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España España · Madrid
Críticas de Moody
Críticas 783
Críticas ordenadas por utilidad
5
27 de diciembre de 2017
32 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacía cuatro años que no sabíamos nada de Payne y en cierto modo se le echaba de menos. Su capacidad para tomar una idea interesante y desarrollarla con bastante pulso le ha llevado a lograr nominaciones y premios. Ahora intenta repetir el mismo esquema con “Una vida a lo grande” pero dando la sensación de no haber sido tan preciso.

Porque la película parte de una interesante idea, esa de empequeñecer a la población con el pretexto de ser útiles para el planeta que habitan. Ahí va uno de los varios temas que Payne aborda para encontrar soluciones. El medio ambiente y su descuido por parte del ser humano es un claro ejemplo de lo reivindicativa que pretende ser, pero no es el único caso. Salvar el planeta de todos sus males actuales es la excusa para crear una sociedad minúscula. El director utiliza la ciencia ficción de su propuesta para formular ideas e ir soltándolas según avanza, consiguiendo que su original inicio se convierta en un batiburrillo que no termina de centrarse.

Su primera hora de metraje es refrescante, ácida y original. La película presenta la idea como necesaria pero también como opcional, creando disyuntivas entre grandes y pequeños y dejando la puerta entreabierta a la posible diferencia de derechos entre unos y otros. El creativo modo de empequeñecer es gracioso y lleva al espectador hasta la mitad con una sonrisa. Sin embargo su segunda mitad se vuelve irregular en cuanto el guion se vuelve previsible y la acidez mostrada hasta entonces se torna en rutinaria. Su crítica continúa haciendo efecto, pero algunas decisiones como esa historia romántica de Damon y la estupenda Hong Chau que poco o nada aporta no hacen más que difuminar el discurso.

Al final “Una vida a lo grande” resulta interesante, por momentos inteligente y muy crítica con el ser humano como individuo y como una sociedad que huye hacia adelante buscando el beneficio propio inmediato hasta que encuentre una solución real a sus problemas globales.
Moody
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5
4 de setiembre de 2016
25 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cuál es la intención de una comedia que no hace reír, que sólo entretiene? Interesante pregunta que ninguna película del género debiera hacerse, pero que “La noche que mi madre…” se hace cada vez que se levanta y se mira al espejo.

A ese espejo tampoco podrá preguntarle cuál es la comedia con más situaciones rocambolescas, porque no le gustará la respuesta. No hay forma de entender una comedia de enredo que tenga menos malentendidos, y que el único que tenga sea tan sencillo y torpe. La película intenta centrarse en un escenario limitado, una enorme mansión en medio de la nada, y evoca a los clásicos del género de intriga para elaborar una trama que tiene buena intención pero desigual desarrollo. Ese hecho inesperado del que habla la sinopsis en el leiv motiv de una película que se vale de sus actores para levantar el vuelo.

El reparto, muy interesante. Involucrado en todo momento, todos saben lo que el guión espera de ellos, y sacan su vis cómica a pasear para disfrutar de la acción. Rueda, enigmática como gran dama de la velada, Fernández como gracioso y resuelto marido, Pujalte como esa persona que lo controla todo menos a sí misma, Montero y Fele riéndose de ellos mismos con su histrionismo y pasotismo… Cada uno tiene buenos momentos, pero en especial Peretti, que se interpreta a sí mismo con gran normalidad y que entiende lo que es una comedia con intuición.

A pesar de que la película no saque tantas carcajadas como quisiera, hay que admitir que las sonrisas sí que aparecen cuando tira de repertorio resultando competente y divertida aunque menos que en el tráiler inicial. Por eso uno siente que podría haber dado más de sí a poco que se hubiera esforzado en dar una vuelta de tuerca a algunas situaciones.
Moody
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6
3 de julio de 2016
23 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
David Serrano ha tardado casi seis años en llevar a cabo su siguiente proyecto, solo algo menos de lo que la crisis con la que abre la película nos continúa asolando. Desde “Una hora menos en Canarias” (2010), el director no firmaba una película, y este tiempo de reflexión le ha venido bien después de la irregular comedia anterior.

“Tenemos que hablar” utiliza el ciclo de crisis y repasando todos los grandes pelotazos que fueron reventando (Seseña, Forum Filatélico, las preferentes…) llega hasta el presente, momento en el que se ve se ve a los protagonistas sufriendo los efectos de las malas decisiones tomadas. Y aunque la crítica ante las instituciones y los gobernantes está presente durante su duración, esa crítica nunca es ácida ni mordaz, y sólo sirve como vehículo del argumento.

Para lo demás, la película se vale de un solvente reparto con el que desarrollar un guión que sigue todos los cánones del género de la comedia romántica, con todos los malentendidos que se puedan imaginar y las situaciones más rocambolescas que se puedan crear.

