Estaba un día el señor Marv Newland sentado en su sofá, le entró un poco de mal cuerpo y fue al wc, se sentó en la taza y ¡ZAS! nació este corto.
Lo que más me ha gustado del corto ha sido ver el los líos que llevan por delante en las críticas hechas a este corto y como disfrutan algunos creyéndose intelectuales.
También tengo que añadir que esto es lo mismo que algunos intentos de arte moderno como:
Tirar una tarta contra la pared y dejarla ahí pegada, una cabeza de Lenin hecha con helados frigopié, ha quien le guste esto y pueda puntuarlo bien le doy mi enhorabuena, porque ve cosas donde no las hay.