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La ciudad sin hombres

Acción. Aventuras. Ciencia ficción Sumuru, la hermosa líder de Fémina, un reino formado exclusivamente por mujeres, planea servirse de ellas para conquistar el mundo. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
21 de octubre de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Inenarrable película del bueno de Jesús Franco, en su etapa de co-producciones con Alemania. Y en esta ocasión también con EE.UU.
Se trata de la continuación de las aventuras de Sumuru, intrépida y peligrosa mujer, que ya había visto la luz con otro director quien, por amistad a Franco, "se la prestó" para que la dirigiera.
La cinta, si se ve solo la versión española, no deja de ser paupérrima.
Aburrida y tediosa como pocas, resulta una tontería de tomo y lomo.
Llena de los elementos que se repiten en la filmografía de Franco, como los zooms, los diálogos chorras, bella mujeres y no menos bellos paisajes (en esta ocasión de Río de Janeiro), el metraje va pasando con mucha más pena que gloria y sin apenas alguna escena bien construida.
Repito, solo si hablo de lo que he visto, la versión que se estrenó para el público patrio.
En cuanto al que pudieron ver los espectadores extranjeros, tan solo hay que ver los fotogramas aquí presentes, muy representativos y más que elocuentes, de lo que Franco, en realidad rodaba.
Escenas subidas de tono, con atrevido vestuario para la época, elegante y sofisticado, amén de muy sensual. Eso, y escenas de torturas sádicas (sin pasarse ni un pelo, ¡ojo!) y, supongo, algún arrumaco erótico-sexual (en este caso desconozco si con momentos de lesbianismo).
Hablando solamente de “la versión española”, menos mal que sale el gran George Sanders, que cobró una pasta (no se si mucha o poca) por hacer y decir dos cositas de nada, y la siempre simpática Elisa Montes.
Por lo demás, como no sea un poquito el diseño artístico de las celdas de la ciudad de "Fémina" (no, no es broma el nombre de la ciudad) o las escenas verdaderas del Carnaval de Río de Janeiro...
En fin, que con muchas reservas y siendo injusto pues mi visión fue claramente la de un trabajo parcial, una chapuza, sin duda alguna.
¿Podremos ver en España tranquilamente por televisión algún buen día una peli de Franco, completa?
Constancio
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8 de julio de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Curiosa película de cuando Jesús Franco, el Tío Jess, todavía hacía cosas destacables (de 1959 a 1975, más o menos). Siempre con más ingenio y talento que medios, le salían estas "frikadas" de muy difícil catalogación. Tenía un especial talento para convertir lo cutre y cochambroso en películas simpáticas y digeribles, sin dejar de ser cutres y cochambrosas. No se sí me explico ...

Estética kitsch de comic futurista con argumento disparatado, pero a ratos divertido.

Macizas de muy buen ver, erotismo, desnudos y algo de lesbianismo, cosas totalmente impensables en la España del año 69 (por eso sus películas nunca se estrenaron en versión completa en España hasta muchos años después).

Interpretaciones de aquella manera, con el oscarizado George Sanders, al que se le notaba que el papel le importaba un bledo y que hizo la película por ganarse cuatro perras ya en el final de su carrera, pero pasándoselo pipa en plan viejo verde metiendo mano sin cortarse un pelo a la simpática Elisa Montés (hermana de Emma Penella y Terele Pávez y esposa de Antonio Ozores, por cierto), que luce cuerpazo embutida en un estrambótico bikini. Shirley Eaton, tan guapa como inexpresiva, enseñando cacho, pero no demasiado. Maria Rohm, una de las habituales de Jesús Franco, enseñando cacho a conciencia, esta sí. Y un mediocre y desangelado Richard Wyler aburriendo a las ovejas como patético prota, un pseudo James Bond de pacotilla.

La producción es hilarante de puro cutre, como es habitual en Jesús Franco, con cosas como las escenas en la ciudad secreta, que según dice la prota está “en mitad de la selva amazónica” (sic), pero que es un secarral en el que no hay ni un solo árbol, aparte de que se ven perfectamente al lado los rascacielos y las playas de Rio de Janeiro. O las escenas finales en dicha ciudad secreta, en las que de repente aparecen dos helicópteros de la policía nacional española, con la bandera rojigualda bien visible en los mismos (Y es que la peli se empezó a rodar en Brasil, pero tuvieron que salir pitando de allí por razones inconfesables y se terminó en las afueras de Madrid). Y las peleas entre Wyler y los malos, tan risibles que en comparación dejan como obras de arte a las películas de chinos serie Z. O sea, esos “detalles” que al Tío Jess le traían al pairo, porque según decía “el público no se fija en esas cosas” … En fin.

Banda sonora correcta tirando a buena, siempre fue uno de los puntos fuertes de sus películas.

En resumen, la típica peli del Jesús Franco de sus inicios: friki, cutre, simpática, cochambrosa y con un indefinible encanto. Talento para lo cutre, vaya.

Le doy un 5, aprobadillo raspado. Casi siempre soy generoso con el Tío Jess, que queréis.
Sir Lancelot
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24 de abril de 2024
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Infantil y naïf parodia de espionaje y persecuciones al más puro estilo de los subproductos surgidos a la sombra de 007, aderezado en este caso con una tirana megalómana y misántropa que se le va la olla en su guerra contra el sexo masculino.

Es mala con avaricia pero al menos la iluminación y el maquillaje hará las delicias a todos los freakys de los años 60s y de la estética retro yeyé entre los que me incluyo.
Jay CM
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6 de mayo de 2024
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Si algo es sabido en el cine de Jess Franco, y así lo fue hasta el final, es que en sus películas las mujeres se apañan entre ellas relegando a los hombres a meros peleles con un comando de soldadas feministas dispuestas a despoblar la tierra de hombres deshaciéndose de los más ricos, secuestrándoles y matándolos de placer a besos, lametones y rayos de gustirrinín ultrasónico.
El ADN de la Summuru creada por Sax Rohmer -creador de Fu Manchú, su homólogo masculino- sobre el papel corre por las venas de una supervillana tan yeyé, kitsch y despendolada como el tono del relato exige, librando a Shirley Eaton de pinturas doradas -las que le ponían en 'Goldfinger'- con empoderante ambición maquiavélica como la gran gobernadora del reino de FÉMINA, escondido en el corazón de la selva brasileña, con un ejército de sumisas mercenarias ataviadas con capa roja y un babero de latex negro.
Entre los sufridos gallardos en horas bajas prestos a plantar cara a las amazonas, un codicioso e histriónico (pero ajadísimo) George Sanders y el superagente secreto Richard Wyler (que no convence ni con la voz española de Sean Connery) en una despiporrante odisea de mozas monumentales -pensaría que Elisa Montés (madre de Emma Ozores) es de otro universo si no fuese granadina-, espías, colorines, amenaza megalómana como demandan los canones del género y batallas que les chiflarán a los fanáticos bondianos pese a que las andanzas del tal Jeff Sutton recuerden más a las de Matt Helm (Dean Martin) o Derek Flint (James Coburn) que a OO7.
En España se estrenó el mismo año en que George Sanders se quitó la vida en un hotel de Castelldefels, aunque no fue por culpa de la película -ni por la última, 'Holocausto Radiactivo'-... es que Sanders tenía sus cosillas.
Un tesorito entretenido y estrafalario con más medios de los que acostumbraría Franco en el futuro.
antonio lopez herraiz
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