Vaya por delante que se trata de una película sueca y, por lo tanto, una película lenta. Los planos largos y secuencias de diálogos parcos van de serie con el cine sueco. Será por el frío. Aquí estamos ante un exponente de como el cine nórdico explora su mitología del mismo modo que los anglosajones hacen con los zombis o los vampiros. Y lo hacen asimilando el mito a la cultura e idiosincrasia modernas. Está bien llevado, bien expuesto, con las explicaciones justas. Ambas realidades se acoplan bien y se muestran creíbles dentro de la fantasía. La subtrama de los pedófilos es la que cojea. Luego se atan cabos, pero la cosa ya es más abstrusa, no encaja tan bien, hay incoherencias. Pero como experiencia cinematográfica la recomiendo. Pocas veces un relato fantástico se ha tratado con tanta verosimilitud.