Sergio Castellitto vuelve al más puro melodrama para narrar una historia de amor enmarcada en la Sarajevo en guerra, y firma una película irregular que falla tanto en el contenido como en el encuadre dejando que las ideas que probablemente tenía en la cabeza permanezcan ahí y no se plasmen en la pantalla.

Utilizando los flashbacks sin ningún control y de forma desmedida, la película navega entre dos aguas y no decide nunca si quedarse con la historia de amor o si adentrarse un poco más en la guerra de Bosnia, sobre la que pasa de puntillas aportando solo un par de secuencias. El guión abusa de la cantidad de personajes que pasan por la pantalla, pero solo deja volar a Hirsch y a Cruz. Ellos son los únicos que brillan porque a pesar del guión que les encasilla, tienen calidad para sobreponerse. Sin embargo, Hirsch está alocado y espídico, perdido en un mar de dudas; y Cruz ha conseguido la nominación al Goya a la mejor actriz por un papel menor en su carrera, que lleva el drama en la sangre y lo exprime hasta el final con numerosas transformaciones de su físico.

Si hay una palabra que pueda resumir la película sería confusión, porque Castellitto no consigue llevar sus ideas a la pantalla y tira de todo el repertorio que tienen registrado los culebrones de sobremesa para girar el guión, de adelante a atrás, y provocar la lágrima fácil sobre un tema que bien podría rezar algo así como "basado en una historia real" en su subtítulo.

Lo más fácil para escribir una crítica sobre "Movie 43" sería evidenciar las múltiples carencias que tiene no sólo su guión, sino su puesta en escena, su banda sonora o sus efectos. Pocas cosas destacables ante tanto despropósito, pero lo que habría que preguntarse es cómo este tipo de películas llegan a financiarse y a estrenarse en la gran pantalla.

Aunque a la mayoría de nosotros no le guste el resultado, hay que reconocer que este tipo de películas siempre ha tenido su público objetivo y que eran ellos los que llenaban las salas. La diferencia era que aquellos productos (como las primeras entregas de "Scary movie") se limitaban a parodiar otras películas con un mínimo de coherencia y acierto a pesar de que fuesen irregulares. Tenían identidad y su estructura no podía ser criticada.

Pero "Movie 43" no tiene ningún sentido al menos desde el punto de vista que tenemos de película, porque su sucesión de gags es inconexa gracias a que su punto de unión carece de sentido. La búsqueda de la película prohibida no es más que un elemento ficticio que le sirve a los directores para introducir sus particulares trabajos. Cada historia, de temática diferente, solo es una absurda dentro de un conjunto vacío.

También habría que preguntarse por la implicación de actores reconocidos en este tipo de productos. En ese afán de salirse de su encasillamiento y apoyar un film diferente, gamberro y transgresor, ciertos actores apuestan por aparecer en estas películas para sumar una nueva muesca en su currículo, y se olvidan de que algún día alguien les recordará este trabajo y no precisamente para elogiarles.

Con tal colección de directores lo lógico es que alguna de las micro-historias tenga algo de calidad y arranque alguna sonrisa, pero este hecho se queda en nada al entender que lo que se está viendo es un producto cien por cien palomitero y destinado a ser consumido y olvidado casi al mismo tiempo.

Después de terminar "Gran Torino", Eastwood dejó entrever que no volvería a ponerse delante de las camaras, pero la llamada de su amigo y discípulo Lorenz le hizo pensárselo dos veces e implicarse en una película que podría haber sido firmada por el propio Clint.

Y es que como buen discípulo, Lorenz aplica los conocimientos adquiridos de la mano del maestro para rodar una película que se adapta fielmente a las características de cualquier película de Esatwood. Con una trama clásica y convencional sobre la superación personal ambientada en el mundo del béisbol (podría haber sido cualquier otro deporte como ocurría en "Million dolar baby"), la historia está aderezada con una difícil relación paterno-filial que se arregla según transcurre el film, y que sirve como vehículo para la trama principal. Los personajes están escritos para no salirse nunca de lo establecido, dejando poco margen para la improvisación en un guión mecanizado y previsible, pero no por ello débil. A pesar de ser una historia con un final predecible, cuenta con una amena narración.

