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España España · Santander
Voto de Simsolo:
9
Drama Henry Whipple (Dennis Quaid) es un granjero del Medio Oeste de Estados Unidos cuyo máximo deseo es que su hijo Dean (Zac Efron) se haga cargo del negocio familiar. Pero Dean tiene otros planes: sueña con triunfar como piloto de carreras. (FILMAFFINITY)
13 de agosto de 2019
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Existen películas que hay que leer entre líneas. “A cualquier precio” es una de ellas. Bajo el artefacto de un melodrama clásico, incluso anticuado, habita un retrato fidedigno y triste del bienestar a costa de la ética. Que las cosas en general –también las personas- acaban teniendo un precio, no es algo nuevo. Títulos sobre el empecinamiento en lograr algo a cambio de vender el alma al diablo hay centenares. "A cualquier precio" explica, sin piedad, el tránsito entre el anhelo por conseguir una pequeña gloria y el oscuro logro final. Nadie se salva, aunque una pátina de ternura suaviza siempre la mirada del director hacia sus personajes. Unos por asentimiento ante lo que sucede (ese padre y ese hijo, bíblicos en su enfrentamiento con la tierra y la tradición de por medio, que al final se reencuentran para ocultar juntos lo horrible); otros, sencillamente, por mirar a otro lado. El cinismo, la bajeza, la rebeldía adolescente y el sexo ramplón se reparten por igual, como esas simbólicas semillas que pautan el devenir futuro de las cosechas. El paisaje pone la belleza, el aliento poético: los campos cultivados mecidos por el viento que son un reloj de arena. Las estaciones pasan y los hombres y diatribas permanecen disfrazados de éxito y fracaso. De ambas caras de la moneda está sobrada este desasosegante retrato de una América fundida en sus tradiciones.

En el fondo es un filme humanista tergiversado por la sordidez de los tiempos actuales. Un melodrama rural de los cincuenta rebajado de épica, sin atisbo de esplendor. Ni los ranchos son inmensos -proyecciones en el espacio de la magnificencia de sus propietarios-, ni los personajes carismáticos, más grandes que la propia vida. No hay, obviamente, espacio para un final feliz en esta relectura de los cánones de Douglas Sirk. Aún así, por extirpe y modos de filmar, estamos más cerca de “Escrito sobre el viento” o “Los ángeles empañados” que de otros largometrajes sobre sobre el medio oeste más recientes, vendidos a un cine sin alma. “A cualquier precio” parece narrada en sordina, pero su trasfondo es espeso, de una turbiedad que hiere. Al final, incluso en un día soleado y feliz, la ceniza de las decisiones equivocadas acaba cubriéndolo todo: la música y el baile son una mortaja para la prosperidad. Basta esa mirada al vacío de un espléndido Dennis Quaid para cotejar las dimensiones de la tragedia. Aunque suene la melodía del triunfo, pocas cosas cambiarán ya en su mentiroso mundo.
Simsolo
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