Terriblemente previsible y aburrida.
Incomprensible que nadie vea peliagudo interpretar hoy en día a una Marilyn de familia bien. ¿Qué necesidad? Una señora más guapa, más esbelta, más educada, hablando como una provocadora sexual del tres al cuarto. Excepto que sea su forma de interpretar exagerando a una mujer tonta al percibir que su presencia no es convincente. (En realidad no lo es, pero sí la historia: una tonta perdedora). Y miren que al menos la historia está contada desde el punto de vista de ella, porque las producciones que se apiadan del pobrecito homosexual que hace la vida imposible a su mujer pero que es el pringado de la historia dicen mucho de nuestra sociedad. Más válido un pobre gay que no tenía más opciones que una mujer. Pena que esta historia no sirva para cambian mucho más la lectura final. Es más, es exactamente la misma y, para colmo, nos compadecemos de la pobre tonta.
Ahora bien, el coñazo misógino que es "Far from heaven" tiene mejor puntuación que obras de arte inteligentes. Sobre gustos, queda claro, no hay nada escrito.

Si no fuera por tener demasiado recientes Un Pequeño Mundo (Un Monde, Lauda Wandel) y Hearstone, Corazones de Piedra (Hjartasteinn, Guðmundur Arnar Guðmundsson) y recordar muchas más con parecidos razonables en tiempos y demás similitudes, Close se me antojaría mejor.
Quien esté libre de esos "déjà vú", sin duda, podrá ofrecernos otra reflexión. Jugar con el sentimiento de culpabilidad de los niños y adolescentes es casi tan viejo como el cine. Al menos desde que los señores que se han dedicado al arte dejaron de mirarse el ombligo del presente para escarbar un poco atrás. En el 2022, con años de ver cine a las espaldas, la película se hace previsible y cargada de lugares ya visitados. Ahora bien, para almas más jóvenes es una bella oportunidad de ver algo diferente y de reflexionar.

Hay varias formas de valorar "Pieles". Como producto final, a pesar de trasmitir el mensaje y de usar un lenguaje poco común, delicado para salas comerciales, cojea en términos generales. No acaba de ser original y esa también la parte positiva, la profesionalidad. Las historias entrelazadas son lo suficientemente equilibradas y sin embargo hay un abuso del uso de la metáfora de las pieles. La música, aunque meditada podría ser más original.
Con respecto al humor, la simbología y demás recursos, Casanova va por buen camino aunque adolece de cierto sentido de sutileza.
Donde no encuentro contradicción es en las actuaciones de la mayoría. Aquí Casanova sabe perfectamente con quién contar y Peña, Machi, De la Rosa no fallan nunca y el resto, en general, muy correctos.
Por tanto, no siendo una grandísima obra, tiene todas las características para no perder de vista al director.

Mensaje muy interesante con el punto histriónico de Russell T. Davis, música machacona, casi pretendidamente molesta por encima de algunas escenas, repleta de estímulos y mensajes directos sin disfraces (ni sutilezas). Todo en la línea de su creador. Que sea la mejor forma de expresar un mensaje ya depende de cada espectador y en cuanto a la valía artística, que se pronuncien los críticos. Yo no pediría segunda parte temporada para no estropearlo.

Tras ver todo la filmografía y a pesar de interesarme el director, daba pereza otra más. Piensas en su ritmo, su forma de narrar, los silencios y te ronda la idea de que este estilo tiene un límite y no puede funcionar mucho más. Pero si te animas a ver El Cazador verás que Berger lo ha vuelto a hacer. Siendo fiel a sí mismo y a su marca personal, le ha dado una vuelta más de tuerca al reloj consiguiendo sorprender de nuevo.
El progreso en su obra es tal que parece premeditado desde los inicios. Madura la temática, las formas, las historias y la profundidad o todo forma parte de un plan perfecto. Complejo discernir entre ambas ideas.
El Cazador renueva el apetito por la obra de su autor.