Me sorprende de forma negativa que se acuse a Spielberg de ser patriótico en esta película, cuando, desde mi punto de vista, dista mucho de lo que se puede ver en este film. En él se vislumbran unos Estados Unidos que viven el pánico a una posible guerra nuclear y que llegan a acosar y odiar a un abogado que, precisamente, se dedica a velar por los valores que están escritos en su constitución. Muestran a un hombre que desobedece varias veces lo que su país le ordena por sus convicciones morales y muestran a una Unión Soviética devastada por fuera y con un miedo equivalente al de su bando contrario a un posible enfrentamiento directo. Precisamente de eso trata el film: del miedo, de la Guerra Fría vista desde la perspectiva del pueblo de los años 50. Se le puede tildar de vitalista pero no patriótico.

El puente de los espías es un buen film, realizado por un director con maestría narrativa, un gran cast y una producción impecable. No pasará a la historia del cine, pero si que es cine clásico al más alto nivel, como nos tiene acostumbrados el director norteamericano.