La película presenta un tema, o unos temas, de manera poco original, por lo que resulta muy plana y aburrida, no atrapa en ningún momento, aparte de resultar inverosímil en varios de sus planteamientos y actuaciones. Eso sí, la fotografía es deslumbrante, como siempre en las producciones de Almodóvar. Pero, de nuevo, una cinta menor de este director, lastrada, una vez más, por anteponer el sectarismo ideológico a toda costa -esa insistencia autodestructiva de la izquierda cinematográfica española en hacer películas contra la mitad de los españoles-, en este caso, además, con soflamas e ideología de pancarta, o camiseta, bochornosamente metidas con calzador. Encantará a los feligreses. Molestará a los agraviados. Dejará decepcionados e indiferentes a la mayoría. En una palabra, mala.

La película es interesada pero se ve con interés, aunque algunos personajes y situaciones resultan inverosímiles. Lo peor: se alinea con el sectarismo y la manipulación del cine español de las últimas décadas. Mientras que la serie Patria se centraba en una víctima del PNV, Maixabel gira en torno a una víctima del PSE. Son las que cuentan. No es casualidad. Me temo que lo siguiente no será una serie o una película sobre Gregorio Ordóñez o Miguel Ángel Blanco y sus familias, como víctimas de ETA, claro.