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España España · Madrid
Críticas de Borjuto
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Críticas 57
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
2 de diciembre de 2015
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vamos a situarnos un poco. Estamos en el año 1999. Año de producciones tan notables como “El sexto sentido” (M. Night Shyamalan), “Matrix” (Larry & Andy Wachoski), “La milla verde” (Frank Darabont), “El club de la lucha” (David Fincher), “Una historia verdadera” (David Lynch), “American Beauty” (Sam Mendes) o “Todo sobre mi madre” (Pedro Almodóvar). Grandes colosos y nuevas promesas afloran en Hollywood. Y ahí está Paul Thomas Anderson, un joven de 29 años que ya había dado su carta de presentación en una cinta sobre un hombre con un pene de 13 pulgadas, entre tanto afloramiento, decide poner su propia flor. Magnolia.

Podemos decir, casi sin riesgo, que el inicio de Magnolia es uno de los más brillantes del cine. Pocos comienzos me han tenido tan atrapado y me han sorprendido tanto como este. Por decir alguno, voy a caer en lo mainstream y diré que “Sed de mal” (Orson Welles, 1958) se lo disputa. Tras 3 historias cortas se presentan a los personajes que van a protagonizar esta extraña cotidianeidad. En poco más de 7 minutos ya sabes lo que vas a ver. Y les conoces a todos. Un par de detalles en la pantalla te hace ver cómo son, qué rol juegan y la dirección que están tomando.

Es una película que no está contada a partir de diálogos (quitando algún speech algo azucarado hacia el final), sino de escenas y composición. Por poner un ejemplo, uno de los personajes, el padre de un niño prodigio (¿Paul Thomas Anderson se está imprimiendo en este personaje?) se retrata en dos escenas. Una en la que llueve a cántaros y en lugar de tapar a su hijo, se tapa a él y otra en la que se ve su habitación en la que tiene una gran máquina de ejercicio (se puede ver que es una persona superficial, el cual utiliza el intelecto de otros, en este caso, su hijo, para poder conseguir sus objetivos).

Su puesta en escena, fotografía y ritmo narrativo son un toque personal de Paul Thomas Anderson. Su ritmo casi de videoclip te mantiene atraído durante sus dos primeras horas, siempre pensando que está a punto de acabar, con esa banda sonora de Jon Brion brillante, que no deja de sonar en casi toda la película. Es cierto que la película alcanza su madurez a las 2 horas y, quitando los últimos 20 minutos, parece que se precipita a un cúmulo de explicaciones dispersas y débiles, que no tienen mucho que ver con el tono general de la película.
Esta cinta trata sobre el arrepentimiento y el perdón. Sin embargo, no trata del perdón ajeno, sino del perdón propio [*1]. “Hemos acabado con el pasado, pero el pasado no ha acabado con nosotros”. Pero no sólo trata del perdón, no. Trata sobre el amor (o la ausencia, o incapacidad de amar de algunas personas) en todas sus variantes. Amor familiar, amor propio y amor convencional. “Tengo mucho amor que dar, pero no sé dónde ponerlo”.

Todas las interpretaciones son sublimes. Un elenco en estado de gracia. Está claro, que es una película de personajes, y Paul Thomas Anderson ha sabido exprimir cada actor para conseguir matices tan ricos como los que experimenta el personaje de Tom Cruise, Frank Maggey.

Y terminas la película y te preguntas. ¿Qué ha pasado? ¿Qué acaba de pasar? ¿Estas cosas realmente pasan en el mundo? [*2]
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Borjuto
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6
19 de marzo de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buried es un ejercicio claustrofóbico muy difícil de hacer. También es una película muy arriesgada. Contar una historia con tan pocos elementos es muy complejo de realizar. No tienes elementos que añadan drama, más que un móvil (que curiosamente tiene cobertura, un poco difícil si consideramos que la tierra es un conductor perfecto [Lo siento]), un cuchillo, un zippo, una petaca con alcohol y luz en general.

Mediante conversaciones construye un pasado del protagonista y una situación real. Además juega con un posible complot contra él en el cual se plantea un cruce de caminos. Tú estás tan dentro del ataúd como el protagonista, pero a la vez estás fuera intentando adivinar qué ha pasado.

La interpretación de Ryan Reynolds no me parece nada del otro mundo, pero me temo que la culpa ha sido mía por verle doblado al castellano.

Esta película da una dosis muy alta de tensión y ansiedad. La pena es que el protagonista no haya visto el segundo volumen de Kill Bill, sabría cómo salir fácilmente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Borjuto
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2
17 de marzo de 2013
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La hemos liado. Es lo primero que he pensado al terminar de ver esta película. La hemos liado porque Disney se encarga del proyecto de la siguiente trilogía de Star Wars y me temo que va a hacer algo parecido a John Carter.

