A pesar de los creadores de la serie disponían de un material inédito (hechos reales super interesantes), la serie es más aburrida que una película de domingo tarde, lentorra a más no poder... Nada de lo que se ve en la serie parece verosímil, ni creíble y los protagonistas parecen tener sangre de horchata (no transmiten nada, parecen máquinas). El relato melodramático que se intenta transmitir y que desarrolla capítulo a capítulo está metido a calzador, nada parece natural, ni real y el resultado final es una historia totalmente inventada y caprichosamente deturpada de la realidad.
La docuserie de 4 capítulos de Carles Porta ("Crims") le da mil vueltas a este culebrón malo.
Una pena...