Para el reparto, Lorenz cuenta con una Adams que transforma en oro todo lo que toca. Es un valor seguro por su dedicación, su nervio y su intensidad incluso en un producto como éste en el que con un mínimo de atención hubiera cumplido. Sin duda la heredera de Meryl Streep es de lo mejor, pero también destaca Goodman, robaescenas nato que últimamente nos tiene acostumbrados a aparecer unos cuantos minutos dejando la sensación de ser pieza indispensable, como hizo en "El vuelo" (réplica al correcto Washington) o en la multipremiada "Argo".

Si uno quiere ver una película correcta, con un guión conciso y un ritmo de narración pausado sin ser lento, y a Eastwood soltando algún taco con cara de hombre-peleado-con-la-vida, sin duda ésta es su opción, pero si uno quiere (y espera) algo más de Eastwood y compañia, tendrá que esperar a una próxima entrega.

"Dando la nota" es una película de equilibrios. Elementos potentes y divertidos se mezclan con otros predecibles y algo absurdos en una película irreverente dentro de un orden controlado. Lo importante es que la balanza se decante hacia el lado positivo, y éste es el caso.

La gran ventaja que tiene con respecto a otras de temática parecida es que, dentro de su permanente control de la situación, se desmelena constantemente y por eso tira de repertorio con situaciones sacadas de contexto que son muy divertidas y que sacan más que una sonrisa. Todo su reparto parece haber sido elegido con dedicación porque son excelentes recreaciones de lo que se supone deberían ser, y aunque los personajes masculinos flojeen un poco, la variedad de caracteres de los femeninos destacan notablemente.

Por supuesto que tiene defectos: su sencillo y liviano guión o su vago desarrollo de alguno de los personajes secundarios así lo atestiguan, pero en esa balanza imaginaria tiene poco peso. Su atrevida puesta en escena supera también el hándicap de tratar sobre un tema al que no estamos muy acostumbrados.

Con una mención especial para la cuidada selección musical de los ochenta que inunda las secuencias y que protagoniza todos los números musicales en todas las formas posibles (de fondo, a capela), el personaje de Amy la Gorda solo era la punta del iceberg en una clara declaración de intenciones sobre lo que pretendía: traspasar la línea de lo políticamente correcto, pero eso sí, guardando las formas. Hay vida más allá de la azucarada"Glee".

Hacía la friolera de 13 años que Zemeckis no dirigía una película convencional, después de sus aventuras con la técnica Live action ("Polar express) y con la animación ("Beowulf", "Cuento de Navidad") y llega con un thriller / drama que tiene elementos para enganchar y elementos para provocar el rechazo.

Como todas las películas, no siempre se tienen todas las cartas para encantas al gran público, y "El vuelo" consigue motivarnos y aburrirnos a partes iguales. Todo comienza con veinte minutos magistrales, de libro, el los que le director demuestra que no ha olvidado sus coqueteos con la ficción más entretenida e innovadora del momento. Con un presupuesto ciertamente ajustado, las escenas del accidente de avión son ejemplares e insuflan la acción necesaria. Excelente la recreación, la tensión e incluso la interpretación. Y solo han pasado veinte minutos.

A partir de este momento, este thriller que nos había encantado se convierte poco a poco en un típico drama, con una pobre puesta en escena y un guión básico, que redunda en lo obvio y no ofrece nada nuevo. Con este nuevo panorama, la caída y posterior redención del héroe que no es tal, no es ni de lejos suficiente como para ser tenida en cuenta. Todos estos elementos de un guión tramposo se cogen de la mano y, aunque no provocan el rechazo absoluto, minimizan muchísimo el interés conseguido con las primeras sucuencias.

Con un discurso muy marcado sobre el alcoholismo y sus consecuencias que suena algo impostado y banal, "El vuelo" se permite también introducir el tema de las drogas pasando sobre él de puntillas con la pequeña historia de una adicta que intenta dejarlo (desaprovechada Kelly Reilly) y que solo sirve para encaminar el desenlace más que bobo y predecible que tiene la película. Ni siquiera un Washington, creíble con el piloto automático para este tipo de papeles, es suficiente para decir que "El vuelo" sea una película notable.