Antes de leer esta crítica, debo informar al lector que para bien o para mal, no voy a ser objetivo con El Crack dos, porque soy un “adicto al Crack”, pero trataré de discernir los entresijos que una vez más enmarañaran la vida de Areta.
Ciertamente para mí, de los tres Cracks es la mejor, porque no hay giros inesperados de guion o la certeza de que Areta es un personaje indestructible, sino que es un hidalgo quijotesco ayudado por su “Sancho Panza”, que se enfrenta a unos molinos de viento y sabe que va a perder.
El Crack dos tiene una estructura muy similar al anterior film: con una presentación fuerte del personaje, en la que mete en cintura a unos yonkis, su relación con Carmen, sus partidas de mus, sus tragos de Soberano, sus caladas de Winston…
En esta película, también hay un caso que perturbará la vida del “Piojo”, en principio simple. Se trata de la típica historia de cuernos que tiene lugar en una pareja de homosexuales. Uno de ellos acude a Areta Investigación a saber qué o quién ha condicionado a su expareja, para que éste haya decidido abandonarlo. Una vez más, “El Piojo” tendrá que acudir al “Moro”, para que realice un trabajo sucio.
A medida que investiga el caso va descubriendo aspectos cada vez más turbios y peligrosos que le hacen alejarse de Carmen; intuye que su código ético y su obsesión por el trabajo pueden cobrarse una nueva víctima: su novia.
La venganza sigue estando vigente en la vida de Germán, pero ésta se presenta de una forma más tenue. Él sabe que nunca va a ser feliz; sin embargo, decide darse una oportunidad.
El desenlace que tiene lugar en la reunión que mantiene don Gregorio y Areta en el chalet del primero, está a la altura de las grandes interpretaciones de la historia del cine. Están magníficos los dos. Aunque sea diferente, me recuerda mucho esta escena al diálogo que mantienen Bódalo y Ferrandis en “Volver a empezar”, cuando el profesor, Antonio Miguel Albajara, le comunica a su amigo Rosi que padece una enfermedad terminal. En ambas películas, los protagonistas saben que el partido lo tienen perdido de antemano, que no hay posibilidad siquiera de empatar, pero saben que es la última vez que podrán salir al campo y por lo menos intentarán dar batalla.
Una vez más, la mirada de Landa conecta con el espectador y hace que, aunque en ese momento no esté hablando, sus ojos transmitan mucha información de lo que pasa por su cabeza.

La visión que se tiene de Alfredo Landa es la imagen propia del mal cine español tardo-franquista que se puede ver cada sábado en Cine de Barrio; sin embargo, José Luís Garci nos muestra a un Alfredo Landa serio, maduro y a alguien muy comprometido con su trabajo.

Germán Areta es un expolicía que se ha cambiado a un oficio muy parecido que consiste como diría el bueno de Areta en dos cosas “mirar y mirar”, es decir es un “huele braguetas”.
Areta presenta dos caras: la impasible y dura ante el Madrid podrido que observa desde su oficina de Gran Vía y una cara amable y enamorada hacia la enfermera que lo recuperó y hacía la hija de ésta, Maite.

El Crack es una película cargada de simbología hacía Nueva York: los combates de Rocky Marciano, la 5ª Avenida o la Gran Vía de Madrid presentada como la Gran Manzana de Nueva York.

La historia que enredará la vida de Germán Areta, alías Piojo, será muy simple en principio: la recepción de un caso de investigación de un padre de Ponferrada que ha perdido la pista de su hija cuando fue a estudiar a Madrid dos años antes. Seguro que las personas que hayan visto Compañeros recordarán al “profesor Bacterio”, pues Miguel Rellán también aparece en esta película interpretando al ayudante de Areta, “El Moro” - alguien muy hablador y antiguo ratero- que sin embargo forma una extraña pareja con su jefe al que llama amo, pero a la vez muy eficaz.

En definitiva, gran película del olvidado cine negro español, que parece que nunca existió, aunque presenta grandes obras maestras como esta, con maravillosos planos de cerca, una música muy cuidada que da muestras de que cada segundo de la película puede deparar alguna sorpresa inesperada para el protagonista.

Particularmente califico a Gomorra más que una película como un documental, el cual nos va describiendo la realidad que atenaza cada día a napolitanos y casertanos, supeditados a la directrices de los boss mafiosos, los cuales controlan y dirigen su zona de influencia como si de una propiedad feudal se tratase. Todo les pertenece - la vida de las personas, las propiedades, algunos funcionarios corruptos, el medio ambiente - y en líneas generales todo Nápoles es su laboratorio. Gomorra nos muestra algunos de los pasajes que nos relata Roberto Saviano en su novela homónima: los negocios textiles de alta costura de la mafia, los chicos que emulaban a su héroe Tony Montana o el tratamiento de residuos. Carece de un hilo argumentativo claro que enganche al espectador, ya que los personajes que aparecen, no seducen ni entran en aspectos más concretos que podemos ver otras películas del género mafioso. Matteo Garrone nos muestra la vida de los napolitanos anónimos que colaboran con la mafia, pero no los verdaderos jefes que mueven los hilos de una parte de Italia. Considero que esta película podría haber sido una obra de arte si hubiesen tomado como referencia a la novela pero le hubiesen dotado de una historia en la que apareciese el inicio, consolidación y posterior evolución de un iniciado en la Camorra.

Fui a ver el estreno de esta película condicionado por varios aspectos: soy fan del personaje de Areta, la sombra de Alfredo Landa y la calidad de las últimas películas de Garci.
Una vez que la vi, comprobé que la genialidad de Garci había vuelto y que el Areta interpretado por Carlos Santos es tan bueno como el de Alfredo. En este sentido, pienso que son diferentes, pero complementarios y perfectamente compatibles, al igual que “El Moro”, personaje interpretado por Miguel Ángel Muñoz o el resto de personajes que aparecieron en las otras películas y en esta son encarnados por otros actores, estando todos ellos a gran altura.
El Crack cero sigue una estructura idéntica a las otras dos entregas con una presentación hercúlea del personaje, en la que Areta defiende a una mujer que está sufriendo una paliza por parte de su marido.
Una vez más, un caso rutinario enredará la vida del “Piojo”, en la que su vida personal y sentimental quedará unida y condicionada a lo laboral.
Una mujer bella, interpretada por Patricia Vico, le pide al detective que investigue la muerte de su amante, Narciso Benavides, ya que piensa que éste no se suicidó, sino que lo asesinaron.
En este Crack aparece como el exinspector recluta al “Moro” y el noviazgo que tiene con Adela. La venganza también juega un papel fundamental en el desenlace de la trama, al igual que en los anteriores filmes.
Ser un “adicto al crack” y haber visto tropecientas veces las otras películas, imagino que puede distorsionar la percepción que se tiene de esta película, en vez de lo que puede suceder a alguien que se adentra al mundo de Germán Areta por primera vez, ya que algunos datos que aparecían en los dos primeros Cracks, no concuerdan.