Desde la irrupción de Disney+ en el mercado de plataformas proveedoras de contenido bajo demanda, ya han sido varios los estrenos que no se han llevado a la gran pantalla. Disney ha optado por explotar su plataforma y no dejarla como una videoteca de estrenos pasados. Al igual que sucede con Raya y el último dragón, Luca se estrenó online y de manera simultánea en todo el planeta.

La película de Pixar y Disney intenta evocar en el público el espíritu de aventura que quizá se había quedado guardado en producciones como Soul, quizá más enfocada a un público adulto. Ambientada en Italia, Luca sumerge, nunca mejor dicho, al espectador en el mejor verano de su vida. Como un fresco recuerdo que se agradece en los tiempos que corren.

Luca es un híbrido, una especie de sirena, que vive en el mar con su familia y el resto de su especie. Su vida como pastor de peces-oveja transcurre tranquila en los fondos del mar. Sin embargo, la curiosidad hace acto de presencia y, por casualidad, conoce al que será su compañero de aventuras durante toda la película. Alberto y Luca saldrán del mar para transformarse en gente casi normal. Su aspecto sirénido desaparece cuando la piel se seca y viceversa.

En una desenfrenada primera parte del largometraje, ambos personajes fantasean con aventuras y, sobre todo, con la posesión de una Vespa. A partir de ahí, la película tomará al espectador del brazo para llevarle al pueblo de Portorosso. Pixar aprovecha la ambientación de la película para crear un ambiente mediterráneo con frases y situaciones realmente graciosas.

Es cierto que Luca no es una de las obras trascendentales del estudio americano de animación, no obstante, es una película de un gran nivel. Pixar vuelve a demostrar que no tiene rival en cuanto a la técnica: la película es realmente bonita en todos los aspectos. Esta simplificación de la cinta permite sentarse a disfrutar frente al televisor sin plantearse dilemas trascendentales y se agradece. Luca supone diversión y entretenimiento con las clásicas píldoras que va dejando Pixar por el camino. Una historia de humanidad y amistad que a nadie dejará indiferente.

A medida que los minutos avanzaban en un vacío cine, ausente de adolescentes con ganas de gritar, pude identificar este largometraje como "La reina de lo mediocre".
La película avanzaba sin pena ni gloria, fastidiando los momentos tensos con un alargamiento innecesario.
Lo cierto es que no todo fue malo, giros de guión algo inesperados hicieron de esta hora y 49 minutos algo, como mínimo interesante. La película se enmarca a la perfección en un 6, no está mal, pero no la volvería a ver.