Que me den por todas partes si cosas así no demeuestarn que el cine español está cambiando. Entre "Carne de neón", "Eva", "Promoción fantasma" y el film que nos ocupa, queda claro que las cosas han mutado. Y para bien.

¿Una película de casinos made in Spain? Pues sí. ¿Cómo conseguirla? Sencillo. Haciendo los deberes. El guión es de manual y la puesta en escena no resulta novedosa, pero aquí lo que manda es conseguir un resulado eficaz, industrial y... ¿por qué no? Hollywoodiense.

Y lo logran. Y se agradece. Nada de cutreces. Aquí el prota es más chulo que un ocho y canta. Los ambientes son cool. La cámara y el montaje son impecables. Hay un villano bien interpretado (qué eficacia la de Eduard Fernández, pardiez), subtrama amorosa con chica éxotica (eh, ¿por qué no?) y una sensación generalizada de que se ha visto un porducto bien terminado que logra entretener sin problemas.

Es decir: la clase de film que hace industria y que esta cinematografía está necesitando.

De momento, vamos por buen camino.

Lo mejor: La peli tiene una solvencia yanqui excelente.
Lo peor: Tal vez le falte algo de ¿personalidad? al largo. Pero funciona, copón.