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España España · Salamanca
Voto de La Maga:
8
Thriller. Drama Tom Stall (Viggo Mortensen) vive tranquilamente con su mujer (Maria Bello) y su hijo en un pequeño pueblo de Indiana, donde casi nunca pasa nada. Pero un día, tras evitar un robo en su restaurante, no sólo es considerado un héroe por todos, sino que además atrae la atención de los medios de comunicación. En estas circunstancias, recibe la extraña visita de alguien que asegura conocer su pasado... (FILMAFFINITY)
18 de marzo de 2007
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Maria Bello y Viggo Mortensen brillan como matrimonio en lo último de Cronenberg.

Asentado como uno de los maestros modernos del cine de terror norteamericano, el canadiense David Cronenberg quizás sea el más original y personal de todos ellos. Es un director que ha superado siempre los límites y convenciones del género. Con Una historia de violencia, realiza una de sus pocas colaboraciones bajo la supervisión de un gran estudio (New Line), y aprovecha la oportunidad para trasladar parte de sus inquietudes a un público mayoritario, amén de derribar las críticas que señalaban que un gran autor no puede esconderse en la cueva de lo fantástico.

Tom está felizmente casado y tiene dos hijos. Regenta un restaurante en un pequeño pueblo de Indiana en el que nada malo parece que pueda pasar. El cómic de John Wagner y Vince Locke (Juez Dredd, Sandman…) le sirve al creador de la imprescindible Inseparables (1991) para adentrarse en el sueño americano. Con Lynch, Ford y Peckimpah como referentes, Cronenberg consigue aunar cine negro, western, melodrama y thriller en una espeluznante película sobre la omnipresencia de la violencia en nuestras vidas, su alienación inevitable y su poder. Cruda, descarnada y agresiva en sus planteamientos, las bases de la tragedia quedan expuestas a través de una resolución hipnótica y magnética, una trama bien hilada, enloquecida por un misterio desasosegante, sorpresivo, que crece sin interrupción hasta un clímax absorbente. La rudeza de una violencia tan gráfica nos hace preguntarnos: ¿violencia gratuita o elevada reflexión artística? La visión aséptica de unos personajes en circunstancias extremas, la ausencia de juicios, de buenos y malos, de lo correcto o incorrecto provoca al espectador al golpear sus instintos, con lo que las dudas bloquean su juicio crítico. La música de Howard Shore aporta el distanciamiento necesario.

La repulsión, el peso de la conciencia, las crisis de identidad, todos ellos temas recurrentes en la filmografía de Cronenberg, siguen presentes, pero esta vez a través de la exposición de un mayor realismo, una sencilla dirección, un montaje clásico de emociones más puras y viscerales, sin abandonar su habitual ingenio, explosivo y subversivo. Contundente, el director de La mosca (1986) y Crash (1996) huye del encasillamiento sorteando sus propios clichés, pero lo inverosímil de su historia acaba por enterrar su evidente complejidad, una carga de profundidad presente sobre todo en las escenas de sexo, dignas del más experto de los sociólogos. De todas formas, habrá que estar expectantes, pues es posible que una nueva etapa se abra en la carrera de este reputado autor.
La Maga
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