Un accidente en el cable me hizo ver esta película en forma casi íntegra. Es indignante ver cómo la grosería descarada y prepotente de un personaje desagradable al extremo, más las exageradas morisquetas de un personaje-víctima son presentadas al público bajo el rótulo "comedia". De más está decir que, fiel a la estructura de comedia gringa contemporánea, todo es predecible al punto de poder prescindir del filme, bastando la simple inspección visual de la carátula para darse por enterado del contenido.

No es que falle como narración audiovisual.
El argumento tampoco está del todo mal.
Pero encuentro detestable la visión de Gibson de la cultura Azteca, pareciera plasmar un punto de vista católico-infantil y querer darnos a entender que gracias a Dios, los europeos aparecieron (justo a tiempo) para acabar con esta manga de sudacas precolombinos: salvajes, crueles, ignorantes y, sobre todo, prescindibles para la historia.
Clave: nótese la superioridad intelectual y espiritual de las culturas cazadoras y recolectoras sobre sus salvajes enemigos civilizados.
Cómico: notable parecido entre el protagonista y el "Mago Valdivia", jugador chileno del Palmeiras. Similitud no solo física, sino también presente en la habilidad para esquivar rivales.

Nada que agregar.
Nada que quitar.
Maravilloso guión en que todas las piezas del argumento calzan con exactitud insuperable. Prescindiendo de toda pirotecnia, Tarantino confía en la solidez del guión y la potencia dramática de sus actores para desarrollar una de las mejores películas de la historia en una simple bodega vacía.