Lo primero que debo confesar es que soy un fan enférmamente nostálgico (en el buen sentido de la palabra si es que lo tiene) de la película original Trainspotting. Esta secuela intenta recrear esa sensación transgesora de la primera película, y aunque se le puede dar un aprobado en cuanto a su faceta como entretenimiento, ha perdido toda la frescura y el descaro de la película original.
El elenco de actores cubre de forma profesional las expectativas, y el bueno de Danny Boyle juega inteligentemente con el recuerdo y las imágenes de la primera película para satisfacer a un público fiel, pero joder yo esperaba algo nuevo y no una versión envejecida y pesimista de ese grupo yonkis divertidos a los que les tengo tanto cariño.
En definitiva sólo apta para nostálgicos, la trama es absurda, pero entretiene.

Esta es la historia de un vaquero de rodeos mujeriego y vividor, tejano hasta la médula que un buen día descubre que tiene una enfermedad nueva y muy mortal llamada SIDA.

En ese momento tiene 2 OPCIONES:
- Resignarse a morir sin hacer ruido y tomar los medicamentos de dudosos resultados
- Luchar de forma clandestina para conseguir medicamentos efectivos y de esa forma enfrentarse a la industria farmaceutica.

Evidentemente escoge la opción 2. Esta película no es agradable de ver pero te impacta y te la crees, deja un regusto de superación en una historia sobria y sin edulcorar.

Geniales interpretaciones de Mathew y Jared Letto, creando una AMISTAD entre dos personas que de no haber compartido esa enfermedad nunca se hubieran siquiera dirigido la palabra.

En conclusión una gran película y una estupenda historia de superación personal.