Así me quedo cada vez que veo esta obra de arte.
Cuando la vi con ocho años en el cine, me quedé impresionado con el retrato tan noble de un matón de tres al cuarto y desde entonces no la habré visto menos de veinte veces. Es increíble como De Palma juega con las camaras para meter al espectador en la piel del personaje que le interesa en cada momento.
Hay un número casi ilimitado de escenas que se te quedan grabadas en las retinas por el impacto visual con el que están dotadas. No creo que haya nadie en el cine actual que pueda manejar con tanto aplomo las escenas de suspense (he leido que De Palma idolatra a Hitchcock y su cine es un claro ejemplo).
La música no desentona, y es fiel reflejo de la época donde se ubica la película.
El guión, muy cuidado, adaptado fielmente al tipo de personajes que aparecen y a las situaciones que ocurren. Algunas frases, simplemente geniales: "Un favor puede matarte más rapido que una bala" o "La gente no se rehabilita, sólo pierde fuerzas" son sólo una pequeña muestra.
Al Pacino consigue transmitir esa angustia interior que le consume en la vida real y la pone al servicio de esta película con tintes tan melancólicos.
Sean Penn, sobresaliente como siempre, se pone en la piel de un abogado que entra en fase de "gangsterización", dominado por la coca y aturdido por la rehabilitación de su mejor amigo mafioso.
Podría escribir páginas sobre esta película, y los sentimientos que despiertan en mí cuando la veo, pero es mejor recomendarla al que no la haya visto como ya hago con mis amigos cada vez que puedo, y que cada uno saque sus conclusiones.