La adaptación del clásico cuento de Collodi sufre de ciertos fallos que no le permiten convertirse en una adaptación que mejore lo que ya hemos visto. El argumento del filme goza de una fidelidad exquisita y calculada al detalle, lo cual este esmero constante y reforzado en todo momento hace que se contemple toda su puesta en escena con monotonía e insensibilidad. Ocurre esto porque no hay fuerza visual ni tampoco la intención de expresarle al público de una forma más empática el drama ocurrente que vive Pinocho en sus aventuras. El guion se interesa tanto en hacernos ver la metáfora y la moraleja de este clásico que finalmente acaba por notarse muy superficial. Y no ayudan nada algunas incongruencias argumentales en algunas resoluciones de conflictos. Otra de las cosas que adquieren un tono forzado para aparentar un aspecto reflexivo y maduro es el tratamiento de carácter esperpentico que reciben los personajes, siendo puramente literal en la forma de adaptarlos pero que no logran transmitir su importancia para el personaje. Sí que tiene de positivo sin ningún debate la ambientación y los lugares que se ven, siendo expresados con fantasía y con un realismo bien contextualizado. La adaptación de la obra de Collodi de Garrone no logra sumergir al espectador en la magia y en la ficción con la que nació Pinocho, volviéndose insustancial de principio a fin y puramente corregible aunque se tome su tiempo en fidelizar a la perfección su precedente literario.