La película más personal de Shymalan, con una puesta en escena digna de Hithcock y una intriga al servicio de los personajes y no del giro fácil al final. Cambio en su trayectoria. Se quita las presiones de El Sexto Sentido y hace lo que le da la gana.
Shyamalan se mete con sí mismo en su último trabajo y con la propia estructura del guión de suspense típica que tantos resultados le diera antaño. Hasta introduce a un crítico de cine en la historia que parece saber todo lo que va a pasar por el arquetipo del que parte y resulta ser el más puteado de todos, dando lugar a la secuencia más divertida de la película.
¿Y que me decís de la puesta en escena espectacular? Todo ocurre en una pequeña comunidad poblada de personajes la mar de atractivos en la que todos tienen una función en la vida, y en la trama, aunque aún no lo sepan. Un poco como todos nosotros en nuestro vivir diario, que nos preguntamos a dónde vamos, pero la mayoría de las veces actuamos por rutina por el bien o el mal de un todo general que no somos capaces de comprender.
Y tratándose de un artista, con todas las dudad que ello conlleva, ¿cómo no hacer una peli tan personal sobre el tema? No es fácil, pero le han dejado porque aún da pasta y les ha hecho una jugarreta impresionante a los productores, un corte de mangas de excepción, con dos cojones ¡Viva Shyamalan y su valentía!