vayas donde vayas siempre encontrarás detractores de Woody Allen, pero bueno, también los encontrarás de David Fincher, así que no hace falta entrar en el criterio popular para argumentar la genialidad de este actor/guionista/director. Hace ya más de 20 años que nos lleva regalando un film anual, algo que sin duda es digno de remarcar. Porque sí, habrá algunas mejores y otras peores, pero sin duda siempre hay algo que destacar en cada una de ellas. Pronto se expandió la noticia de que iba a dar el salto a la "televisión" y por fin llegó su serie de 6 episodios producida por Amazon y protagonizada por nada menos que Miley Cyrus.

Si llevas tanto tiempo en el negocio del cine con un estilo tan definido, el cambio al formato de la pequeña pantalla es un reto a superar. Algo que no ha conseguido solventar "legalmente". Y es que gracias a la íntegra emisión de la temporada en el mismo día, Allen se ha saltado las normas establecidas que existen en un producto seriado. Los episodios no funcionan como unidades sueltas que forman parte de un conjunto, no, simplemente es una película de dos horas partida en seis fragmentos. Tenemos el primer, segundo y tercer acto en un orden riguroso que no se preocupa de satisfacer las necesidades de los episodios en su forma individual. Esto no es hacer televisión, es maquillar un formato para etiquetarlo con otro nombre.

Las primeras obras de este director nos ofrecen temas variados. Poco tiene que ver Bananas con El dormilón, exceptuando claro ese personaje neurótico que ha ido cambiando de caras desde el envejecer de Allen. No obstante, con el paso del tiempo se han ido repitiendo ciertos formatos que en sus evidentes variantes si que comparten un fondo común. Infidelidades, tesis religiosas, parodias del sistema, personajes extravagantes... Todo eso se repite en sus filmes y aquí no iba a ser distinto. Pero por mucho que eso sea así, no quiere decir que no nos aporte cosas nuevas o que hay dejado de funcionar. Match Point es buena y original para lo que era su filmografía hasta el momento, pero eso no quita que Irrational Man se merece un hueco distinguido en la cartelera.
En Crisis in six scenes vemos todos los tópicos de Woody Allen volviendo a la década de los 60s, época en la que demuestra moverse como pez en el agua. Todos los elementos son presentados para ir cogiendo fuerza con el desarrollo de la serie, jugando con la especial narrativa de sus comedias originales. Las actuaciones son correctas, como siempre lo son en sus casos, nada a destacar incluyendo a la polémica Cyrus. No tenemos la novedad que tendríamos si fuera su ópera prima, como es evidente, sin embargo si que podemos disfrutar de este caramelo que nos deja para pasar una tarde de domingo.

No, no ha marcado un antes y un después en la televisión, ni siquiera funciona como serie. Tampoco se acerca a sus mejores momentos ni de lejos. Pero algo es evidente, si te gusta Woody Allen y olvidas que parten las dos horas de metraje por capítulos, te dejarás llevar por esta odisea de liberalismo extremo y neurosis éticas. Si no te gusta, esta no es la mejor oportunidad para redescubrirle. De hecho es bastante probable que nunca sea ese momento ya que seguramente nunca vuelva a alcanzar el nivel que alcanzaba con sus obras más brillantes, pero aún así el brillo emitido y a emitir es suficiente para iluminar la gran pantalla durante muchos años más.
Borja
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