De esta forma la película aprovecha muy bien las oportunidades, y sobre todo la química, que le ofrecen las parejas protagonistas, sin duda lo mejor de la película diseñando algunas secuencias solventes y con gracia. Ambas parejas saben lo que es la comedia, los tempos de los diálogos y lo que sus personajes pueden dar de sí. Ladoire-Forqué y Silva-Jenner están acertados y funcionan, algo que no siempre se puede decir de Ernesto Sevilla, encasillado en el personaje de amigo comprensivo del que solamente se muestran clichés.

Entretenida película, bastante fresca y actual, en la que los diálogos fluyen y las situaciones funcionan, pero a la que se echa en falta un final más adecuado, con menos prisas, y que tuviera claro dónde quería terminar la historia de los protagonistas.
Moody
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6
25 de agosto de 2012
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nicolas Cage es un actor desigual aunque tremendamente rentable en lo que a recaudación se refiere, que básicamente tiene un par de registros bien definidos y diferenciados. En "El pacto" regresa al género en el que parece sentirse más a gusto. Tal y como se le vio en "Asesinato en 8mm", vuelve a meterse en lo bajos fondos para destapar una red influyente e ilegal. Es en estos casos en los que Cage está como pez en el agua mientras corre y huye, poniendo cara de sentirse perseguido pero de lograr zafarse siempre en el último momento.

Mientras borda (y se nota) estos papeles, de vez en cuando se le ocurre implicarse en papeles mucho más empalagosos, y aunque no vamos a recordar los múltiples ejemplos, todos sabemos que estos papeles no son para él porque no tiene esa profundidad de registros como para transmitirnos diferentes emociones. Cada uno a lo suyo.

Por lo demás, "El pacto" tiene una premisa inquietante que se va desarrollando fundamentalmente como al guionista le da la gana. El espectador debe practicar un ejercicio de fe para creer que algunos de los momentos estrella están más que inventados y que tienen poco o ningún sentido. Así la idea con la que había iniciado se convierte en un baturrillo de personajes y situaciones que resulta a la vez atractivo y desconcertante. Sin embargo la película te mantiene en vilo y no deja que te duermas, por lo que consigue su objetivo.

A pesar de contar con muchas caras conocidas, Cage se lleva casi toda la atención porque es un producto fabricado para él, y por eso su esfuerzo es aceptable y meritorio. Lo malo vendrá cuando vuelva a interpretar otro tipo de personaje, momento en el que veremos sus carencias, pero esa será otra historia...
Moody
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6
15 de octubre de 2017
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
La literatura nórdica nos ha descubierto la cara oculta de unos países que parecían tener una vida idílica. Lugares cuya tranquilidad se ve perturbada por la presencia de un asesino en serie que trae de cabeza a la policía. Autores como el propio Nesbø o los creadores de best-sellers Lackberg o Larsson narran historias muy adaptables al cine, con muchos seguidores y un desarrollo parecido pero muy efectivo.

Ahora Alfredson llega con “El muñeco de nieve”, película que se propone superar el alto listón que el propio director se ha autoimpuesto viendo sus anteriores trabajos - “Déjame entrar” y “El topo” – Sin embargo el libreto sobre el que se basa no está a la altura de los anteriores, de manera que la película cumple con lo prometido pero se queda lejos de ser redonda.

Porque la película tiene una impecable puesta en escena, explotando los perfectos paisajes de Oslo cubiertos de nieve, y un comienzo prometedor que sirve de pilar de la historia. A partir de ahí, todo ocurre tal y como debe ser: toma velocidad para presentar tanto al protagonista y a los personajes que se encuentran a su alrededor. Es aquí donde el libro seguramente sea mucho más preciso, dejando a la película que se centre en presentar personajes cuyo comportamiento puede ser sospechoso o no. Después de haber visto unas cuantas del género, este desarrollo sigue siendo como debe ser, pero no tiene nada de novedoso, lo cual no hace que el espectador pierda el interés. Este es el momento de compartir impresiones con los demás…

Fassbender es el motor sobre el que gira todo. Personaje principal, no destaca por su personalidad ni por su valentía, sin convencer del todo, sin alma. A su lado bastantes personajes secundarios cobre los que desviar la atención, entre ellos Ferguson, que a pesar de su importancia en la trama tampoco destaca mucho, Simmons, Sevigny, Gainsbourg, Kilmer… Un reparto coral con ilustres apellidos, pero irregular, sin nadie que de total veracidad a su personaje.

“El muñeco de nieve” hubiera ganado de haber arriesgado algo más porque no es más que una digna película del género que no es capaz de destacar por nada en especial. Todo es correcto, rutinario y hasta predecible, algo que a veces no es necesariamente un cumplido…
Moody
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