Una película de cinquillo raspado, pero le regalo un diez por habermelo pasado en grande. Nunca he visto tal película que me hiciese disfrutar como un niño con zapatos nuevos. Es una película más divertida de lo que uno puede pensar y menos terrorífica que las películas de vampiros convencionales.
Esta película, que tiene como idea principal unir a los tres grandes monstruos de la Universal (Drácula, Frankenstein y el Hombre Lobo), está bien lograda en cuanto a efectos especiales y guión, pero tiene algunas lagunas en cuanto a algunos personajes y cosas que pueden ser mejorables.
Por lo general, el guión es aceptable. La trama cumple con buen atino el esquema básico de Introducción-Nudo-Desenlace. Bien. Según la narratología tradicional, existen las funciones cardinales (importantes) y las catálisis (funciones menos importantes). En esta película, al tener un ritmo bastante rápido de avance, las catálisis, lo que dan más profundidad a la historia, son casi inexistentes. Por lo tanto, tendríamos una buena enumeración de funciones cardinales que se suceden unas a otras.
En cuanto a los personajes, observo gran irregularidad en cuanto a su composición y el nivel interpretativo de los actores. Hay personajes muy bien logrados como el de Hugh Jackman dentro de su papel de cazavampiros ambicioso, arriesgado y dispuesto a lograr su objetivo. También me ha seducido el personaje de Anna Valerious, interpretado por la espectacular Kate Beckinsale, por su personalidad excelentemente reflejada: una mujer de armas tomar cuya función dentro de esta película la distancia mucho del estereotipo de mujer florero. No está sólo cómo ayudante o damisela en peligros, sino que también se une a la misión y lucha con toda sus fuerzas. Toda una heroína nata. Al tercer personaje, el fraile Carl, interpretado por el australiano David Wenham (Faramir de El Señor de los Anillos), lo encuentro muy entrañable y simpático, además de astuto y muy estudioso.
Pasando al principal villano, el conde Drácula, considero que el señor Sommers se ha equivocado de actor. Richard Roxburgh, quien interpreta a Drácula, no se equipara a sus antecesores (Bela Lugosi, Christopher Lee, Gary Oldman y los "Nosferatus" Max Shreck y Klaus Kinski) ni por asomo. Este Drácula parece despojado del carácter siniestro y sensual que Bram Stoker le confirió en su famosa novela para convertirlo en una caricatura bastante esperpéntica y chusca. Hablando con un acento tan ridículo de una forma que recuerda a la Deborah Reed de Troll 2, el Drácula de Roxburgh causa tal comicidad que hace que el enterrador parezca más siniestro. La sensación que me dio es que confundía al enterrador con Drácula y a Drácula con el enterrador. En cambio, el trío de vampiresas encarnado Elena Anaya (la pelirroja), Silvia Colloca (la morena) y Josie Maran (la rubia) tienen mejor nivel interpretativo y de personaje que Drácula. Ellas cobran más protagonismo que el debido, cumpliendo con matrícula de honor su papel de villanas. Con mucho escote y poco cerebro, por lo que parece, sacan su lado cruel a mansalva por la película, además de lucir palmito.
Los otros dos personajes, el Hombre Lobo y Frankenstein, pasables. Ni fu ni fa.
Por otra parte, me fijo en lo que Aristóteles denomina en la Poética el espectáculo, es decir, el vestuario, la peluquería, el maquillaje, los decorados y los efectos especiales. Este elemento adquiere más relevancia que las propias interpretaciones y que el guión. Se abusa mucho del CGI hasta el punto de parecer una película de animación 3D que una con actores de carne y hueso, lo que hace que la ambientación pierda mucho realismo y de la sensación, como bien indicaba el usuario Eastwood en su crítica, de parecerse más a un videojuego que a un producto audiovisual.
La banda sonora de la película la califico como pasable. Muy pegadiza pero más repetitiva que el estribillo del Gangnam Style.

Mi Veredicto:

Lo Mejor: El Guión, las vampiresas y los tres personajes principales.
Lo pasable: Los personajes de Frankenstein y el Hombre Lobo.
Lo peor: El personaje de Drácula, demasiado caricaturesco, y el exceso de efectos especiales. Asimismo, el ritmo rápido de la película, que le quita demasiada profundidad.

Al que le guste que la vea y a quien no, que no la vea.

Nunca he visto película que más me conmueva de todas las que he ido a ver en toda mi vida. Siete años después del éxito de Brockeback Mountain, el cineasta taiwanés Ang Lee nos regala una nueva aventura que bien recuerda a Náufrago (Robert Zemeckis, 2000) y a El Libro de la Selva. La historia viene a tratarse de un joven que se traslada con su familia y su zoológico a Canadá. La misma noche en la que el barco se hunde, sobreviven sólo Pi y un tigre de Bengala llamado Richard Parker. En medio del mar, hará todo lo posible por convivir con Richard Parker.

La historia que relata el filme posee bastantes reminiscencias con el clásico literario de Rudyard Kipling, más sus posteriores adaptaciones cinematográficas, El Libro de la Selva. En ella, me imagino a Pi como Mowgli, el niño huérfano que se cría en la selva, y al tigre Richard Parker como el feroz Shere Khan. Esta vez, la historia da la vuelta y, ahora, Mowgli y Shere Khan son compañeros de barquita. Ellos se tendrán que arreglarlas para sobrevivir, no vaya a ser que Richard Parker se vaya a comer a Pi. Solo, en medio del ancho océano, Pi tratará de encontrarse con la naturaleza y aprenderá a comprender la naturaleza feroz y felina de Richard Parker. Como Náufrago, Pi tiene como única compañía al tigre, a quien le enseña a Dios, pero el tigre no le comprende.

Esta película posee un guión poderoso que hace que la historia atraiga al espectador y le haga emocionarse. Las interpretaciones son magistrales, a destacar la del debutante Shuraj Sharma, la de la magnífica Tabu, la de Irrfan Khan, estos dos últimos son dos grandes nombres en la industria de Bollywood, y, por último, la del veterano actor francés Gérard Dépardieu. Los efectos visuales y la fotografía son espectaculares. El personaje más destacado de la película es Richard Parker, el tigre. La película lo muestra como feroz, viéndolo evolucionar hasta parecer un gatito.

Mala, malísima... Ésa es mi opinión. Es tan aburrida que no cuenta nada. Causa el mismo efecto somnífero que los documentales de la 2. Salman Khan en Dabbang supera a Benicio del Toro.