Estamos en un mundo lleno de personas, pero vamos solos ausentes y los demás y el resto se convierten en paisaje. Nosotros también nos convertimos en paisaje y vivimos en un mundo mecánico. Este es el mensaje, que por lo menos a mí, me deja el cortometraje ”El Empleo” del cineasta argentino Santiago Bou Grasso.

El mundo que representa el director en este cortometraje parece un mundo que se mueve como un reloj de cuerda. Es mecánico, es móvil pero es estático al mismo tiempo. En este mundo las personas son objetos y los objetos son personas. Es difícil distinguir cuál es cuál, porque en ocasiones esa línea entre lo humano y lo artificial se desdibuja. Existe una fina línea entre el objeto y la persona. Demostrando una crítica profunda a la sociedad moderna.

Me gusta como el silencio le da paso a que los sonidos de la casa, de los movimientos, la cotidianidad tomen vida. Me gusta como los tonos tierra y pasteles evocan desolación y tristeza. Me gusta como la mirada ausente de los personajes me hace sentir esa misma ausencia. Me gusta que son los objetos quienes “hablan”, hacen ruido, se expresan y las personas toman la posición de estos objetos, como meros utensilios.

Al ver el corto me pregunto si a mi también me sucede lo mismo que a ese personaje de mirada vaga, ojeras y postura descolgada que va por la vida en “modo piloto”. ¿Será que a ti también tu empleo te está convirtiendo en un ser mecánico? Te invito a que mires este corto y reflexiones sobre esta pregunta.