Hasta los soles más brillantes amanecen con sueño. Así me atrevería a definir "Tous les soleils". Una cinta que gira en torno a claroscuros típicos del momento en el cual pasas de los sueños a la realidad.

Alessandro (personaje principal sobre el que gira la trama), es uno de aquellos protagonistas que sabes que han pintado con pincel fino. Sacado de los brazos de las novelas de Philippe Claudel, tiene todos los detalles para que tardes días en olvidarlo. La vida truncada, las extravagancias constantes que se esfuerzan por ajustarse al mundo, la relación de padre viudo e hija adolescente, la lealtad entre hermanos... aderezado con el excelente Stefano Accorsi. Primer amanecer.

Crempano (hermano estrafalario y asocial), coprotagonista, que mantiene él sólo, una parodia aderezada de crítica social hacia su Némesis: Berlusconi. Como dije, la tan personal y particular actuación de Neri Marcorè (uno de los principales azotes de Silvio en Italia), zarandea al dictador Italiano en un pequeño piso de París, atiborrado de Óleos y libros desordenados. La carcajada silenciosa está asegurada. Segundo amanecer.

Ahora sumas rayos de sol que se siguen filtrando hacia tu retina, como la vieja caserona que comparten los amigos de Sandro, las reflexiones de Irina (su hija) siempre agridulce y real, la relación con los enfermos terminales, el descubrimiento de la música Barroca... Tercer amanecer.

Así pues, recomiendo encarecidamente esta cinta si quieres salir con una sonrisa del cine. No solo sus personajes te hacen ver los soles que reza su título, sino la cuidada fotografía y banda sonora de sus escenas, están acordes a las interpretaciones que aderezan.

Tan sólo el ritmo (lento en ocasiones, irritantemente descalabrado en otras) y los tópicos de las comedias románticas que aún no manejan bien los directores franceses, le hacen quedarse lejos de cintas como Amelie o Chocolat.

Pero, sinceramente, dudo que os pueda recomendar una historia más bien cuidada y terminada durante este verano 2011. Disfrutadla.