La lógica diría que una reseña de "El chef, la receta de la felicidad" tiene que seguir el mismo estilo que la propia película: sin artificios, sencilla y directa, fácilmente digerible. Como diría un "gran filósofo" de mi tierra y aprovechando la temática gastronómica de la historia: "El chef, la receta de la felicidad" (malditas traducciones de los títulos originales) es como un serranito, tiene todo lo suficiente para saciarte, pero a la vez ningún lujo.

Y es que esta cinta francesa es lo que es y no va (ni quiere ir) más allá. Es una comedia ligera, de aires familiares, sin ninguna pretensión más que hacer pasar un buen rato. ¿Lo consigue? En mi opinión sí, siempre que uno vaya mentalizado de lo que va a ver. Es un argumento simplón, de esos que olvidas media hora después del visionado, con arquetipos y tópicos por doquier: un prota patoso, otro prota gruñón pero de buen corazón, un "malo malísimo" que termina recibiendo su merecido, un romance... ¿Entonces en qué destaca? En nada. Ni lo necesita. No es su propósito.

Te parecerá interesante si lo que quieres es ver un poco de humor blanco, sin maldad alguna, si me apuras casi ingenuo. Si buscas otro tipo de comedia, más mordaz y con el humor negro por bandera, huye. Y a mí me encanta este segundo tipo, pero entiendo que hay momentos para todo. Aunque no está de más mencionar que también se pueden entrever ciertas críticas relacionadas con la gastronomía, como por ejemplo a la pomposidad y elitismo de la alta cocina actual o, por el contrario, a la poca o nula capacidad de la gente en general para ir más allá del sota, caballo y rey en su alimentación.

También es interesante ver a Jean Reno fuera de su zona de confort, en un papel diferente a lo que suele ser habitual en él. Michäel Youn tampoco hace un mal trabajo. He leído por ahí que está insoportable y pedante, pero precisamente pienso que ésas son características de su personaje, por lo que es obvio entonces que hace un buen papel. Aparte de ellos dos, claros protagonistas, los demás actores y actrices tienen un aporte casi testimonial, pero ninguno desentona en su labor. Al igual que la banda sonora, que no destaca en nada, pero acompaña perfectamente a la trama en todo momento.