El problema que tiene John Carter es que a pesar de estar basado en una novela no innova en absoluto. Los artificios cinematográficos ya los hemos visto en otras películas del género. La historia además es una sucesión de acontecimientos aleatorios en la cual se van introduciendo los detalles de la misma. Solo ves escenas de lucha con Xena repartiendo leña y Conan volando por los aires una y otra vez. Si a eso le añadimos que la animación y efectos especiales son bastante pobres tenemos un cóctel perfecto avocado al fracaso. La estética es más propia de "Dune" (David Lynch, 1984)

El trasfondo de la historia, que en mi opinión no es otra cosa que condenar la naturaleza humana de destrozar y pelear mediante una metáfora de la guerra de secesión, no es en absoluto sutil. Los colores azules y rojo representando a la unión y a los confederados, los apaches como criaturas verdes observando el especáculo... Incluso al protagonista se le llama "Virginia", uno de los estados que hicieron estallar la contienda. No son pistas. Es un tatuaje en la frente del protagonista.

Andrew Stanton se ha deshinchado. Después de hacer películas tan tiernas y con tanto amor como "WALL•E" (2008) o "Buscando a Nemo" (2003) hace esta película carente de sentimientos.

No lo entiendo, la verdad. La buena noticia es que Michael Giacchino está en racha y le contratan para muchos proyectos últimamente. Veremos a ver qué pasa con la nueva de Star Wars porque se puede postular como un gran sucesor de Williams. Recordemos que es el compositor fetiche de J. J. Abrams, director de la séptima entrega de La Guerra de las Galaxias.

A ver si, Andrew Stanton, con la segunda parte de Buscando a Nemo vuelve a recuperar ese toque conmovedor que le caracteriza.
Borjuto
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6
15 de marzo de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Normalmente gustan mucho los dramas de Oriente Próximo. Para los occidentales nos parecen civilizaciones a medio camino. Su radicalismo puede tornar en cualquier cosa e incluso puede hacer que la película tenga un giro importante. El único problema es que ya hemos visto tantas películas que ya incluso lo esperamos.

Esta película juega con un elemento básico en los dramas. Una introducción a los personajes desde pequeños. Con una historia poco creíble ya desde el principio, todo sea dicho, los niños empiezan a dar forma al carácter de los personajes. Guiños autorreferenciales en la propia película. Pistas a acontecimientos próximos.

Historia sobre el honor, las clases sociales, la valentía, la confianza, la amistad, el perdón y sobre todo la vergüenza. Por último se nos presenta de forma fantasiosa y heroica la redención. La obligación de subsanar los errores que cometimos en el pasado.

El padre de Amir es el mejor personaje a mi parecer. Su interpretación es una maravilla.

La música es muy Alberto Iglesias. Puedes notar la tensión de la música de "La piel que habito" (Pedro Almodóvar, 2011) o la armonía de "También la lluvia" (Icíar Bollaín, 2010). Podría haberse llevado el Oscar perfectamente.

Después de esto, Marc Forster se ha distanciado de este tipo de cine y se ha afiliado al cine de ostiazas puras y duras. Este año sale "Guerra Mundial Z" y la verdad es que tiene buena pinta. Veremos si sigue con su corrección filmando y dejando el peso de la película en la historia.

Y sí, el título es por Alberto Iglesias.
Borjuto
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2
14 de marzo de 2013
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fin es un aborto. Debería haber organizaciones pro-vida luchando contra este tipo de películas.

Estas películas están comandadas por "La habitación de Fermat" (Luis Piedrahita, Rodrigo Sopeña, 2007). Son películas que empiezan muy bien pero a partir del minuto 20 aproximadamente se van desinflando como un globo. Pero no lentamente. De un plumazo.

Fin además pertenece al tipo de películas llamadas "de personajes". Lo importante son los personajes, no importa la historia demasiado (buen punto para Fin, porque la historia es una diarrea de acontecimientos sin sentido ni lógica). Esta legión de películas contienen entre sus filas a la interesante "El método" (Marcelo Piñeyro, 2005) por nombrar alguna. Son películas prácticamente teatrales y con unas interpretaciones mayoritariamente buenas.
En Fin las interpretaciones brillan por su ausencia. Es como la diferencia entre ver y mirar. Los actores no actúan, solo están ahí, como marionetas.

El guión como ya he comentado es un auténtico estropicio. Comete unos fallos gordísimos, tanto de lógica, como de estructura. Desapego por "El profeta" que se limita a ser un mero ilustrador y desapego por los propios personajes que no te dan ninguna pena.

Pero señores, para hacer películas buenas, a veces hay que hacer mierdazas supinas, así que a lo mejor (y digo a lo mejor) el señor Torregrossa nos sorprende con una obra maestra en su siguiente incursión tras las cámaras.
Borjuto
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