Una gran historia en una ambientación muy lograda; la derrota y la lenta retirada tras Kursk. Una gran historia sobre la impotencia ante la adversidad, sobre la esterilidad del heroismo, sobre la inhumanidad de una guerra inútil en donde la victoria ya es imposible. La inminencia de la muerte, el caos y la desesperación juegan con los personajes.
No obstante, es ante todo una gran historia sobre el respeto, sobre las jerarquías personales, y la mezquindad con la que el ser humano se evade de la desagradable realidad para someter a los otros y obtener un beneficio que en esas circunstancias es ya ridículo. Un gran historia que demuestra cómo se diluyen las estructuras sociales y todo se convierte en una gran guerra personal... James Coburn en estado supremo, James Mason y Maximilian Schell también. No dejes de verla.

Vicente Aranda en su línea. Un guiño al cine clásico; muy buena ambientación en aquella Constantinopla acorralada y decadente que sin embargo no dejaba de mostrase pomposa y grandiosa. Aranda se permite sus pequeños y habituales caprichos: juegos con espejos, gran despliegue de luz y oscuridad y acercamiento al lado más sensual (pero también abismal) del alma humana. Película de calado psicológico, inteligente sin duda alguna en las tensas tramas eróticas que se tejen en torno a los protagonistas. Sin duda, una película injustamente linchada por la crítica actual, tan snob y políticamente correcta como cabe esperar de quienes sólo saben admirar lo que está de moda en el momento. El único fallo, alguna que otra imprecisión histórica y cultural (como cuando el Emperador Bizantino dice "por nuestra fe católica", en fin...) y a veces una interpretación demasiado plana por parte de Zafer. Pero una película muy recomendable.

Estética e introspección se dan de la mano; un vuelo por encima de la dramaturgia cotidiana, allá donde se forja lo histórico, descendiendo hasta los abismos que separan nuestra subjetividad de la de los demás... O la amarás o la odiarás

Una película de terror con una estética convencional más o menos cuidada, que dura menos de una hora y media en la cual se amontonan tópicos y tópicos sobre el cine de terror psicológico mientras el director juega con burdos efectos de luz y los dos actores encarnan un perfecto "presa indefensa e imbécil que huye despavorida por mansión clásica (con desván lleno de plásticos colgando para crear efectos de sombras) y alimenta el morbo del psicópata chillando a viva voz mientras trata de huir al bosque cojeando".
Vulgar, sin ningún tipo de guión ni argumento, e interpretaciones planas y desesperantes. Conseguirá darte sustos aunque todos ellos sean perfectamente previsibles e incluso obvios. No profundiza absolumente en nada, ni en cuanto al desarrollo ni en cuanto a las sensaciones que podría despertar en el espectador. Un experiencia frustrante. Lo mejor, los planos del Bucarest racionalista y marxista del principio de la película. ¿No tienes nada mejor que ver?