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España España · Santiago de la Ribera
Críticas de David
Críticas 2
Críticas ordenadas por utilidad
10
5 de julio de 2013
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Six Feet Under ha sido la lección de mi vida. Esta serie, centrada en la muerte, desde muchos enfoques, muchas personas, diferentes sentimientos, culturas, costumbres, rituales, ha tratado la existencia como nunca antes se ha hecho; a través de la muerte te invita a vivir.
Cada uno de sus personajes, es una evolución, es una personalidad, una experiencia, una actitud, pero todos, en su conjunto, representan la voluntad del ser humano por aprender, por levantarse cada día tratando de ser algo más feliz. Los convencionalismos, la rutina, el estatismo social que nuestro alrededor nos impone, es encarado una y otra vez, estas personas no cesan nunca en su intento de vivir virtuosamente su existencia. Pero, igualmente, y obviamente, la actitud de ellos se contrarresta con una realidad absoluta y aplastante: la vida es puta; el enfrentamiento continuo, aleatorio e inesperado del dolor, la pena, la soledad.
La capacidad de transmitirte emociones, de trasladarte más allá del simple visionado, de una empatía que sobrepasa a la mera percepción, cubriéndote de su propia piel, te empuja a una sumisión irremediable que, continuamente, empapará tus ojos, acelerará tu respiración, enchufará tu sangre y dispara tus carcajadas.
Esta obra sobrepasa todo lo esperado, cada capítulo es una experiencia, una lección. Te dibuja una vida completa, te muestra la importancia, y a su vez irrelevancia de las decisiones, la búsqueda de la felicidad tantas veces retratada, en personajes cotidianos. La vida no es más que la suma de decisiones, y el miedo a equivocarse, a sentirse responsable de ellas, nos mantiene estáticos, quietos y parados en la rutina, entreteniéndonos con la cotidianidad mientras el tiempo pasa y el mundo gira.
Six Feet Under nos dibuja, con todo esto, el empeño del ser humano de ser infeliz, aceptar serlo, y hacer infelices a los demás, en el contexto de una sociedad que hemos construido basada en el individualismo y el egocentrismo.
Alan Ball, ese genio, me ha regalado 3780 minutos de esperanza, de vida, de motivación. Se ha meado sobre el resto de series y programas de televisión, ha defecado sobre el arte banal y vomitado sobre el ser humano occidental.
Six Feet Under debería de ser de visionado obligatorio.
David
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6
13 de enero de 2017
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llegué a esta película de casualidad, básicamente la estaban poniendo en la tele y acababa de empezar. Al inicio, tuve sensaciones muy diversas y contradictorias, con su protagonista, Alma, principalmente. A momentos la amé, su alma rebelde, inconformista, sentimental y su valentía, pero en otros me resultaba pedante, niñata, caprichosa. Poco a poco, la pelicula me fue enganchando, y comprendí que la historia no iba de ella, sino que entre todos sus protagonistas se formaba una idea muy clara de lo que Bollaín quería transmitir: el conflicto intergeneracional, la familia y sus entresigos emocionales, la importancia de la valentía y la honestidad, con los demás, pero sobretodo con uno mismo, la crisis económica, de la frustrada clase media y sus sueños sepultados en la arrogancia y la hipocresía de las grandes multinacionales, la vida rural, las contrariedades de Europa y sus artificial unidad.

Bollaín evita caer en tópicos y personajes más que explotados en el cine español, y caminar por la senda del cine social, sin duda influenciado por Ken Loach. En terminos generales lo logra, pero cierto es igualmente que en ocasiones el ritmo poético, de conversaciones transcendentales y revelaciones, entrepausados por el paisaje de la España más España, resulta artificioso y superficial, perdiendo realismo y cayendo en un ritmo demasiado mecánico, un simbolismo viciado donde las metáforas terminan previéndose. Sin embargo, el filme regala momentos realmente hermosos y emotivos, puros y cargados de poder, de pasión y de verdad. Obviamente esto también se consigue por las más que notables interpretaciones, quedándome principalmente con la de su protagonista, Anna Castillo, y el que parece no pretende por ahora, y espero que no lo haga, abandonar su estado de gracia, Javier Gutiérrez.

En conclusión, la película se nos presenta como un viaje, un viaje a través de una joven cabreada, que a través de su resignación, nos arrastra a todos hacia ese pasado al que por lo general nadie quiere ir, donde no hay buenos ni malos, donde cada palabra se exhala con aliento abrasador y donde las lagrimas concluyen en redención y la comprensión deja hueco para todos.

Es un filme positivo que nos presenta nuestras propias raices como un pasaje al que acceder, con rabia, pero sin miedo.
David
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