Viendo Waxwork sin las gafas de la nostalgia, es evidente que no es una gran película a nivel general, pero dentro del género y la época, lo cierto es que aguanta bastante bien con otras coetáneas.

Quizás su historia es bastante enrevesada para lo que necesitaba ser, puede que en un intento desvincularse lo máximo posible de otras “museos de cera”, pero necesitaba tanta paja que al final tiene que meterse con calzador en una escena cuyo único propósito es explicar toda la trama.

Es también, curiosamente violenta y gore, incluso para estándares de la época, hay un par de momentos bastante elevados a nivel gráfico, y por supuesto eso es algo que en esta casa no se le hace asco.

Una joyita algo olvidada.