Es difícil saber dónde está el límite entre la descripción de la terrible enfermedad del Alzheimer y el homenaje indisimulado a uno de los políticos contemporáneos de más empaque y que ha conseguido aglutinar el respeto de opositores y acólitos por igual, algo que es casi imposible hoy en día ante el penoso nivel de los asiduos a los hemiciclos. Tal vez este documental consigue poner en un correcto primer plano la figura de Pasqual Maragall, casi sin proponérselo. Eso sí, desvistiendo lentalmente al político crudo y bajándolo del mundo irreal al cotidiano en el que, con la ayuda de sus seres queridos, deberá hacer frente al terrible drama del olvido.

Como siempre, es una lástima que tengan que ser las celebridades las que consigan poner en boca de todos problemas que afectan a un porcentaje considerable de la población. La persona anónima, la que sufre en silencio el progresivo borrado de su mente, jamás es tenida en cuenta al nivel que se merece. No sólo estoy hablando del Alzheimer, sino de cualquier tipo de enfermedad irreversible que es ignorada por el resto de la población que tiene la suerte de estar sana. Por favor, políticos, en vez de pelearos sobre el sexo de los ángeles, ocupaos de los problemas reales de la gente. Que no sea de nuevo necesario que un Pasqual Maragall, os abra los ojos al drama de las enfermedades irreversibles por falta de esfuerzos en la investigación de posibles remedios.

...y eso que "Señales del futuro" no es, ni mucho menos, una película desdeñable y mejora bastante la ridiculez alcanzada con "Next", un filme de un aire parecido. El problema es que a Nicholas Cage, lo coloques donde lo coloques, siempre pone las mismas caras, tanto en la edulcorada "Family man", en la interesante "Faces off" y, por supuesto, en esta producción que parte de una idea muy interesante, la de embotellar temporalmente conocimientos de una época para que sorprendan a futuras generaciones, algo que se ha realizado en Barcelona hace unas escasas semanas con la siguiente pregunta: "¿Cómo se imaginan Barcelona en el año 2150?"

Sin entrar en chistosas ocurrencias que seguro han poblado la cápsula de la Ciudad Condal, la idea base de "Señales del futuro" da paso a un acertijo estremecedor cabalístico que hará las delicias de los aficionados a la numerología. Dicho acertijo pondrá a prueba la resistencia de un profesor de astronomía y su familia desmembrada, que verá cómo su lucha contra un destino incierto es un descubrimiento progresivo de sus sentimientos más internos.

La mejor virtud de "Señales del futuro" es condensar elementos muy diferentes en un crisol atractivo para un público con gustos muy diversos. Ciencia-ficción, cábala, acción mesurada (no llenar la película de explosiones y efectos repetidos hasta la saciedad) y efectos especiales, los justos, para que no se carguen la idea principal del argumento, en el spoiler:

George Lucas consigue salvar la papeleta al final después de servirnos en bandeja de plata una mediocridad llena de irregularidades como "La amenaza fantasma" y un bodrio absoluto vergonzante como "El ataque de los clones". Claro está que sigue abusándose con desmesura de los efectos especiales digitales, desaprovechándose algunos personajes que podrían dar mucho más de sí (entre el Obi Wan de Ewan McGregor y el de Alec Guiness no hay color, bajo mi punto de vista, y el paleto mecánico de Lord Grievous da risa); se dan evidentes contradicciones de guión sobre todo en lo que atañe al rigor científico y tecnológico de Star Wars: Clones que desde el Episodio IV no son clones, naves espaciales mucho más adelantadas en la primera trilogía que en la segunda (se supone que es el tiempo el que aumenta el progreso y no al revés) y poderes Jedi y Sith mucho más espectaculares - a destacar el Yoda saltimbanqui con el sospechosamente poco ágil de "El imperio contraataca"-.

La película tiene un metraje generoso, pero no se hace largo para los fans de la saga gracias a la sobresaliente actuación de Ian McDiarmid interpretando al malvado Senador Palpatine, el que será el temido Emperador en el futuro, sin duda el personaje más impresionante de los tres primeros Episodios y lamentablemente desaparecido en los dos siguientes. Sin duda, El Emperador se come en la pantalla a Obi Wan, Amidala y hasta a Yoda, aunque es de reconocer los esfuerzos que realiza un muy mejorada actuación de Hayden Christensen como Anakin Skywalker para ponerse a su altura y expresar con convicción el duro paso del talentoso Jedi hacia el Lado Oscuro de La Fuerza convirtiéndose en Darth Vader.

"La venganza de los Sith" nunca podrá ponerse a la altura de los tres clásicos de los 70 y 80, pero culmina con mucha dignidad un trabajo que Lucas había manchado estrepitosamente en los dos mediocres filmes anteriores. Y los cuarenta y cinco minutos finales son de sobresaliente y valen por haber soportado todos las irregularidades y despojos de Los Fantasmas y Los Clones.

La pregunta es inevitable: ¿Habrá más producto Star Wars? ¿Alguna trilogía posterior, anterior o intercalada? El tiempo lo dirá...

Francamente, lo peor de los tiempos que corren es que la juventud está cada vez más idiotizada y deglute sin pensar cualquier producto parido por una panda de aprovechados y manipuladores de conciencias colectivas. Me niego a llamar a esta grandísima vomitona documental musical, ya que no va de música ni documenta a nadie.

Para escuchar música de verdad lo mejor que podría hacer esa juventud estupidizada es recurrir a los clásicos compositores o a los innovadores del rock o jazz. Lo que pretenden meter con calzador esta panda de embaucadores karaokeros no llega ni a la altura de bazofia. ¿Cuánto dinero se ha gastado en fabricar tal cagarro?

LAMENTABLE. VERDADERAMENTE BOCHORNOSO.

El único capítulo que perdura en la memoria de este gigantesco pastel azucarado hasta la saciedad de excrementos, es en donde aparecen Los Beach Boys de invitados especiales, con el grandísimo e irrepetible Brian Wilson al frente: Para un servidor, el mejor músico del siglo XX. Por ello, le subo un puntito, ya que tiene mérito que una monserga tan grande de serie tenga UN capítulo que se pueda ver. Eso no pasa con otras mierda de series, se los aseguro.

"Padres forzosos" daba para tan poco - yo creo que si la ponían como música de fondo de ascensores, daba el pego -, que muchos chavales de la época conseguimos subir nuestras notas medias en el colegio porque tal lamentable chiché papanatesco de la familia feliz y honrada sólo nos provocaba apagar la televisión y ponernos a hacer los deberes de trigonometría o algún análisis gramatical-morfológico a la hora de la merienda.

Así que, ya sabéis, melómanos, que por error hayáis comprado un pack de DVDs de esta serie: El capítulo en donde aparecen los Beach Boys es el sexto de la segunda temporada. El resto, podéis revenderlo a algún incauto o directamente, tirarlo a la basura. Eso sí, en un contenedor reciclable.